MARIELA SAGEL |
Facetas, 22 de enero de 2012
En la obra aparecen personajes históricos como Juan Calvino, William Shakespeare y Nostradamus
Desde que empecé a escribir artículos de opinión y reseñas de libros, me apegué al tipo ‘Courier new’, y siempre mando mis textos en ese formato. No recuerdo si ésa era la tipología que usaba la máquina de escribir, porque esto de escribir lo tengo desde la secundaria. Pero a partir de 1987 todos mis artículos han sido escritos en un ordenador (computadora).
Una de las cosas que más me sorprendió del libro La biblioteca de los muertos fue que la pista que llevó al agente del FBI (Federal Bureau of Investigation) Will Piper a descubrir quién era el que se anticipó a advertirle a seis personas sobre su muerte mediante una postal, usaba esa tipología. El artífice era un guionista frustrado y en el ámbito de los guiones, es el tipo que se estila.
La inclusión de Juan Calvino, William Shakespeare y Nostradamus en El libro de las almas tiene sentido desde el punto de vista que los tres fueron contemporáneos de algunos de los personajes en forma determinante y estuvieron en Francia e Inglaterra, donde se gestó la terrorífica biblioteca que predestinaba cuándo nacían y cuándo morían todos los habitantes del planeta.
Juan Calvino vivió entre 1509 y 1564, oriundo de Francia, es uno de los padres de la Reforma Protestante. Fue un teólogo religioso a quien se le atribuye la doctrina que se conoce como el ‘calvinismo’.
William Shakespeare, el escritor de más renombre en Inglaterra y por ende, de la lengua inglesa, nació en 1564, justo el año que murió Calvino y fue dramaturgo, actor y poeta. Cooper lo mete en el rompecabezas de la trama de El libro de las almas mediante un soneto que parecería que fue inspirado en el libro 1527, el que había sido sustraído de la biblioteca y tras el cual todo el mundo andaba.
Nostradamus, cuya vida también se desarrolló entre 1503 y 1566, nació en Francia como Michel de Notre Dame, y fue un médico y astrólogo de origen judío. Su libro Las verdaderas centurias astrológicas y profecías ha sido, desde su primera publicación, motivo de consulta para saber qué ocurrirá en el futuro. Esas profecías fueron escritas en verso, de allí que Cooper las incorporara a su pesquisa del libro extraviado.
No se siente que todas estas personalidades estén traídas por los cabellos a la trama del libro sino que sorprende de forma placentera su incorporación, porque abre los horizontes para muchos temas, además de las descripciones de los vestigios del apabullante estilo Tudor de Cantwell Hall, situado en una población pequeña llamada Wroxall, al sur de Inglaterra, cerca de Stratford upon Avon, donde nació Shakespeare.