ANIVERSARIO DEL HOSPITAL SANTO TOMÁS
Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 25 de septiembre de 2016
El pasado 22 de septiembre el Hospital Santo Tomás, el llamado “hospital del pueblo”, conmemoró 314 años de existencia, hecho que para muchos es desconocido ya que siempre lo hemos asociado al barrio de Bella Vista y a que en el momento que se inauguró, bajo la presidencia visionaria de Belisario Porras, fue llamado “el elefante blanco”. Es pertinente este rescate histórico por la crisis tan profunda que hoy día permea a todos los centros que deben impartir salud, por el desmadre que existe en la Caja de Seguro Social y por las promesas incumplidas de mejorar las instalaciones tanto de este importante nosocomio como las de su vecino, el Hospital del Niño.
Fue en 1702, en lo que se conocía como “extramuros” de la ciudad de Panamá (los intramuros es donde está el Casco Antiguo hoy día) que el entonces obispo Fray Juan de Argüelles le envió una carta al entonces rey Felipe IV de Borbón para informarle que en esta colonia se había establecido un hospicio para mujeres de escasos recursos, el día de Santo Tomás de Villanueva (22 de septiembre). Entonces quedaba situado frente al teatro Variedades en el barrio de Santa Ana, lo que se conocía también como el arrabal.
Unos años después, el 15 de febrero de 1724, la Real Audiencia de Panamá escribió una carta al rey de España para informar del deplorable estado del hospital, por lo que pidió ayuda para su reedificación y mantenimiento. Tal parece que en ese momento sus reclamaciones fueron escuchadas porque el nosocomio como tal siguió funcionando, llenando un vacío que entonces existía por la falta de centros hospitalarios en la capital del Istmo, que era todavía parte de las colonias españolas.
En 1819 se inició la construcción de un nuevo hospital con el fin de reemplazar el hospicio ya establecido y se construyó en la Calle del Chorrillo, después de la calle Darién, donde actualmente es la Avenida B. Faltaban dos años para que Panamá se independizara de España. Las obras culminaron en 1826 y se amplió la cobertura a pacientes masculinos.
El 1º. de septiembre de 1924, ante 4 mil personas y en un acto inolvidable para nuestra historia, ya siendo un país independiente, el tres veces presidente Belisario Porras inauguró el conjunto que hoy se yergue aún orgulloso, a pesar de todos los avatares que ha sufrido y la desidia en que lo han colocado las administraciones gubernamentales, en el barrio de La Exposición, que él tan minuciosamente destinó para enaltecer la ciudad. Sus estructuras originales, así como sus jardines, que ocuparon inicialmente unas cinco hectáreas, fueron declaradas monumentos históricos nacionales en 1986. Desde el año 2000 lo rige un patronato que debería proporcionarle cierta independencia para estar a la vanguardia de la atención médica, pero eso está lejos de lograrse.
Los primeros edificios han ido adaptándose al crecimiento forzoso que ha experimentado una ciudad que le ha metido el pie al acelerador y algunas de las salas originales han ido evolucionando hacia oficinas administrativas, servicios ambulatorios o salas especializadas. La atención a menores derivó al Hospital del Niño, que está a un costado y la de pacientes con cáncer al Hospital Oncológico, que ahora funciona al lado de la Corte Suprema de Justicia (antiguo Hospital Gorgas, en lo que fuera la Zona del Canal).
Hace siete años se intentó construir, en el lote baldío que dejó la demolición apresurada del antiguo edificio que ocupaba la embajada de Estados Unidos, una torre que sin duda alteraría la aparente calma donde están estos dos importantes centros de atención médica popular, pero un grupo de ciudadanos nos opusimos con tesón y sin twitter, protestando y reuniéndonos, creando conciencia entre los más afectados, acciones que dieron frutos y fue así que logramos que el gobierno descartara erigir allí su famosa “tusa” financiera.
Hoy día es imprescindible que nos unamos para defender el buen funcionamiento de este “hospital del pueblo”, para que tenga insumos, medicamentos, atención médica de primera y para que los procesos para conseguir todo esto se agilicen.