UNA GRAN NOVELA DE ESLAVA GALÁN
Por Mariela Sagel, Vida y Cutura, La Estrella de Panamá, 30 de septiembre de 2018
Las obras sobre historia del escritor español Juan Eslava Galán acapararon la atención de muchos que no las conocen al ser exhibidas como trofeos por el ex presidente preso en El Renacer, sin que nadie se creyera que se las había leído. Muchas fueron las especulaciones que se hicieron al respecto, tratando de descifrar lo que quería decir. En lo particular, cuando me vinieron a entrevistar sobre el tema (teniendo casi todos los libros del autor) afirmé que no había ningún mensaje, que era otra forma de llamar la atención y lo interesante sería saber quién le daba esos libros porque dudo que tuviera semejante colección en su biblioteca, si es que tiene una. Posteriormente se decantó por otros libros, también de historia (concretamente de Santiago Posteguillo) y en sus últimas apariciones por el de su cuñado, presentado recientemente en la Feria del Libro de Panamá.
Lamentablemente los libros de Eslava Galán no son tan conocidos en nuestro medio y éste, que ganó el Premio Primavera de Novela en el 2015, “Misterioso asesinato en casa de Cervantes” es una joya no solo de erudición sino de manejo de datos históricos, así como de tramas y conspiraciones, que logran salir a la luz gracias a la intervención de dos mujeres aguerridas en la corte de Felipe III, cuando ésta tenía su sede en Valladolid, donde había sido trasladada en 1600 (y donde murió Cristóbal Colón en 1506).
La vasta producción literaria del escritor está basada mayormente en ensayos históricos, donde está muy presente el humor, que le da un toque de amenidad pocas veces logrado por los historiadores. Tiene una colección de éstos “contados para escépticos” como son las historias de la I y II Guerra Mundial, la Revolución Rusa y otras, así como una “Historia de la Guerra Civil que no le va a gustar a nadie”.
JUAN ESLAVA GALÁN
Con 70 años, es un lector y escritor incansable. Estudió Filosofía y Letras con especialidad en filología inglesa y posteriormente obtuvo un doctorado con una tesis de algo tan misterioso sobre “Poliorcética y fortificación bajomedieval en el reino de Jaén”, de donde es oriundo. La poliorcética, según la Real Academia Española es la disciplina que se encarga de construir fortalezas, bastiones, baluartes o fortificaciones. Se trata de una de las artes marciales o de guerra, dentro de la ingeniería militar. Y también es un conjunto de técnicas utilizadas en psicología para fortalecerse frente a las agresiones de los entornos psicológicamente hostiles, o de nuestras propias agresiones endógenas. Seguramente allí está el misterio de las lecturas del detenido en el Renacer.
Además de sus ensayos históricos, es un prolífico escritor en otros temas, como biografías, leyendas y enigmas, viajes, la misma poliorcética, sociología, sexo, cocina y poesía. En su página web nos da la bienvenida con estas sabias palabras: “Creo que la lectura y la escritura nos permiten ensanchar la vida, ya que alargarla no podemos, y que, junto con la música, la amistad y el amor constituyen las formas de relativa felicidad a la que podemos aspirar los que no creemos en otra cosa. Si algún libro mío os proporciona ese placer, me doy por bien pagado y os quedo muy agradecido”.
Es un escritor que produce a una velocidad comparable a la de su compadre, Arturo Pérez Reverte. Para este año han salido dos, La familia del Prado y Una historia de toma pan y moja. Lo mismo pasó el año pasado. Con tanta fama que se ha creado, por lo menos entre los televidentes de las audiencias sobre el caso pinchazos, está en el “hit parade” panameño. A veces deja el rigor histórico por la ficción, ya sea firmadas con su nombre (“En busca del unicornio”, “Rey Lobo”, “La mula”) o bajo el seudónimo Nicholas Wilcox (“La lápida templaria”, “La Trilogía Templaria”).
EL MISTERIOSO ASESINATO
La novela “Misterioso asesinato en casa de Cervantes” se sitúa en Valladolid, desde donde estaba la sede de la corte en los años en que transcurre. Una dama noble y culta le pide a una amiga (igual de culta y sagaz) que se traslade en pleno verano a su mansión para averiguar quién mató a Gaspar de Ezpeleta, cuyo cuerpo fue encontrado en la puerta de la casa de la familia Cervantes. Don Miguel de Cervantes Saavedra residía allí con sus hermanas, una sobrina y una hija. Por este suceso fueron encarcelados, aunque solamente en forma preventiva, pero era una manera de escarmiento o venganza, o una combinación de las dos por la envidia que el escritor levantaba entre los miembros de la corte.
El hecho en sí se dio, en junio de 1605 y la solución de este misterio, que involucró a varios funcionarios de la corte y personas de mal vivir, es una trama deliciosa que se lee de un tirón, porque el autor le da, hasta en el más estricto formalismo del Siglo de Oro, la levedad de las complicidades y las peripecias más inimaginables narradas con el definitivo humor de Eslava Galán.
La protagonista principal, doña Dorotea de Osuna, o su alter ego, Teodoro de Anuso (léanse las similitudes de sus nombres al leerlos al revés) sale como personaje masculino o femenino, dependiendo de lo que quiera conseguir, tras las pesquisas del que asesinó al caballero Ezpeleta. Pero su “leit motiv” es en realidad liberar de toda culpa a don Miguel y sus Cervantas, como les dicen a las mujeres que viven en su casa. Al momento de esta novela histórica, solamente se había publicado la primera parte de “El Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha” y muchos de sus admiradores, entre ellos algunas autoridades y nobles, estaban pendientes de cuándo publicaría una segunda parte, lo que hizo en 1615, un año antes de su muerte.
Las escenas son muy descriptivas y hacen a uno ubicarse en la corte de Felipe III, rezador, vago, aficionado a fiestas y saraos, con las conspiraciones de sus súbditos y los desastrosos resultados de las celebraciones que se dieron para el nacimiento del príncipe heredero y la visita de los embajadores ingleses, en unos años de enfrentamientos bélicos. Todo esto lo toma en consideración la investigación de la Duquesa de Arjona y de doña Dorotea de Osuna que se distinguían de las demás mujeres porque sabían leer y escribir, lo que era raro ya que a las damas no se les educaba en esos parámetros. En palabras de Don Miguel de Cervantes: “Quien no lee no alcanza conocimientos, y quien no alcanza conocimientos pasa por la vida como asno con anteojeras, solo siguiendo el camino que marca el amo”. Y agregaba, en uno de los extraordinarios diálogos que tiene esta novela “Por eso en nuestra familia ha sido costumbre que las mujeres aprendan a leer y a escribir, para que sepan ser libres y valerse”.
Hay referencias a Lope de Vega, incluso de coplas y sonetos que ambos compusieron sobre el caso o sobre personajes de la corte. De todos es sabido la animadversión que había entre Lope y Cervantes. También se menciona al cautiverio que sufrió don Miguel en Argel, que fue previo a este incidente en Valladolid y que duró cinco años (1575-1580) y que fue el resultado de su participación en la batalla de Lepanto, que enfrentó a la armada del Imperio otomano contra la de una coalición católica, llamada Liga Santa, formada por el Reino de España, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya. En dicha batalla naval nuestro venerado autor perdió la movilidad de una mano, de allí se le conoce como “el manco de Lepanto”.
No oculta nuestro autor sus críticas a una España en decadencia, desde entonces, donde las manzanas podridas dañan a las que tienen en sus alrededores. El libro es, sobre todo, un homenaje al padre de la novela moderna, Don Miguel de Cervantes Saavedra, desde la admiración y el respeto más profundo. Ningún amante de las obras de Cervantes debería dejar de leerla y reconocer el valioso documento que, en forma de ficción, nos ha dado Juan Eslava Galán.