Publicado en La Estrella de Panamá Vida y cultura

QUEREMOS MÁS GUAPOS DE LEYENDA

Por Mariela Sagel, en La Estrella de Panamá, 2 de mayo de 2021.

No acostumbro a hacer artículos que tengan continuidad, pero me ha divertido tanto a este tema (y a mis lectoras, sobre todo) que ha valido la pena repasar los guapos que nos quitaban el aliento en las películas de hace más de 15 años.

Richard Gere, nación en Filadelfia, en 1949 en el seno de una familia judía.

     Lo retomo por Richard Gere, arrebatadoramente insolente, rebelde, explícitamente sexual y romántico, que conmocionó a hombres y mujeres.  Nació en Filadelfia en 1949 de una familia judía y estudió música (toca la trompeta y el piano) y filosofía, pero se desencantó y entró a clases de actuación en Massachusetts, actuando por primera vez en “Grease”, en Londres.  Luego se estrenó con “Quiero la verdad”, “Buscando al sr. Goodbar” con Diane Keaton y “Días del cielo”.  Pero la suerte le vino del cielo en un papel que rechazó John Travolta, “American Gigolo”.  La película fue de tanto impacto que se convirtió en objeto de deseo para doñitas que la veían a escondidas de sus maridos.  Siguió con “Oficial y Caballero”, en la que la canción “Up where we belong” obtuvo un Óscar y un Globo de Oro.  De allí fue todo en ascenso: “Vivir sin aliento”, “Cotton Club” y “Atrapados sin salida”.

     Pero su gol magistral fue sin duda “Pretty Woman”, que lanzó al Olimpo hollywoodense a Julia Roberts. Siguieron otros papeles menos importantes hasta que apareció en el musical “Chicago”.  En “La gran estafa” Gere protagonizó a un escritor que le hizo creer a una editorial que estaba autorizado para escribir la biografía de Howard Hugues y ha sido uno de sus mejores papeles.

     Interpretó una historia real en “A la sombra del cazador” como reportero de guerra en el conflicto de los Balcanes.  Estuvo casado con la también sexy y guapa top model Cindy Crawford y ahora con la actriz Carey Lowell.  Es budista convencido, íntimo del Dalai Lama y fundó la Gere Foundation que vela por los derechos del pueblo tibetano.  Hoy, con más de 70 años sigue haciendo suspirar a muchas mujeres.

Mel Gibson, su familia se trasladó a Australia cuando él tenía 12 años.

     Ahora le toca a Mel Gibson, inolvidable en “Gallipoli” y “El año que vivimos en peligro”, donde despliega todas las cualidades de una estrella: belleza, personalidad, presencia y aptitudes.  Nacido en Nueva York en 1956, su familia se trasladó a Australia cuando él tenía 12 años para que no tuvieran que hacer el servicio militar sus hermanos y él y menos combatir en la ignominiosa guerra de Vietnam. Iba a estudiar periodismo, pero una de sus hermanas (eran once) lo matriculó en el Instituto de Arte Dramático de Sydney.  Interpretó varios papeles como en “Mad Max” hasta deslumbrarnos en “Galipolli”, película basada en la batalla de los Dardanelos de 1915, cuando Inglaterra quiso controlar ese estrecho durante la I Guerra Mundial. De allí siguió con “El año que vivimos en peligro”, una historia de amor que se desarrolla en la guerra civil de Indonesia y estelariza a Sigourney Weaver como empleada de la embajada británica.  Después de varios filmes, llegó “Arma letal”, que fue su disparo al éxito.  Protagonizó “Hamlet”, un caso extraño en su filmografía más enfocada a títulos comerciales y después debutó como director con “El hombre sin rostro”, donde tiene el papel principal y de allí se lanzó a dirigir la ambiciosa “Braveheart”, basada en la vida de William Wallace, libertador de Escocia, por el que obtuvo los Oscar como mejor director y mejor película.

     Vino entonces la polémica “la pasión de Cristo” y dirigió “Apocalypto”.  Católico, apostólico y romano, está casado hace veintisiete años con una enfermera anglicana y tienen en total siete hijos.  Es otro gran filántropo, y ayuda con millones de dólares a obras de caridad que atienden a los niños desfavorecidos.  Se dice que tiene los ojos más azules del cine desde Paul Newman.

     Cary Grant sigue en la lista, el hombre más elegante de Hollywood, con buenas maneras, pelo negro peinado a la perfección.  Inglés nacido en 1904 de una familia pobre de solemnidad tuvo muchas carencias de niño.  Con tan solo nueve años se le dijo que su madre había fallecido, y no fue así, pues quince años después su padre le reveló que estaba en una institución mental.  Él la sacó de allí y la atendió por el resto de los cuarenta años que ella vivió.  Tales angustias lo empujaron a frecuentar ambientes artísticos y se unió a una compañía de music halls de Londres.  Con ella viajó a Estados Unidos, en 1920, dándose cuenta de que esa era la tierra que le daría fama y fortuna.  Hizo los oficios más humillantes para sobrevivir.  Con gran esfuerzo llegó a Hollywood, donde después de varios papeles se estrenó con Katherine Hepburn en “La gran aventura de Silvia”.

     El escurridizo Oscar se le escapó dos veces, pero en 1970, cuando ya estaba retirado, la Academia le entregó un Oscar Honorífico por su brillante carrera, y le tocó el honor de hacerlo a su amigo Frank Sinatra.  Entre sus muchos casamientos está el que tuvo con la millonaria Barbara Hutton, gran amante de Tánger, Marruecos, a quien apodaban “la Reina de Medina” y que llevó una vida de excesos en la entonces ciudad internacional.  Siempre se dijo que era bisexual y hay historias para llenar libros sobre el tema, pero su tercera mujer dijo, categóricamente, que no tuvo tiempo de pensar en eso porque estaban todo el tiempo haciendo el amor.  Murió a los ochenta y dos años, el 28 de noviembre de 1986.

Charlton Heston se dio a conocer por Moisés, en «Los diez mandamientos».

     Ahora voy con Charlton Heston, abanderado de la libre tenencia de armas por el provocador Michael Moore en “Bowling for Columbine”.  Se dio a conocer por Moisés en “Los diez mandamientos”, “Ben Hur” y el Rodrigo Díaz de Vivar de “El Cid”.  Muy masculino, fue un actor memorable que nació en Evanston, Illinois, en 1924 y apoyó decisivamente tanto la campaña presidencial de John F. Kennedy como el movimiento y marchas que liderizó Marthin Luther King, pero después tuvo un giro a la derecha, ostentando un cargo público en la presidencia de Ronald Reagan y aplaudió a los Bush.

     Estudió arte dramático y oratoria gracias a una beca en la universidad de Evanston, sirvió en la fuerza aérea y de allí pasó a ser modelo publicitario después de la II Guerra Mundial. De esos anuncios, en una audición saltó a “Marco Antonio y Cleopatra” y su verdadero debut exitoso fue la cinta de Cecile B. DeMille “El mayor espectáculo del mundo”.  Trabajó bajo la dirección de Orson Welles en “Sed de mal”, junto a Marlene Dietrich y Janet Leigh, estuvo en “Horizontes de grandeza” junto a Gregory Peck.  Actuó también en otro éxito de taquilla, “El planeta de los simios”. Después de un tiempo, cayó en brazos de las series de televisión como “Dinastía” y “Los Colby”.  Ha escrito varias autobiografías y estuvo casado desde 1944 con la misma mujer.  Falleció el mismo año en que se publicó este libro, tras años de padecer de Alzheimer.

     Rock Hudson, tan bello y gigante, fue obligado a casarse con su secretaria para que le quitaran el estigma de homosexual que impone la doble moral de Hollywood. Nació en Illinois en 1925, sirvió en la marina y se fue a los Ángeles decidido a ser actor.  Probaba suerte en cualquier audición y mientras tanto sobrevivía trabajando de camionero, cartero o taxista.  La fama le llegó con “Obsesión” en 1954 y tres años después con la adaptación de la novela de Ernest Hemingway “Adiós a las armas”.  Pero su favorita y por la que siempre será recordado fue “Gigante”, junto a Elizabeth Taylor.  Después se decantó por las comedias y hay tres memorables junto a Doris Day: “Confidencias a medianoche”, “Pijama para dos” y “No me manden flores”. Actuó en otras igualmente exitosas, junto a Gina Lollobrigida.

     En los años ochenta actuó en “Querido profesor” de Roger Vadim y de allí pasó a las series televisivas como la serie McMillan.  Fue entonces donde se le manifestó el SIDA, aunque eso no le impidió actuar en “Dinastía”.  Hizo pública su homosexualidad, así como su enfermedad, para crear consciencia de este letal virus.  Murió en California en 1985 a los cincuenta y nueve años.  Fue un actor desaprovechado que teniendo que llevar una doble vida supuso un gran escollo para desarrollar su trabajo.  Su último novio recibió varios millones de dólares en herencia.

     Y aquí terminamos, faltándonos Steve McQueen, el de La Huída de Sam Peckinpah a la que cuanta Luis Eduardo Aute, Paul Newman, Brad Pitt, el bellísimo y arrugadísimo Robert Redford, Robert Taylor y Denzel Washington, cuyos pormenores los tendrán que encontrar en este invaluable libro de Javier Menéndez Flores, que ya va siendo hora de que lo actualice y añada a los guapos que hoy nos quitan el sueño.  Yo me atrevería a recomendarle unos cuantos, tanto españoles como de otras nacionalidades que, con el desplazamiento hacia otras filmografías, superan en belleza y talento a estos “Guapos de leyenda” que necesitan un “remake”.  A ver Javier cuándo te animas.