Mariela Sagel
Facetas, 26 de febrero de 2012
Enrique Krauze no es un autor desconocido en el mundillo literario, mucho menos en el que se ciñe a la historia. Ha publicado desde que tenía 24 años y aún no cumple 65. Se graduó de ingeniero en la UNAM y entró al prestigioso Colegio de México a hacer un doctorado en historia y a partir de allí ha sido profesor tanto en esa universidad como en otras de mucho renombre. Entró a Vuelta, la revista que formó Octavio Paz y allí estuvo por más de veinte años. Actualmente es director de la revista Clío así como Letras Libres, que circula en países hispanohablantes.
Krauze no es un improvisado en estos temas históricos. En 1998 ganó el premio que anualmente otorga la editorial Tusquets a la mejor biografía por su obra Siglo de Caudillos. Pertenece a la Academia Mexicana de la Historia, y le adornan otros galardones que reconocen las destacadas aportaciones que los mexicanos realizan al desarrollo cultural y social del país.
Algo que me resultó interesante fue la gran conjugación que hace de los ideales educativos y culturales con los de poder y dominio, y eso se traduce en estas 12 biografías de Redentores, que ya está disponible inclusive en inglés. Sería interminable detallar todas las obras que ha escrito porque cada año saca un libro.
En una acalorada defensa que hizo de por qué apoyaba a Javier Sicilia, siendo ambos adversarios desde en la religión hasta en las ideas políticas (Krauze es judío y Sicilia un místico cristiano) arguye que lo hace en solidaridad por el dolor de la pérdida de su hijo y porque, sacando fortalezas de su fé –que es donde se basa la espiritualidad— ha convertido la ira en acción cívica. Acierta al decir que “ni Sicilia, con su genuina alma franciscana, puede cerrar sus ojos a la existencia del mal”. También lo apoya porque su movimiento ha sido espontáneo y que no tiene tintes partidistas y busca el fortalecimiento de la sociedad civil y confía que pueda encontrar una narrativa política y moral que se enfrente al inmenso poder de la delincuencia organizada y todo lo que involucra los negocios ilícitos. Coincide con el poeta en que ambos siguen una corriente de anarquismo cristiano, que proviene de Tolstoi y se inspira en Gandhi, con la que siempre ha simpatizado. Es interesante ver cómo coinciden dos posturas antagónicas alrededor del respeto a la diversidad y la pluralidad.
Redentores ha sido comentado en varios medios, el más conocido es el que publicó Mario Vargas Llosa en El País. Me pregunto si Vargas Llosa hubiera sido tan generoso si no lo retratara como un evolucionista en su pensamiento liberal y, en cambio, crítica a su íntimo enemigo, Gabriel García Márquez, por su respaldo a Fidel Castro. Pero esa reseña también vale la pena leerla, donde destaca que el libro lo deben leer todos los que piensan que “la historia de América Latina es una obra maestra de la sinrazón, un producto del puro instinto y de la fuerza bruta”.