Al día de hoy sobresalen varios factores: no sabemos cuántos murieron en la invasión y a consecuencia de qué.
Haciendo un paréntesis en medio de la vorágine de denuncias y revelaciones de lo que se hizo en el pasado quinquenio, que tiene asqueada a la mayoría de la población, por el nivel de corrupción y de atraco a las arcas del Estado, temas que salen a diario en todas las instituciones, se hace necesario y obligatorio que se recuerde el 20 de diciembre de 1989. Este año se cumple un cuarto de siglo de esa vil intervención a la soberanía de nuestro país por la potencia más grande del mundo, con la velada intención de ensayar las armas que usarían en una guerra posterior. Esa madrugada más de 20 mil hombres invadieron nuestro territorio con la sola misión de buscar al entonces dictador, Manuel Antonio Noriega. Lo que siguió fueron días de caos, muerte, saqueo y destrucción que terminaron de acabar con la ya muy deteriorada economía panameña.
Al día de hoy sobresalen varios factores: no sabemos cuántos murieron en la invasión y a consecuencia de qué. Los gringos tiraban a mansalva y muchos inocentes cayeron bajo el plomo así disparado, incluyendo un fotógrafo español, que estaba reportando los hechos junto a la periodista Maruja Torres. De igual forma, no se han medido las consecuencias que esta tuvo, tanto en las relaciones entre los dos países como en la entronización de Estados Unidos como el ‘sheriff’ del continente. Y no se le ha enseñado a la generación que surge a partir del 20 de diciembre las causas y consecuencias de este hecho inédito en nuestro país.
El documental ‘Invasión’ me dejó con un sabor amargo. Tuvo la oportunidad de hacer lo mejor y se conformó con resaltar lo superficial, lo irrelevante. Puede ser, como dicen algunos, que despertara la curiosidad de esa misma generación a la que me refiero, pero pudo ser más contundente.
Esta fecha no puede ser tratada a la ligera, sino analizada en profundidad y observada como un día aciago en la historia de nuestro país.