Cuando la inteligencia se vuelve bruta
La semana pasada la ciudad se volvió un caos por la puesta en ejecución de los semáforos llamados “inteligentes” y que crearon más tranques en la ya de por sí congestionada ciudad de Panamá. La verdad es que entiendo que este proyecto viene no solo desde el gobierno anterior, sino desde inicios del 2000, cuando se iba a combinar los semáforos con las licencias. Por falta de acuciosidad o de interés no puedo juzgar y señalar culpables en todo este enredo, pero definitivamente que a los ojos de la población, los semáforos ni siquiera intentaron llegar a ser medianamente efectivos.
En fecha próxima se celebrará el Día de la No Violencia contra la Mujer y son muchas las voces que se alzan y estarán alzadas escribiendo y opinando sobre este mal, que va en aumento y que tiene ya visos de convertirse en una profesión que practican no solo compañeros entre parejas, sino patrones contra sus empleadas, gremios contra planteamientos de género y muchas otras variantes.
Pero lo más alarmante de esta brutalidad contra las mujeres es que no tiene relación con el nivel de educación que tenga un país o determinada población. Leía en el primer libro de Stieg Larsson que en Suecia, el 46% de las mujeres es o ha sido maltratado y vimos cómo las dos protagonistas principales fueron ferozmente avasalladas por varios medios machistas y acosadas hasta casi la demencia (en una novela de ficción) y en la vida real la compañera del escritor es tristemente vapuleada por los parientes cercanos al no permitírsele el acceso a percibir un beneficio económico que ha producido el éxito literario del autor.
Las estadísticas panameñas dicen que en lo que va del año 68 mujeres han muerto víctimas de violencia doméstica. Pero esas estadísticas no muestran la violencia solapada y soslayada que se practica a diario contra el género femenino y que afecta, sobre todo, la autoestima y denigra moral y espiritualmente a muchas mujeres. Tomemos en cuenta nada más las “ remociones ” recientes de la directora del Tránsito y de la vicealcaldesa, para que notemos una velada discriminación que no se acepta, pero se practica en todos los niveles de la sociedad. A esto se suma la abierta negativa de ofrecerle a mujeres de cierta edad, que están en su mejor etapa de vida, cuando ya la maternidad y las hormonas las dejan de condicionar, acceder a puestos de importancia, porque prevalece lo de “ buena presencia ” y menores de 35 años o les faltan aquellas que llevan directo “ al paraíso ”.
No quiero dejar de expresar en este breve espacio mi respaldo a la señora Méndez, como en su momento lo hice con la procuradora Gómez. La conozco, además de personalmente, por la excelente trayectoria que ha tenido al frente de Casa Esperanza desde donde, sin prestarse a un “ ridicullity show ”, hizo un trabajo encomiable y estoy segura de que lo seguirá haciendo ahora que no tiene que estar atajando metidas de pata.
La violencia contra las mujeres no debe señalarse solo en el plano físico y emocional, debe denunciarse por igual en todos los campos y a todos los niveles y su condena no debe encasillarse en un solo día, debe practicarse a lo largo de los 365 días del año y nosotras exigir el respeto y consideración que nos merecemos a todo nivel.