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POSCAMPAÑA

Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 23 de septiembre de 2018

      Montréal, QC, Canadá – Viajé a esta hermosa ciudad de uno de los países más avanzados del mundo al día siguiente que se realizaron las elecciones primarias del Partido Revolucionario Democrático (PRD) en las que, como candidato presidencial resultó vencedor Laurentino Cortizo, con más del 60% de los votos emitidos válidos.  La estructura y organización del mayor partido de Panamá se puso a prueba a todo nivel, pues casi el 60% de la membresía salió a votar, lo que no puede hacer ningún otro partido constituido (no sé si los que acaban de recibir el beneplácito del Tribunal Electoral lo hagan).  Varias lecturas se pueden hacer de estas elecciones primarias y desde la corta distancia me atrevo a elaborarlas.

En el PRD la campaña de #NoALaReeleccion no caló porque casi todos los diputados que fueron a por ella salieron de candidatos.  Incluso los que corrieron para varios puestos, como es el caso de Iván Picota (que corrió para alcalde y diputado) y de Zulay Rodríguez, que lo hizo para presidenta y diputado.  El resultado de tan amplía concurrencia a las urnas es parte de los “aportes” de esos diputados y representantes, que movilizaron por tierra, mar y aire a sus huestes, con prebendas o no.  Hay que reconocer que el candidato Cortizo hizo una larga y bien estructurada campaña proselitista, que se vio empañada por su negativa a participar en debates y de responder a entrevistas al final de la contienda.

Las nuevas reglas del Tribunal Electoral, si bien estrictas, resultaron efectivas, pues el jueves previo a los comicios tuvo que removerse toda la propaganda electoral en vallas y demás lugares visibles y también se dejaron de pasar cuñas de radio y televisión y de pautar avisos de prensa.

El discurso del triunfo ha sido señalado como plagio, lo que no se ajusta a la realidad.  Es muy probable que el señor Cortizo no tenga a los mejores logógrafos en su equipo.  En julio de este año el Tribunal Electoral invitó al destacado politólogo español David Redoli a dictar un taller sobre comunicación política y redacción de discursos, en el que participaron miembros de todos los partidos (incluyendo al FAD y Alianza) y también independientes y empresas de comunicación.  Era una forma de anticiparse a elevar los discursos políticos.  Estoy segura que quien le escribió el discurso del triunfo no fue a es taller.

El error de Cortizo no fue utilizar las mismas expresiones que recientemente (muy recientemente para que esté en la estrecha mollera de los arnulfistas) usó Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente electo de México, porque sus expresiones de “prohibido robar, prohibido, mentir y prohibido ser cobarde” no son privativas de AMLO, son principios universales adoptados por la Organización de Naciones Unidas (ONU).  Lo que le faltó al “speech writer” fue dar el crédito de donde se tomó, lo que no solo una muestra es cortesía sino de sapiencia.

Los que sí la botaron el día de las elecciones fueron los arnulfistas con un comunicado que a todas luces los retrata de cuerpo entero.  Sin guardar la gallardía que se merecen los adversarios, (más cuando fueron aliados todos estos años en la Asamblea Nacional y sus donativos perniciosos ayudaron a poner al Secretario General del CEN del PRD en 2016), publicaron una sarta de supuestos que refleja la clase de partido que son y nunca han dejado de ser: lúmpenes intelectuales (casi un oximorón) cuyas pobrísimas ejecutorias, sino nefastas, los señalarán por muchos años. Lo único de verdad que tenía ese comunicado era que aceptaba que su gobierno era una continuación del de Ricardo Martinelli, pues empezaron juntos hace 10 años a destruir al país. En más de una ocasión mencionaron los últimos 10 años de gobierno, como si las obras que han hecho hayan solucionado los graves problemas que confronta Panamá y que cada día se agudizan más por falta de planificación, falta de visión y por gobernar para unos pocos en detrimento de la mayoría, creando una desigualdad desproporcionada.

Vuelvo a recordar lo que escribió el pensador y filósofo italiano Umberto Eco antes de morir: “las redes sociales le dan espacio a legiones de idiotas y que no permiten conocer quién está diciendo una imbecilidad”. De éstas vamos a ver mucho en la próxima campaña electoral.  No contribuyamos a la imbecilidad que ya se ha apoderado del Internet (y de algunos aspirantes, uno en especial que no ha podido ni planificar un barrio excepcional como El Cangrejo y quiere ser presidente). Será para ahogarnos a todos.