Publicado en La Estrella de Panamá, el 5 de junio de 2022.
Todo empezó a raíz de que Juan Carlos Marcos, el mítico argentino que marcó hitos en la creatividad de spots publicitarios, desde su llegada a Panamá, cumplió 90 años, en noviembre de 2020. Yo le dediqué un artículo en torno a su libro semi autobiográfico escrito “sin vergüenza”, titulado Billete de ida, que tenía ya 15 años de haberse publicado y era algo pendiente que le debía. A raíz de eso, conversando con personas vinculadas al mundo del arte, decidimos iniciar, en medio de los peores meses de pandemia, una recolección de firmas para que al pintor y escultor Marcos se le hiciera un reconocimiento por su aporte a la publicidad y las artes plásticas panameñas.
Tomando en cuenta su edad, y que era de los pocos de su generación que estaban vivos, apremiaba que se hiciera lo antes posible. La iniciativa fue acogida con entusiasmo por la Primera Dama, Yazmín Colón de Cortizo, una mujer muy sensible a todas las manifestaciones artísticas y, por estar lejos del país, mi petición para la firma la hice a través de correos electrónicos a todos los que consideraba que apoyarían este merecido reconocimiento, como eran los coleccionistas de su obra, su colegas, tanto en publicidad como en la plástica, gestores de arte, amigos y todo el que ha sido tocado por su genialidad. La acogida no pudo ser mejor.
La curadora de arte, Nancy Calvo, pateó calles, como diríamos en buen panameño, y correteó firmas. No fue nada fácil: estábamos en plena pandemia, no había aún vacuna y había restricción de desplazamientos tanto en la ciudad como en el interior. Muchas personas sentían aprehensión al contacto con alguien que no fuera de su burbuja familiar y recibir en casa se hacía imposible. Aun así, Nancy no se dio por vencida y logró una cantidad representativa de firmas. Contribuyó también el dejar unas hojas con la convocatoria en la Galería Mateo Sariel, que por un tiempo manejó la obra del artista.
Cuando ya consideramos que nuestra petición tenía un buen sustento, remitimos la misma al despacho de la primera dama, quien la trasladó al Ministerio de Cultura, que era a quien correspondía hacer el reconocimiento, porque no estábamos pidiendo una condecoración del gobierno. Y así pasaron los meses, salió el ministro anterior y, al ver que no ocurría nada, retomé el asunto con la nueva Ministra de Cultura, que inmediatamente se mostró receptiva al tema y designó los funcionarios pertinentes para que se llevara a cabo el pasado 31 de mayo el merecido homenaje, un año y medio desde que se inició el proyecto.
El Marcos publicista y artista
Para aquellos que no están muy relacionados con el mundo artístico, sí les debe sonar la publicitaria BB&M. La M no es otra que la de Juan Carlos Marcos. Antes de que se fundara, hace más de 35 años, el publicista argentino había trabajado en otras agencias, una de ellas McCann Erickson, que puede decirse era la escuelita en ese entonces y allí conoció a uno de sus futuros socios, quien lo convenció de que se independizaran y fundaran una empresa propia.
Su arribo al país se produjo en 1965 por invitación de dos artistas plásticos que conoció en Europa, Alberto (Pimpito) Dutary y Guillermo Trujillo, que lo convencieron de exponer en el Instituto Panameño de Arte (PANARTE), hoy Museo de Arte Contemporáneo. Había deambulado por Europa, bebiendo de la savia de los grandes maestros en España y Francia, sobre todo, y cuando llegó a Panamá, si bien tiene buena acogida, no obtuvo el éxito de ventas que podría esperar porque en ese tiempo no se tenía todavía la cultura de coleccionar arte. Ya había trabajado en publicidad porque es un maestro en los copies o textos de los avisos y comerciales así que se empleó en McCann con Alberto García de Paredes y Tony Fergo.
“Una legión de amigos firmó para que esto fuera realidad, algunos de los cuales murieron en este año y medio que pasó, pero su testimonio del respeto, admiración y cariño quedó allí plasmado”
Su destreza en el dibujo lo empujó a seguir pintando en su tiempo libre y produjo obras hasta con agua de café. Fundó junto a su mujer, una panameña que lo conquistó al punto de quedarse a vivir en nuestro país, la primera galería de arte, llamada Nova. Allí se dieron a conocer muchos pintores.
Innovó tanto en la forma de hacer publicidad que muchos de los actuales productores y creativos recibieron sus influencias, así como los ejecutivos de cuentas de BB&M, que recuerdan no solo sus geniales ideas sino el trato siempre amable y los consejos generalmente acertados que prodigaba al personal, entre ellas Matilde de Obarrio de Arosemena, que fue un factor vital para que se llevara a cabo el acto del pasado 31 de mayo. No tenía eso de que hacen gala los genios de mal temperamento para con los subalternos. Pero de que es un genio, lo es.
Cuando decidió terminar con la sociedad que había formado y en la cúspide del éxito de la agencia, se fue a vivir a Punta Chame, ya divorciado, donde tenía una casa muy al estilo de Ibiza, la isla española del Mediterráneo donde vivió un tiempo y allí da rienda suelta a su creatividad. Inquieto, curioso, erudito y cuestionador, lo buscan para ser gerente de TVN en un momento de gran incertidumbre para ese medio de televisión, reto que asume con gran responsabilidad y se vuelve a la ciudad.
Una de sus campañas más exitosas fue el relanzamiento de la cerveza Atlas en la década de los años 70, que tuvo, como muchos recordarán, a Rubén Blades de intérprete de la canción “Dale que dale”. El éxito de esa campaña, de un producto que tiene más de 90 años (desde 1926) y es identitario de la personalidad del panameño, catapultó a la fama doméstica al hoy cantante mundial y, por consejos de su “papá Marcos”, Rubén se fue a probar suerte en Nueva York, donde a partir de entrar en la Fania All Stars lo que ha seguido ha sido una carrera ascendente al estrellato.
Siempre con un billete de ida bajo el brazo, y una vez liberado de su saco y corbata de ejecutivo gerencial, se marcha de vuelta a Europa, donde produjo hasta aceite de oliva y siguió pintando. Los mejores cuadros de su vastísima producción son de esa época, aunque no dejan de ser importantes los de pequeños formatos que son enigmáticos. El Museo de Arte Contemporáneo se vistió de gala en 2005 para exhibir una completa muestra retrospectiva de sus obras, cuya curadora fue la propietaria de la galería Mateo Sariel, Alexandra Arias, respaldada por un imprescindible libro que todavía se puede conseguir, escrito por la crítica de arte, Mónica Kupfer, La vida y obra de Juan Carlos Marcos.
Como sigue produciendo, en su retiro de El Valle, hasta allá se desplazaron los funcionarios de MiCultura para hacerle entrega de un pergamino que destaca el agradecimiento de Panamá a su aporte al desarrollo de la industria publicitaria y a las artes plásticas. Una legión de amigos firmó para que esto fuera realidad, algunos de los cuales murieron en este año y medio que pasó, pero su testimonio del respeto, admiración y cariño quedó allí plasmado.
Como bien dice en el video que filmó MiCultura para este merecido homenaje, uno establece metas personales y el éxito se logra cuando alcanzas lo que te propusiste. Juan Carlos Marcos es un artista completamente realizado en su obra y en su aporte al país que lo acogió, y en del cual se nacionalizó panameño, y el reconocimiento es apenas una parte de lo que se merece por haber dejado ese legado en tantas personas que lo conocieron y conocen y saben que, por ahora, no tiene un billete de vuelta a ningún lado. Gracias por tanto talento que ha impactado a tanta gente y por la amistad que siempre has ofrecido sin límites ni condiciones.