UN FENÓMENO EDITORIAL
Por Mariela Sagel, Facetas, 5 de febrero de 2017
Hija de la escritora y editora Esther Tusquets, ha convertido su propia vida en material narrativo de éxito.
Una de las “enfant terrible” de las letras españolas le ha quedado en herencia a Milena Busquets, hija de otra rocambolesca dama catalana que en su momento causó revuelo: Esther Tusquets, que fundó las editoriales Lumen y Tusquets y que se abrazó a Mafalda y a Umberto Eco cuando Lumen se iba a pique y logró posicionarse en el prestigioso lugar que hoy está. Milena Busquets publicó en 2015 un libro precioso, mezcla de novela y exorcismo, autobiografía y homenaje al amor de una hija por la muerte de su madre: “También esto pasará”. Tal fue su éxito al momento del lanzamiento, que la novela ha sido traducida a 33 idiomas y ha recibido adelantos de hasta 500 mil euros para el mercado editorial estadounidense.
El primer escenario, donde causó furor su novela, de apenas 172 páginas, fue la feria del Libro de Fráncfort. El segundo fue la FIL Guadalajara, donde fue presentada por otra “enfant terrible”, la escritora cubana Wendy Guerra.
Antes de esta rotunda novela, Milena Busquets había publicado “Hoy he conocido a alguien”, en el año 2008, que si bien fue su iniciación, ya coqueteaba con las contradicciones del ser humano, la búsqueda de la felicidad y la libertad, que deben ser los objetivos fundamentales de la vida. Profundizaba sobre la dificultad de crecer y las limitaciones del amor.
TAMBIÉN ESTO PASARÁ
El título es el referente de un cuento chino que le contó su madre al momento de sufrir la pérdida de su progenitor: un poderoso emperador convocó a los sabios y les pidió una frase para todas las situaciones posibles. Después de muchas deliberaciones los sabios le entregaron al emperador la propuesta de “también esto pasará”. Su madre le agregó “el dolor y la pena pasarán, como pasan la euforia y la felicidad”.
La novela de Milena Busquets es un desgarramiento interno que empezó a escribir un año después de la muerte de su madre, que ya tenía años de sufrir de un Parkinson doloroso y con la que tuvo una relación de amor-odio y con la que se escribía cartas, más que hablar. La protagonista, igual que la autora, tiene dos hijos de padres diferentes, y ama los perros. La trama de la novela se desarrolla en un sitio muy querido para la autora (y para su difunta madre) que es Cadaqués, en un verano en el que se entregan al sol, al mar, las copas, la amistad y el sexo.
La autora es una maestra en transformar las vivencias personales en literatura. Además de homenaje a su madre muerta, con quien fundó un sello editorial “que las llevó a la quiebra”, el tema rompe fronteras porque trata con ligereza pero profundamente, las relaciones con las ex parejas, con las amigas, los hijos y también aborda el sexo como reafirmación de vida. Para la protagonista, Blanca, “la ligereza es una forma de elegancia, pero vivir con ligereza y alegría es muy difícil”.
La historia empieza y termina en un cementerio y refleja mucho del dolor y la pérdida, pero sobre todo la ausencia del ser querido y la revalidación de que aquellos a los que amamos no desaparecen a menos que los olvidemos.
SOBRE LA AUTORA
Milena Busquets Tusquets es una rebelde joven mujer de 45 años, que creció en medio de editores, escritores e intelectuales. Cuenta que Carlos Barral, otro mítico editor, le preguntó en una ocasión en las tertulias que se hacían en su casa, si le había venido la regla. Y también recuerda a Umberto Eco, con su imponente humanidad, sentado en un sillón haciéndole dibujitos.
A pesar de su renombre y de proceder de una familia de la alta burguesía, confiesa que a veces no llegaba a fin de mes con sus cuentas y le cortaban la luz o tenía que devolver cosas en el supermercado –para vergüenza de sus hijos— porque no le alcanzaba lo que tenía para pagar. Ahora goza de una bonanza económica que le permite tener propiedades inmobiliarias y después de su éxito con “También esto pasará” ha podido dedicarse a dar entrevistas y conferencias y a hacer presentaciones. Su madre le dejó como sentencia el que nunca la mantuviera un hombre.
Su libro testimonio autobiográfico, como le han señalado algunos críticos, le ha traído algunos problemas familiares, especialmente con su único hermano. Milena se defiende alegando que nunca menciona en el libro que su madre era editora ni que sufría del mal que se la llevó. También establece muy claro que los lectores actuales andan en busca de historias que cuenten experiencias vividas, de allí que su libro haya sido tan bien aceptado y tenido tanto éxito. Juan Marsé, novelista español, ganador del Premio Cervantes en 2008 (a quien le debemos esa maravillosa obra “Últimas tardes con Teresa”) y que es de la generación de Manuel Vásquez Montalbán, Terenci Moix y Eduardo Mendoza dijo, sobre “También esto pasará”, que transmitía la verdad. Ese parece ser el secreto de su éxito: Es un libro sobre cómo una mujer sola se enfrenta a la muerte, al amor y a la amistad.
Sus historias las fue vertiendo por años en un blog y a partir de ellas, que alguna vez miró su madre y le dijo que era hora de que se pusiera a trabajar en serio, fue su editora, que leyó las primeras páginas de “También esto pasará” y la exhortó a escribir un libro. En literatura, está segura de que en este momento la gente quiere verdad, realidad. Quiere que lo que les cuentas hayas ido a buscarlo en tu interior. Que te arriesgues.
Milena Busquets cree rotundamente en el humor, que es una virtud que está al nivel de la inteligencia y de la belleza. Es más, dice que es la forma más sofisticada de inteligencia. Como niña rebelde, cree que los hijos de familias más convencionales llevan mejor la edad adulta, porque los otros quieren alargar la juventud. A su generación, asegura, no le han dejado aportar mucho, ya que la anterior todavía está muy activa. En una entrevista para Gregori Civera de El País, dijo que “los de la anterior generación todavía están muy activos. Habla Felipe González y se callan todos, cuando debería callarse él y dedicarse a dar vueltas al mundo en barco sin bajarse, como en la novela de García Márquez. La generación de nuestros padres no sabe ver que llega un momento en el que ya no eres pertinente. A veces pienso que me quedan 15 años de tener algo que decir”.