¡QUÉ AÑO!
Por Mariela Sagel, El Siglo, 13 de marzo de 2017
A principios del mes de abril se cumplirá un año en que se dieron a conocer a nivel mundial los #PanamaPapers y el señor Fonseca no podrá celebrarlo con un dulce de Momi, como hizo cuando se cumplieron 6 meses, alegando que no se le había probado nada. Es impresionante el anclaje y la profundidad de la corrupción en este país –y en otros del continente y del mundo – y pareciera que la mayoría de las personas no están conscientes del nivel de expectativa ciudadana que debe exigir, a gritos, más transparencia y más ética.
En un año se han destapado uno tras otro escándalo tras escándalo, todos vinculados a la corrupción, y seguimos tan tranquilos, cuando deberíamos estar exigiendo al gobierno que corrija el rumbo del país. Siguió a los #PanamaPapers lo de la Lista Clinton, ahora Odebrecht y para culminar con bombo y platillo, los generosos “donativos” de los diputados de la desprestigiada Asamblea Nacional.
Algunos se rasgan las vestiduras alegando que hay un complot para dañar a nuestro país, lo que no es cierto. Si aquí llueve, en otros países no escampa. Parece ser una corriente mundial y global. Hay 12 países en América Latina tocados por la mano generosa de Odebrecht, líos en Corea del Norte, descalificaciones en las próximas elecciones de Francia, y la lista sigue. Ni mencionar a Trump y su nefasta elección. La diferencia es otros países enfrentan de manera diferente los problemas: en Perú el presidente Kuczynski declara “muerte civil” para corruptos y aquí las autoridades obstaculizan las investigaciones en todos los casos pendientes.
La población parece no sentir cómo la corrupción los afecta. Si no hubieran costado tanto las obras construidas, se pudo haber mejorado el sistema de suministro de agua, o las condiciones deplorables de las escuelas públicas, prestar mejores servicios médicos y así ad infinitum. Se conforma con decir: robó pero hizo, lo que es inaceptable. Es hora de que los ciudadanos exijamos un alto a tanta inequidad que hay en este país de rascacielos.