UNA NOVELA CRIMINAL
Por Mariela Sagel, Facetas, La Estrella de Panamá, 29 de julio de 2019
Uno de los autores estrella que vendrán para la XIV Feria Internacional del Libro de Panamá (FIL) es el mexicano Jorge Volpi, que obtuvo en marzo de este año el premio anual que otorga la editorial Alfaguara al género novela. Los premios Alfaguara de Novela fueron creados originalmente en 1965 por la editorial del mismo nombre, que había sido fundada un año antes por el escritor español Camilo José Cela, — premio Nobel de Literatura en 1989 — y tuvo nueve versiones, hasta 1972. Posterior a la adquisición del Grupo Santillana de la mencionada editorial en 1980, y después de veinticinco años de ausencia, el premio volvió a convocarse en forma anual, desde 1998, dotado de un monto de $175,000 y una escultura del escultor español Martín Chirino. Este premio no solo es prestigioso, sino que le garantiza al ganador su edición, distribución, comercialización y una imbatible carta de presentación. “Una novela criminal”, la ganadora de este año 2018 en la versión #21 de esta nueva era de la editorial (que a pesar de haber pasado a otras manos ha seguido con el premio) será presentada el 15 de agosto por el embajador de México, José Ignacio Piña, en el marco de la FIL.
Jorge Volpi no es un autor desconocido para los panameños. Estuvo hace unos pocos años presentando su libro “Memorial del engaño” y es un gran referente por la labor que realiza, desde la Universidad Autónoma de México (UNAM) como Coordinador de difusión cultural. En el año 2012 obtuvo el premio del Grupo Planeta-Casa de América con su obra “La tejedora de sombras”, un relato sobre Christiana Morgan, psicoanalista, y su relación con el fundador de la Clínica Psicoanalítica de Harvard, Henry Murray.
Volpi pertenece a lo que en su momento se conoció como la generación del “crack”, y nació el año en que ocurrió la Masacre de la Plaza de las Tres Culturas (1968), Tlatelolco, que fue ampliamente denunciada y documentada por políticos e intelectuales. Esa generación del crack la formaba un grupo de escritores que quiso hacer un rompimiento con el post boom literario del siglo XX y que cultivaba una literatura compleja y de mayor exigencia formal, estructural y cultural. Además de Volpi, estaban en ese grupo Pedro Ángel Palou e Ignacio Padilla, fallecido recientemente en lamentable accidente.
UNA NOVELA CRIMINAL
Las obras de Volpi, contenidas en más de 15 novelas y cuentos e igual número de ensayos y antologías, incluyen un panfleto que presentó el año pasado en la Feria del Libro de Guadalajara titulado “Contra Trump”, haciendo uso del estilo del libelo, que es un breve impreso de carácter satírico y agresivo que se utiliza como medio de combate en polémicas ideológicas o literarias. El autor estuvo presente también, en dicha feria, en el homenaje que se le rindió a Fernando Savater, y dijo estas palabras que recogí como su testimonio elogioso sobre el gran filósofo: “Savater no está para guiarnos sino para recomendarnos las grandes preguntas que tenemos que formularnos en cada momento de nuestra vida. A través de los libros que él ha referido, me han llevado a formular las preguntas que debemos hacernos frente a las grandes adversidades y la ética, preguntas que nos ha enseñado el maestro a hacernos a nosotros mismos”.
Y es en este contexto que podemos entender su obra premiada por Alfaguara, “Una novela criminal”, que no es de ficción, sino documental, de hechos que ocurrieron en el México de los secuestros y de las complicidades policiacas. Algunos se preguntarán ¿por qué escribir este tipo de relato y no una crónica periodística? Este libro es una narración adictiva, sin ficción, estilo que fue cultivado con gran éxito por escritores como Truman Capote (“A sangre fría”) o Tom Wolfe, que murió recientemente. La novela de no ficción toma de aquel formato la paciencia, el detalle, la obsesión en las investigaciones y pesquisas. También tiene urgencia en contar “toda la verdad” de un hecho específico, reconstruir de manera exhaustiva u objetiva algo que ocurrió hace unos años. Otra novela sin ficción que ha cautivado a millones de lectores es “El impostor”, del escritor español Javier Cercas, donde uno se pregunta, qué es verdadero y qué es mentira y se pueden distinguir algunas verdades.
Seguramente estamos ante un género que ha reemplazado el realismo mágico que se cultivó hace unas décadas en América Latina, porque la realidad casi siempre supera a la ficción en nuestros golpeados países. Esa forma de construir un relato entretejiendo voces, fuentes, testimonios, discursos y hechos para buscar la verdad es lo que caracteriza a “Una novela criminal” de Jorge Volpi.
LA TRAMA
Después de varios secuestros, donde hay denominadores comunes, los supuestos responsables fueron capturados y la noticia fue destacada en los medios de comunicación y fue vista por millones de mexicanos, que están hasta la coronilla de secuestros, ejecuciones y extorsiones. Es una investigación “que ni los jueces ni los periodistas hicieron para desenmascarar a una policía corrupta», y tratar de conocer la verdad de un caso que ha llevado más de 10 años en clarificarse y solo a medias. Y todavía falta mucha tela que cortar.
Sin embargo, lo que se ve en la lectura detallada de esta novela de no ficción, es que lo que había sido enunciado como un golpe contra la delincuencia organizada terminó siendo una operación montada por la policía, el gobierno y las poderosas cadenas de televisión. A tal punto llegó esta historia a estar presente en el inconsciente colectivo de los mexicanos que se dice que los sindicados, Florence Cassez (francesa) e Israel Vallarta(mexicano) fueron los instrumentos de un duelo de egos presidenciales (entre Felipe Calderón y Nicolás Sarkozy).
Pablo Ordaz, en Babelia, de El País, nos dice del libro: “Dado que las autoridades —políticos, policías y jueces— habían optado por la ficción, el novelista decidió agarrarse a los datos. Si la verdad había sido secuestrada por el poder, la literatura aceptó el reto de liberarla. Durante la presentación de su obra en Madrid, Jorge Volpi, uno de los autores más prolíficos y galardonados de la literatura mexicana, advirtió: “Si ahora nos preocupan tanto las noticias falsas, ahí estaba el germen, la primera fake news. Durante dos horas, los mexicanos vieron un montaje contra los presuntos secuestradores y contra las víctimas”.
Por este caso fue condenada Florence Cassez a 60 años. Sin embargo, obtuvo su libertad después de cumplir unos años en la cárcel gracias a los esfuerzos diplomáticos de dos presidentes franceses. Su exnovio, el mexicano Israel Vallarta, sigue en prisión esperando ser sentenciado.
La ausencia de ficción de la novela la hace más potente. Según la novelista Almudena Grandes “En un ejercicio de poderío narrativo sólo comparable a la honestidad intelectual, y moral, con la que se dirige al lector, Volpi expone, sin tomar más partido que el de los hechos ciertos, los avances de una investigación que le permite concluir que toda la operación de Las Chinitas fue un montaje, que las víctimas liberadas ante las cámaras nunca estuvieron retenidas en esa casa, que Israel Vallarta y Florence Cassez jamás las secuestraron, y que la acusación contra ambos se basó en testimonios falsos, tan groseros como el de una testigo que siempre había recordado ser capturada en un coche blanco hasta que en el juicio declaró que era gris perla, para que coincidiera con el color del coche de Vallarta”.
El jurado del premio Alfaguara destacó que la obra ganadora, “rompiendo con todas las convenciones del género”— coloca al lector y a la realidad frente a frente, sin intermediarios: “En esta historia, el narrador es tan solo el ojo que se pasea por los hechos y los ordena. Su mirada es la pregunta, aquí no hay respuestas, solo la perplejidad de lo real”.