Publicado en El Siglo, el 18 de abril de 2022.
Ahora que todo se ha sistematizado, que todo se hace a través de internet (compras, pagos, gestiones, trámites) muchos adultos mayores se sienten desprotegidos porque no se han actualizado, se niegan o le temen a la sistematización.
En España ha cobrado fuerza un movimiento que se llama ‘Soy mayores no idiota’ que trata de llamar la atención sobre los problemas las personas mayores cuando van a un banco, cuando hacen un trámite, cuando hacen un pedido. Como ahora hasta los menús son en QR, una generación de personas se siente como en el mundo del futuro.
Pero ese futuro es real, y no hay vuelta de hoja. Para hacer un trámite en Tigo debes hacerlo por WhatsApp, por ejemplo. Los cheques casi han desaparecido y es más fácil sentarse en la comodidad de su casa, frente a su ordenador (computadora) para comprar de todo, hasta los víveres.
Sin embargo, como bien ha dicho Pérez Reverte, es necesario tener, sobre todo en las plataformas bancarias, una o dos personas que atiendan a las personas mayores, así como, en el caso de Panamá, a los de habla inglesa. Tanta campaña para atraer retirados y los que no hablan español no pueden ni pedir una línea telefónica, menos aún abrir una cuenta bancaria.
La tecnología amedrenta no solo a las personas mayores, también a los que se resisten a ella. De igual manera, hay excepciones entre los mayores, que rayando los 90 años chatean, hacen trámites bancarios ‘on line’ y no se pierden leer las noticias de todos los diarios del mundo en su ordenador.
La resistencia a veces es puramente caprichosa. Otras veces es por temor. Mi madre, hasta que murió hace un año, con 95 años, tenía Facebook y usaba su iPad para reunirse virtualmente con sus hijos y nietos por FaceTime. Hay que vencer esa resistencia, pero también comprender que muchos simplemente no van a cambiar. Toca entonces ayudarlos a saltar esta brecha digital y a los prestadores de servicios, ofrecer alternativas para ellos.
EMBAJADORA DE PANAMÁ EN TURQUÍA