Costumbres La ética y la política Opinión Publicado en La Estrella de Panamá

‘De todo un poco, como los locos’

MARIELA SAGEL*

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La Estrella, 26 de Septiembre de 2010

El rescate a la labor del ex contralor Kuzniecky la semana pasada me trajo toda una lluvia de comentarios muy favorables, no solo hacia la persona a quien me referí —coincidiendo con las fiestas judías—, sino también el reclamo de otros ex funcionarios de la Patria Nueva que, con justificada razón, se sintieron excluidos como que no ‘habían podido’. Resalto especialmente a la que fue directora general de Ingresos, que entiendo ordenó la casa de manera ejemplar, y el callado y poco protagonista ministro Héctor Alexander, que sin nada de bulla puso a caminar el Ministerio de Economía con paso firme. El propio Benjamín Colamarco también reclamó su decidida labor al frente del MOP y para muestra, la Cinta Costera. Para todos, mi reconocimiento, pero ninguno se ha tomado la molestia que tuvo Dani, de enviarme el sustento de su labor.

Como los temas económicos son los que más nos preocupan, además de la inseguridad y la urgencia a mejorar la educación de todos los panameños, asistí esta semana a una conferencia de prensa que dirigió Javier Martínez Acha, donde presentó muestras fehacientes del costo actual de la canasta básica, que asciende a $350 dólares en un mercado tan popular como el Súper Extra de la 24 de Diciembre. No sé a quién corresponde el velar por la información y actualización permanente de estas cifras, si al MEF o la ACODECO, pero algo tiene que hacerse para que no siga ascendiendo. Ya no hay ferias Compita y las alternativas de abastecimiento se cierran de forma inexorable.

Igual pasa con el desempleo, que sigue en aumento, a pesar del cacareado crecimiento de la economía nacional. O estamos hablando paja sobre la bonanza que vivimos (o viven otros) o se están empleando a muchos indocumentados en detrimento de los nacionales que buscan el sustento diario.

La basura o su recolección siguen en recreo y apenas hace unos días se aprobó la creación de la autoridad que velará por ella, lo que le quita facultades al alcalde, pero todos queremos que este ilustre funcionario acabe su período, porque quien aspire al cargo, así sea Pelúa, ganará, después del desastre que ha sido el Plan B. Urge definirle algunas funciones para que no trate, otra vez en estas navidades, de romper un record Guinness con adefesios en la Cinta Costera.

Señaló el señor Martínez Acha que la situación del IDAAN es crítica y el suministro del agua potable aún más. Yo soy muy pro privatización y esa tarea está pendiente hace más de diez años en un servicio que da pena y desperdicia el recurso más valioso del país. Lo peor del IDAAN, entiendo, es el cobro del servicio, algo que con este auge de ‘tercerización’ bien podría hacerse.

De metiche quise saber más sobre los megaproyectos que con bombas y platillos anuncia el gobierno. Los mismos son su enfoque principal, sin que las necesidades más urgentes de los panameños sean siquiera consideradas para ser medianamente satisfechas. La Tuza de la Avenida Balboa es el colmo del empecinamiento y capricho de los que ‘entran millonarios’. El diálogo establecido ante la demanda de derogación de la tenebrosa Ley Chorizo ha sido una burla a los participantes y nunca ha habido la intención de siquiera revisar los puntos álgidos que llegaron a hacer crisis en julio pasado. Esto ha iniciado una lucha de clases y la oportunidad de una radicalización de las posturas tanto de sindicatos como de otros actores de la despreciada —por el Ejecutivo— sociedad civil.

Hacer estos megaproyectos ‘llave en mano’, tal como teme mi admirado amigo Fernando Aramburú, si bien agiliza la ejecución, es un riesgo muy grande para el país, porque no controla costos y al culminarlos, puede que tengamos hasta que emitir deuda para poder pagarlos, lo que afectaría negativamente la relación con el Producto Interno Bruto del país.

Finalmente, la recompra de los corredores es el peor negocio que se pueda considerar. Con ese dinero se pueden hacer tres nuevas autopistas, no se crearían nuevos puestos de trabajo y, lo peor, se perderían los actuales. ¿Queremos crear este escenario para facilitarle al presidente que Wallmart adquiera sus supermercados?