MARIELA SAGEL
La Estrella de Panamá, 30 de octubre de 2011
Leonardo Da Vinci nació 40 años antes que Cristóbal Colón llegara a América y fue un observador agudo, que desmembró la anatomía humana en sus dibujos y códices, se internó en las posibilidades inventivas de la mecánica en una época donde aún se creía que la Tierra era plana. Como era zurdo, escribió de derecha a izquierda y fue un pintor que marcó pautas, especialmente en los retratos y las obras sacras, que ensalzaban a la Virgen. Sus principales mecenas fueron los Médici, una familia poderosa de Florencia que además de apoyar el arte y la arquitectura, produjo tres papas.
En la primera parte de la exposición se contraponen las fechas desde que nace y posteriormente muere Leonardo, con los acontecimientos que se sucedían en Europa y el nacimiento de aquellas personas que marcaron pautas, como lo fue Albert Durero, Nicolás Maquiavelo, o el mismo Miguel Ángel, que comparte con él la consideración de ser de los pintores más importantes que ha dado la historia, aún cuando las pinturas de Da Vinci no fueron muchas.
Se avanza en el relato interpretativo de lo que fueron sus apuntes, plasmados en los famosos códices, que abarcaron varios volúmenes. Se muestran los aspectos prolíficos del hombre del Renacimiento, de múltiples talentos, genio universal, que estudió incisivamente —dada su infinita capacidad creativa— las disciplinas de filósofo, ingeniero e inventor. El montaje incluye visitas guiadas, conferencias con expertos en el tema, actividades lúdicas con los niños que van a ver la exposición y eventos que evocan el Renacimiento. Los colegios públicos y privados organizan giras para experimentar esta magnífica oportunidad de aprender y de recrearse. Esta exposición nos lleva de la mano por todas las exploraciones que él emprendió y que lo han colocado en el sitial de genio.
La muestra es auspiciada por varias empresas privadas, el Despacho de la Primera Dama, el Instituto Nacional de Cultura, el Ministerio de Educación y otras entidades. Sería conveniente que, aprovechando la coyuntura de sumar voluntades en pro de la cultura, los patrocinadores dejaran un legado y puede ser el de reparar algunas partes de esta estructura que fue destinada para honrar la memoria de una de nuestras más destacadas antropólogas.
Cabe recordar que ese edificio fue construido durante el mandato de las Moscoso, siendo sufragado con fondos de Taiwán y posteriormente sujeto de un escándalo al que nadie ha dado seguimiento. En el gobierno de Torrijos la primera dama trasladó para allá el patrimonio del Museo Antropológico, que fue desvencijado en 2001 y saqueadas sus piezas de oro, sin que a la fecha se sepa la verdad de ese funesto acontecimiento.
Dentro de los problemas que tiene el edificio que alberga la exposición —le llaman edificio enfermo, porque tiene serias fallas— está que las rajas de la estructura se ven de lejos y desluce que la pintura está muy deteriorada. La exposición no tiene mayores fallas, pero las instalaciones del edificio, como los baños, están en estado deplorable que son de carácter administrativo (no hay papel higiénico).
Valdría la pena que esta excelente iniciativa de las instituciones culturales y el Despacho de la Primera Dama se pudiera capitalizar para constituir un apoyo permanente a este y otros museos, para que funcionen como los que existen en los países del primer mundo, porque esta exposición del Genio de Leonardo, es una muestra de primer mundo.