Mariela Sagel
El Siglo, 14 de Marzo de 2011
En alguno de mis artículos anteriores definí el término ‘atorrante’ como el sitio donde dormían los indigentes en las alcantarillas de Argentina, ya que el fabricante de las mismas era A. Torranz. De allí que estos pobres vagabundos fueran llamados así. Hoy día ha habido una variación al uso y generalmente llamamos atorrante al que actúa o habla con una demostración de ignorancia supina y desprecio a los demás. Y añado el término ‘supina’ a la palabra ignorancia porque ésta la modifica ya que es la ‘negligencia en aprender o inquirir lo que puede y debe saberse’.
Y esa ignorancia supina es la que demostró el magnate Donald Trump al referirse a nuestro país, un país que le ha ofrecido no solamente todas las condiciones (quién sabe en qué términos) para que construya una torre inmobiliaria con su desprestigiado nombre, sino que le ha permitido organizar dos concursos de belleza aquí –el último puso al gobierno de turno en una corredera a terminar un centro de eventos que dá pena por el mal gusto que tiene – y estoy segura cuando venga, le rendirán honores, le darán galardones inmerecidos y hasta las llaves de la ciudad e hijo meritorio le otorgarán y el gabinete entero y los acólitos de turno se querrán tomar una foto con semejante bodrio, que une a su ignorancia supina el maltrecho bisoñé que ostenta. Con la plata que tiene mejor se hubiera implantado pelo y del mejor.
Este señor, que no refleja más que el colectivo típico de los estadounidenses promedio, para cuyas limitadas mentes solamente existe América dentro de sus fronteras, dijo recientemente en unas declaraciones divulgadas en CNN tal cantidad de estupideces –además de llamar estúpido a sus mismos gobernantes por haber entregado el canal ‘gratis’ a los panameños – que el simple hecho de escucharlo es un acto de total tortura al darnos cuenta que no importa lo idiota que sean las personas, mientras tengan dinero todo se les perdona.
Con la agilidad que el gobierno se pronunció en el caso de la afrenta causada a la pobre lechuza colombiana, y el Presidente corrió a la sede diplomática japonesa a ofrecer sus condolencias por la tragedia ocurrida en ese país amigo, de la misma forma debe hacerlo en protesta por esta afrenta que nos ha causado el señor Donald Trump, sobre el cual propongo se cambie el nombre a su torre por ‘Atorranz Tower’.
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