Vida y cultura

Siguiendo por Bulgaria

Publicado por Mariela Sagel, el 6 de diciembre de 2023.

En agosto publiqué una reseña de mi viaje por Rumania, que tuvo una extensión a Bulgaria, pero tantas cosas que pasan en este lado del mundo me impidieron seguir contándoles de ese circuito indispensable para conocer Eurasia, algunos de cuyos países estuvieron bajo la égida soviética después de terminada la II Guerra Mundial.

La Bulgaria moderna es parte de la Unión Europea, la OTAN, Naciones Unidas y la Organización Mundial de Comercio y geográficamente conforma Europa Oriental, Meridional y del Sudeste.  Limita con Rumania al norte (gran parte de su geografía la define el río Danubio), Serbia y Macedonia al oeste, Grecia y Türkiye al sur, y con el Mar Negro al este, siendo ése el límite oriental del país.  Su capital es Sofía, moderna, vibrante y llena de contrastes.

Sus orígenes se trazan al siglo VII y el estado y la etnia búlgara conservan las tradiciones del Primer Imperio Búlgaro (681-1018) que abarcaba a los Balcanes y era un centro medular para los eslavos en la Edad Media.  El Segundo Imperio Búlgaro (1185-1422) cayó en manos de los otomanos y así permaneció por cinco siglos.  El principado autónomo de Bulgaria, creado en 1878, alcanzó su plena soberanía en 1908.  Después de la Segunda Guerra Mundial pasó a ser un estado socialista y formó parte del Bloque del Este, hasta 1989-1990, cuando el partido comunista permitió elecciones multipartidistas y Bulgaria tuvo una transición a la democracia parlamentaria y la economía de libre mercado.

UN POCO DE HISTORIA

Sus asentamientos se remontan a la cultura neolítica y posteriormente a la Edad de Bronce.  Los tracios, uno de los tres principales grupos ancestrales de los búlgaros modernos, vivieron separados en varias tribus hasta el 500 a. C., cuando el rey Teres I unificó a la mayoría de ellos en el Reino odrisio. En el año 600 fueron sometidos por los griegos y más tarde por los romanos. Después de emigrar de su patria original, algunos grupos de eslavos meridionales se asentaron en el territorio de la actual Bulgaria durante el siglo VI y se mezclaron con los tracios «romanizados». Finalmente, la élite de los búlgaros incorporó a todos ellos en el Primer Imperio Búlgaro.

La denominación Primer Imperio búlgaro se refiere a dos de dos estados medievales sucesivos —el kanato búlgaro del Danubio (681-864) y el zarato búlgaro (864-1018)— gobernados por una aristocracia proto búlgara de boyardos inicialmente tengristas que reinaron a ambos lados del Bajo Danubio, sobre poblaciones eslavas, valacas, griegas, albanesas y otras ya cristianas.

Los proto búlgaros eran un pueblo nómada y belicoso procedente de Asia Central, emparentado con los hunos. De hecho, los primeros janes proto búlgaros hacían remontar sus orígenes al huno Atila. 

El líder Tervel (700-721), fijó las fronteras y consolidó su posición en los Balcanes, convirtiendo al país en una gran potencia militar. Bulgaria entró en un período de varios siglos de relaciones a veces amistosas, pero en su mayoría hostiles, con el Imperio bizantino, emergiendo como su principal adversario en el norte. Los búlgaros, sin embargo, salvaron a Constantinopla, especialmente durante el segundo asedio árabe de la capital imperial (717-718), cuando rompieron el asedio y tras derrotar a un ejército de 26,000 hombres dispersaron a los asaltantes, eliminando así la amenaza de una invasión árabe a gran escala hacia Europa Central y Oriental.​ Constantinopla, por su parte, ejerció una fuerte influencia cultural, arquitectónica, religiosa y literaria en Bulgaria.

Después de la adopción del cristianismo ortodoxo oriental en 864, Bulgaria se convirtió, durante un cierto tiempo, en el centro cultural eslavo de Europa. Logró una brillante ósmosis entre sus diferentes componentes, adoptando el nombre de su nobleza fundadora, la lengua de la mayoría eslava de sus súbditos y la fe cristiana del rito griego, una síntesis del tengrianismo* y la mitología eslava que dio origen a un cristianismo nacional que influiría en sectas gnósticas surgidas en la región siglos posteriores.​ 

En 1185 los nobles de la dinastía Asen, Iván Asen I y Pedro IV, organizaron un gran levantamiento que logró restablecer al Estado búlgaro, marcando el inicio del Segundo Imperio Búlgaro.  La dinastía Asen estableció su capital en Veliko Tarnovo. Kaloyan, el tercero de los monarcas de Asen, extendió sus dominios a Niš, Belgrado y Skopie (hoy la capital de Macedonia), reconoció la supremacía espiritual del papa y recibió una corona real de un legado apostólico.​ El crecimiento cultural y económico se mantuvo con Iván Asen II (1218-1241), quien extendió su control sobre Albania, Epiro, Macedonia y Tracia. 

En 1393, los otomanos tomaron Tarnovo, la capital del Segundo Imperio Búlgaro, después de un asedio de tres meses. En 1396, el Zarato de Vidin cayó tras la derrota de una cruzada de cristianos en la batalla de Nicópolis. Con esto, los otomanos finalmente subyugaron y ocuparon Bulgaria. ​ 

El despertar nacional de Bulgaria fue uno de los factores clave en la lucha por la liberación, resultando en la sublevación de abril de 1876, la rebelión búlgara más grande y mejor organizada de todas. Aunque fue derrotada por las autoridades otomanas, el levantamiento llamó a las grandes potencias a actuar. En 1876, convocaron a la Conferencia de Constantinopla, pero sus decisiones fueron rechazadas por las autoridades otomanas, lo que permitió al Imperio ruso buscar una solución por la fuerza sin correr el riesgo de una confrontación militar con otras grandes potencias (tal y como había sucedido en la Guerra de Crimea, de 1854 a 1856).

La guerra ruso-turca (1877-1878) dio como resultado la derrota de las fuerzas otomanas por el ejército ruso (apoyado por fuerzas voluntarias de Bulgaria y Rumania) y el Tratado de San Stefano (3 de marzo de 1878), que enunciaba la creación del Principado autónomo de Bulgaria. Las grandes potencias inmediatamente rechazaron el Tratado, por temor a que un país tan grande en los Balcanes pudiese poner en peligro sus intereses. 

En los años siguientes a la declaración de independencia, Bulgaria se convirtió en una nación cada vez más militarizada: se la conocía como la «Prusia de los Balcanes». En 1912 y 1913, Bulgaria libró las guerras balcánicas, en un principio coligada con Grecia, Serbia y Montenegro contra el Imperio otomano. El ejército búlgaro venció en la primera guerra de los Balcanes, pero a continuación surgió un conflicto sobre la división de Macedonia entre los aliados victoriosos. La segunda guerra de los Balcanes concluyó con una gran derrota para Bulgaria, a la que atacaron casi simultáneamente sus vecinos. En la Primera Guerra Mundial, Bulgaria nuevamente se encontró luchando en el lado perdedor como resultado de su alianza con las Potencias Centrales. A pesar de lograr varias victorias, Bulgaria perdió la guerra y sufrió importantes pérdidas territoriales y de combatientes.

En 1941, un año después de recuperar el control sobre la Dobruya meridional, Bulgaria entró en la Segunda Guerra Mundial como una de las Potencias del Eje. Sin embargo, se negó a participar en la Operación Barbarroja y nunca declaró la guerra a la Unión Soviética, además de salvar de la deportación a su población judía hacia los campos de concentración al posponer repetidamente el cumplimiento de las demandas alemanas, ofreciendo diversos argumentos. 

En septiembre de 1944, el movimiento comunista del Frente de la Patria tomó el poder, tras una serie de huelgas y disturbios, poniéndole fin a la alianza con la Alemania Nazi y uniéndose a los Aliados hasta el final de la guerra en 1945. El levantamiento comunista del 9 de septiembre de 1944 condujo a la abolición del estado monárquico, pero no fue hasta 1946 en que se estableció la República Popular de Bulgaria, bajo la influencia soviética, con Georgi Dimitrov (1946-1949) como el líder político de Bulgaria. 

En junio de 1990 tuvieron lugar las primeras elecciones libres, ganadas por el ala moderada del Partido Comunista (el Partido Socialista Búlgaro).​ En julio de 1991, se adoptó una nueva constitución que reducía los poderes del presidente y dejaba al primer ministro bajo la inspección de la asamblea legislativa. 

Bulgaria comprende partes de las antiguas regiones conocidas en la época clásica como Mesia, Tracia y Macedonia. Los montes Balcanes (llamados localmente Stara Planina) atraviesan el país de oeste a este por el centro del territorio, al norte del valle de Rose. Las colinas y llanuras se encuentran al sureste, a lo largo de la costa del mar Negro y a lo largo de río principal de Bulgaria, el Danubio, al norte. Strandzha es la montaña más alta en el sureste. 

NUESTRO BREVE PASEO

Cruzamos la frontera con Rumaníay nos esperaba una guía estupenda, con un impecable español.  Apenas éramos cuatro, una pareja con su hijo artista.  Una vez en territorio búlgaro visitamos el pueblo de Arbanassi, que es una espléndida ciudad museo y parte del municipio de Veliko Tarnovo, situado en una meseta entre las grandes ciudades de Veliko Tarnovo (cuatro kilómetros de distancia) y Gorna Oriajovitsa. Es conocido por su rica historia y la gran cantidad de monumentos históricos, como las iglesias de los siglos XVII y XVIII y ejemplos de la arquitectura del renacimiento nacional búlgaro, que lo han convertido en un popular destino turístico.  Tuvimos la ocasión de visitar la fortaleza de Tsarevets, que es una fortaleza medieval situada sobre una colina con el mismo nombre en el norte de Bulgaria. Durante el Segundo Imperio Búlgaro se convirtió en la principal fortaleza y el baluarte más fuerte desde 1185 hasta 1393, encontrándose allí el palacio real y patriarcal.

Para mi deleite, en Bulgaria la carne principal es el puerco, así que me di gusto.  Seguimos a la ciudad de Veliko Tárnovo que es el centro cultural del norte de Bulgaria. Situada a unos 250 km de Sofía y a orillas del río Yantra, la ciudad fue fundada por los tracios y en la época de mayor esplendor del Segundo Imperio búlgaro en la Edad Media fue la capital del país.

Salimos para visitar Plovdiv, la capital de la provincia de Plovdiv que es la segunda ciudad más poblada del país, después de la capital, Sofía. Está situada en las tierras bajas de Tracia, a la orilla del río Maritsa y de las siete colinas.  La ciudad fue, junto con la italiana Matera, Capital Europea de la Cultura en 2019. Allí estuvimos maravillados en el Museo Etnográfico y la iglesia de Constantino y Elena, el anfiteatro romano, la casa de la Lamartine y la mezquita Jumaya.

Procedimos hacia Sofía no sin antes visitar el monasterio de Rila, el más importante de Bulgaria, y su complejo anexo (hasta vimos una boda). Deambulamos por peatonales llenas de gente y de tiendas para terminar en el edificio neo bizantino Alexandre Nevski, la iglesia de Santa Sofía y la iglesia circular de San Jorge.

La población búlgara es mayoritariamente ortodoxa y es la iglesia eslava más antigua, aunque Bulgaria se considera un estado laico.  En Estambul hay una iglesia búlgara totalmente hecha de hierro, con hermosos vitrales, en el barrio de Fener, sobre el Cuerno de oro.  Se eligió una estructura de hierro en lugar de hormigón debido a la debilidad de los cimientos del sitio. 

Las piezas prefabricadas se produjeron en Viena y se transportaron a Estambul por barco a lo largo del Danubio y el Mar Negro. Después de un año y medio, se completó en 1898. El esqueleto principal de la iglesia estaba hecho de acero y cubierto por tablas de metal. Todas las piezas de metal se unieron con tuercas, pernos, remaches o soldadura. Su estilo arquitectónico está inspirado en el Neogótico y neobarroco.

En la década de 1980, Bulgaria era conocida como el Silicon Valley del Bloque del Este, debido principalmente a la exportación a gran escala de tecnología de informática hacia los miembros del Consejo de Ayuda Mutua Económica. 

Un tema que siempre surge cuando se habla de estos países es el de los gitanos, que no representan una mayoría en la población, pero que de alguna manera son más vistos que en otros países.  La mayoría de los gitanos en Europa viven en España, Italia, Francia, Rumanía, Bulgaria, Hungría y Serbia.  Nos encontramos con algunos, que son fácilmente distinguibles y no representan ningún peligro de agresión.

Bulgaria, el país de las rosas, donde se consiguen toda clase de productos hechos en base a ellas, es muy hermosa y apetecible para ir cerrando el circuito de los países que, en su momento, fueron parte del imperio otomano.

*El tengrianismo o tengrismo es una religión tradicional de pueblos, túrquico-mongol, de tiempos antiguos, antes de que se convirtieran a las religiones de las sociedades sedentarias a las que invadían. Se basa, de manera principal, en la creencia en el Dios Cielo (Tengri o Tangri, Tanrı, Tangra). En esta religión, de carácter disperso, no hay sacerdotes ni clérigos, y tampoco hay una dimensión de extender la creencia a otras personas o pueblos. 

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