Publicado en El Siglo, el 24 de octubre de 2022.
Estamos viviendo en un mundo de incertidumbres
La semana pasada se presentó en Ankara, la capital de Türkiye, el reporte 2021/2022 de Desarrollo Humano que conduce anualmente el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, auspiciado por TEPAV, la Fundación para la Investigación de Política Económica de Türkiye, por sus siglas en turco.
Además del detallado informe, la presentación incluyó un interesante debate de los temas sobresalientes y acuciantes que afectan a la humanidad, ya que debido a varios factores fuera de nuestro control, nuevas incertidumbres se han agregado al ya de por sí compleja realidad que vivimos. Las principales son las ansias de encontrar y hacer transformaciones sociales, una intensificación generalizada de la polarización, y los daños irreparables que se enmarcan en la era del Antropoceno*.
Estamos viviendo en un mundo de incertidumbres. La pandemia de la COVID-19 nos retrocedió en el desarrollo humano a nivel mundial. La guerra rusa contra Ucrania, los conflictos en varias regiones del mundo, incluso la rebelión de los velos de las mujeres iraníes agrega a diario más sufrimiento al ser humano y hace cambios sustanciales a nivel geopolítico a las ya tensas relaciones multilaterales. Estamos experimentando temperaturas en todo el mundo como nunca, fuegos, tormentas, huracanes, detonando alarmas que indican que se ha salido de las manos el balance natural de las cosas. Las crisis se agudizan, dando pie a inseguridades crónicas a nivel global, lo que produce una sensación de inestabilidad a otro nivel.
Antes de la pandemia, 6 de 7 personas a nivel mundial se sentían inseguras, a pesar de que el crecimiento del progreso global, incluyendo las métricas de los anteriores reportes de Desarrollo Humano. Sobre la era del Antropoceno, dejo a los geólogos y sociólogos la correcta explicación del término, pero desde lo poco que sé, la entiendo como la época geológica que estamos viviendo, debido al significativo impacto de las actividades humanas sobre los ecosistemas terrestres. Una de las mayores ironías frustrantes del Antropoceno es que mientras más poder tenemos para influenciar nuestro futuro, menos control tenemos sobre él.
Embajadora de Panamá en Turquía.