Corte sin pies ni cabeza
«Me parece poco sospechoso que estas declaraciones se den el día de las brujas y aparezcan publicadas… los días 1 y 2 de noviembre»
Si no tuvimos suficiente con el juicio que se llevó a cabo al Magistrado separado –y ojalá que para siempre – Moncada Luna, ahora nos vienen a colmar el vaso de la paciencia y de la decencia las declaraciones de la testigo principal del caso Financial Pacific, Maytee Peregrini.
En un sumario sin precedentes, ella acusa directamente al expresidente Martinelli (lo que no debe extrañarnos, pues todos estamos sobradamente conscientes de la injerencia de su mano peluda en este descalabro financiero) y al exfiscal, exprocurador y ahora magistrado, por obra y gracia de precisamente, Martinelli, el muy desprestigiado José Ayú Prado, de entregarle las preguntas y sobre todo, las respuestas, que ella debió dar en su primera audiencia, que la llevó directamente a la cárcel y no a la libertad, tal como ella había pactado con los esbirros del poder.
Me parece poco sospechoso que estas declaraciones se den el día de las brujas (Halloween) y aparezcan publicadas en sendos reportajes los días 1 y 2 de noviembre, cuando la mitad de la población está inmersa en la celebración de las fiestas patrias, o han agarrado brisas –como dice Pedrito Altamiranda – para otros lugares. Los ingenuos periodistas ponen al final de su reportaje que le enviaron al señor magistrado correos electrónicos y lo llamaron a su celular sin que este les haya respondido.
Estas declaraciones, sean motivadas por lo que sea, no deben caer en un saco roto ni mucho menos, oídos sordos.
La semana pasada, el magistrado Harry Díaz señaló que en la corte se vendían fallos y se archivaban expedientes. Estos señalamientos, de por sí irresponsables sin dar los nombres de los que se dedican a eso, deben ser objeto de una investigación.
Lo mismo ahora, con estas acusaciones, el magistrado Ayú debe hacerle frente y dignamente separarse del cargo, para que lo investiguen. Pero es mucho pedir a alguien como él, que tenga dignidad.