Por Mariela Sagel
La Estrella de Panamá, 10 de noviembre de 2013
Este próximo 13 de noviembre se conmemora el Día del Periodista en Panamá. La conmemoración cae en esa fecha para recordar el día de la muerte del periodista Gaspar Octavio Hernández, en 1918, quién murió en ejercicio de sus funciones y jefe de redacción de este diario.
Serán muchas las celebraciones, especialmente durante este año que a los periodistas y a los gremios se les han profesado las mayores ofensas que se recuerden. Aún tenemos pendiente el compromiso que adquirió el presidente Martinelli el año pasado, cuando ofendió de manera flagrante al periodista Hugo Enrique Famanía, y muchos caminamos desde la Plaza Cinco de Mayo hasta la Presidencia en protesta por el atrevimiento que tuvo el mandatario en una conferencia de prensa. Estando en la Catedral entró una comitiva a Palacio, se tomaron fotos, intervino la Primera Dama y se acordó una propuesta de respeto para que no se siguiera ofendiendo a los profesionales de la pluma. Hasta la fecha, no se conoce si se ha cumplido este acuerdo, si éste existe y como muchos otros que iré desgranando en cada uno de mis artículos, ni se ha divulgado a lo que se comprometió el inquilino de las Garzas.
Pero siempre hablamos de los profesionales de la pluma y olvidamos a los reporteros gráficos, a los fotógrafos que dejan su vida, muchas veces, en reflejar un momento, como lo fue izar la bandera en la cerca que separaba la Zona del Canal de Panamá el 9 de enero de 1964 y que recorrió el mundo entero (fue portada de Time), la histórica foto del Ché Guevara en la Plaza de la Revolución en 1960, tomada por Alberto Korda, que es hoy reproducida como símbolo de rebeldía y hasta de identidad, o la de Jackie Kennedy con su vestido salpicado de la sangre de su marido. De igual forma, la de Marylin Monroe levantándose la voluptuosa falda y otras famosas que han sido reproducidas una y mil veces, se han convertido en símbolos y en emblemas de países, causas e ideologías.
Uno de esos reporteros gráficos a quien se le ha rendido un merecido homenaje iniciando esta semana por parte del Colegio Nacional de Periodistas es Ruperto Miller. De larguísima trayectoria en el medio impreso, no ha dejado que la tecnología lo amedrente y está al día con ella y ya forman parte de un pasado elocuente sus fotos tomadas con rollos de películas y a veces reveladas por él mismo. Miller fue reportero del diario La República, cuyo último ejemplar salió el 20 de diciembre de 1989 y contó el día de su homenaje cómo fue que tomó las fotos que ilustraron las noticias de ese día.
Le tocó a otro colonense fotógrafo, Ricardo Watson, de gran fama, no solo en el ámbito nacional sino internacional, ofrecer el acto, que estuvo complementado con fotos (algunas en blanco y negro) tomadas por Miller. Watson estuvo el día que Richard Nixon renunció a su cargo de Presidente de los Estados Unidos por el escándalo de Watergate. De igual forma presenció la boda de la princesa Diana de Gales y escuchó a Bill Clinton negar su relación con la becaria de la Casa Blanca, para después aceptarla. Pasó dos semanas en la India con la madre Teresa de Calcuta y tiene un montón de otras instancias que ha ido recogiendo por el mundo y que ha puesto a disposición de los que laboran en este diario hace unos años, donde vino a laborar.
Ricardo Watson, además de haber estudiado en la prestigiosa American University, ha sido reportero de la revista Time y mantiene una estrecha relación con el presidente Clinton. Ha viajado muchas veces en el Air Force One y su labor lo ha llevado a cubrir acontecimientos en más de 50 países.
Este reconocimiento a Ruperto Miller y la oportunidad de ofrecer el acto a Ricardo Watson son los que merecen que se celebre como es debido el Día del Periodista.