Lunes 31 de agosto de 2015
En Estados Unidos se ha desatado la carrera electoral entre las filas del Partido Republicano, que cada día se muestra más reaccionario y retrógrado y que, sorprendentemente, tiene a la cabeza a Donald Trump, un payaso con peluca y discurso antihispano que ha colmado hasta al más sereno. La semana pasada, este nefasto personaje, muestra decadente de lo imperdonable que ha sido para ellos que un negro llegara a la presidencia de su país, arremetió contra el periodista mexicano Jorge Ramos, lo mandó a sacar de una conferencia de prensa y le impidió hacer las preguntas que, en todo su derecho, estaba por hacer este conocido comunicador.
Tendemos a tomar a broma y señalar las características risibles de este aspirante a la candidatura republicana, pero dejamos de lado que es preocupante que una persona con estas características, paranoico y demente, llegue a la presidencia de la primera potencia del mundo. El señor Trump ha dicho que todos los mexicanos e hispanos cruzan la frontera ilegalmente para delinquir y ha prometido construir una muralla entre México y Estados Unidos y deportar a más de 11 millones de indocumentados.
Es lamentable que una potencia mundial base su discurso electoral en el tema migratorio, cuando debería estar basado en ideas, conocimientos y ser foro de ilustración. Ese país se ha hecho fuerte por haberse constituido por un retazo de inmigrantes y estas propuestas le hacen muy poco favor a su fortaleza. Más que un síntoma de algo que anda mal en el ‘Grand Old Party’, es un padecimiento crónico que se halla incrustado en lo más hondo de la vida pública de Estados Unidos.
Los panameños vivimos la marginación en que nos tuvo la existencia de la Zona del Canal desde inicios del siglo 20, por lo que no podemos mantenernos alejados de este intento de lo más retrógrado de Estados Unidos a volver a sus prácticas segregacionistas.