EL FUEGO INVISIBLE
Por Mariela Sagel, Facetas, 4 de febrero de 2018
El Premio Planeta está catalogado como el Nobel para la literatura de habla hispana, no solo por su dotación sino por el impacto que la publicación de la obra genera. No se premia a un escritor por la totalidad de su obra, como en el galardón sueco, sino por haber sometido a un jurado un trabajo inédito, y el honor de obtenerlo viene acompañado con la edición e impresión casi inmediata en todos los países de habla hispana y en algunas ocasiones, con la venta de los derechos para su traducción a otras lenguas. Fue establecido en 1952 por el fundador de la editorial Planeta José Manuel Lara y se entrega generalmente los 15 de octubre de cada año. A los finalistas se les invita a Barcelona y allí pasan unos días de angustia hasta que se da a conocer el ganador, y el finalista (que sería como el segundo en la criba). Después viene la gala, que reúne a lo más granado de la intelectualidad y hasta de la nobleza española. En 2011, cuando Javier Moro se alzó con el premio por su inolvidable obra “El imperio eres tú”, los Príncipes de Asturias, hoy Reyes de España, acudieron a la entrega de los premios.
Su primera versión contaba con el monto de 40 mil pesetas (un equivalente a $30 mil dólares) pero a lo largo de estos 65 años ha ido aumentado su dotación, estando actualmente en 600 mil euros para el ganador y 150 mil euros para el finalista. Grandes intelectuales, escritores, pensadores, periodistas, críticos literarios e historiadores han ganado este codiciado premio entre los que se encuentran Antonio Gala, Víctor García de la Concha, Zoé Valdés, Manuel Vázquez Montalbán, Fernando Savater, Ana María Matute, Jesús Fernández Santos, Juan Antonio Vallejo Nájera, Terenci Moix, Juan Eslava Galán, Gonzalo Torrente Ballester, Antonio Muñoz Molina, Mario Vargas Llosa, Juan Manuel de Prada, Carmen Posadas (que ahora forma parte del jurado), Espido Freire (que estuvo en Panamá en la pasada feria del libro), Maruja Torres, Rosa Regás, Alfredo Bryce Echenique, Antonio Skármeta, Álvaro Pombo, Eduardo Mendoza, Javier Moro, Lorenzo Silva, Clara Sánchez, Jorge Zepeda Patterson y Dolores Redondo, entre un largo etcétera.
El año 2017, al cumplirse 65 años de este importante premio, el ganador fue el escritor español Javier Sierra con la obra “El fuego invisible”. Ese año la participación se estimó como un récord porque sometieron más de 600 obras. Sierra es conocido por libros anteriores donde siempre hay un misterio y en esta ocasión abarca un tema que está latente en las novelas de índole religiosa, como es el Santo Grial, o el Grial, para los escépticos.
EL SANTO GRIAL
Se conoce como el Santo Grial, o simplemente Grial a la copa que se aprecia en la escena de la Última Cena y que era usada por Jesucristo. Cuando uno visita el famoso cuadro pintado por Leonardo Da Vinci en la Iglesia de Santa María delle Grazie en Milán, las explicaciones sobre la disposición de los apóstoles y el cuenco o copa que sostenía Jesucristo abundan en la descripción de este recipiente y el misterio que lo rodea. Ese cuadro, que fue pintado sobre una pared a modo de mural entre 1495 y 1498 (siglo XV) fue precedido por el relato de Robert de Boron (siglo XIII) sobre un cáliz que le es entregado a José de Arimatea cuando Jesús resucita, con la orden de llevarlo a la isla de Britania. Cuenta la leyenda que ese mismo utensilio fue usado para recoger la sangre y agua que emanaban de las heridas infringidas a Cristo y, una vez en Britania, ha devenido toda una generación de guardianes que lo han mantenido escondido. Esta búsqueda es el hilo conductor de las historias relacionadas con el Rey Arturo, que combinan tradiciones celtas con cristianas.
Antes de de Boron, fue el poeta francés Chrétien de Troyes quien mencionó el grial en su narración “Perceval”, en el siglo XII, pero se le atribuye a de Boron, también francés, el asumir el término “Santo Grial”. A través de los siglos este misterioso cuenco o cáliz ha sido inspiración de tramas literarias, musicales y teatrales, como lo vemos en la ópera “Parsifal”, de Richard Wagner, “El péndulo de Foucault”, novela de Umberto Eco y “El código Da Vinci”, de Dan Brown, entre muchas otras referencias. También Steven Spielberg fue seducido por el grial y de allí la película “Indiana Jones y la última cruzada”.
JAVIER SIERRA
El periodista y escritor Javier Sierra, jugando con todos estos misterios y asumiendo que el grial fue llevado a iglesias en los campos aragoneses y catalanes de España ha tejido una trepidante trama que le mereció el Premio Planeta 2017 titulado “El fuego invisible”. Sierra, de 47 años, es conocido por tratar temas misteriosos, ya sean OVNIs, zombis o piedras filosofales. Ha trabajado en radio, prensa y televisión y es uno de los pocos autores españoles que ha visto sus libros estar entre los más vendidos en los Estados Unidos. El Premio Planeta viene a coronar una trayectoria de trabajo e investigación indiscutible. Desde muy joven era un experto ufólogo.
Su libro tiene como personaje principal a David Salas, un español que vive en Dublín, privilegiado con una familia pudiente e intelectual, que siempre le proveyó tanto de medios como de estímulos para estudiar. David se va a Madrid obligado por las circunstancias del inminente matrimonio de su madre y se encuentra a una vieja amiga de su abuelo, un gran escritor, que fue su discípula.
Empieza toda una trama de claves y enigmas para descubrir el grial en diferentes puntos geográficos de España y por tres grupos o equipos que conforman una “hermandad” o cofradía comandados por Victoria Goodman, la amiga de familia que es, a su vez, una famosa escritora de novelas de misterio. Se desencadenan una serie de acontecimientos que incluso amenazan con la vida de los integrantes de esa cofradía que llaman La Montaña Artificial y en ese mismo monumento, en el Parque de El Retiro, erigido por Fernando VII en 1815 se escenifican escenas increíbles.
La persecución que se desata los lleva a las iglesias románicas de los Pirineos, a colecciones de arte de Barcelona, libros antiguos y códigos extraños tallados en piedras en remotas iglesias de la geografía de Aragón. Lady Goodman, como la llaman, tiene una cautivadora asistente, que es a su vez historiadora de arte y con quien David involucra sentimentalmente.
El autor no ha dejado ningún cabo suelto. Hay intriga, misterio, historia, mitología y una gran seducción hacia una leyenda como la del grial en este libro, al que el Premio Planeta le ha hecho honor. También hay filosofía, un vasto conocimiento de la historia, erudición, descripciones de los escenarios que recrean al punto del preciosismo y, sobre todo, un desafío a los dogmas más conservadores de la Iglesia Católica. No es la primera vez que este autor se mete en esos vericuetos: su novela “El maestro del Prado” no fue del gusto del museo madrileño, que dejó de ofrecer el libro para la venta. El escritor Sierra dice que “algo que se está empezando a olvidar en la mente colectiva y es que todos tenemos dentro el espíritu creativo. Da la sensación de que todo nos viene hecho desde fuera, que todo está inventado y basta apretar un botón para que te traigan algo desde la tienda on line. Que hay poca capacidad de creación o de aportar algo. Mi libro quiere recordar que no es así; parte de una pregunta filosófica, cuál el origen de las ideas, pero trata de inocular el concepto de que las ideas no son sólo cosa de la especie, sino que forman parte de cada ser humano”.