Publicado en El Siglo, el 24 de julio de 2023.

A veces, cuando pregunto a colegas y amigos unos son sinceros y me dicen que simplemente no leen, y eso nadie lo debe cuestionar.

Mucho se ha debatido y se sigue debatiendo sobre la lectura y el tiempo que le dedicamos. Si bien esto es parte de nuestra cultura, con las nuevas distracciones de las redes sociales ahora se tiene la excusa perfecta para no leer.

A veces, cuando pregunto a colegas y amigos unos son sinceros y me dicen que simplemente no leen, y eso nadie lo debe cuestionar. Otros se salen con unos galimatías que nadie les ha pedido, excusándose de que no tienen tiempo, de que el trabajo, etc., pero no aflojan el WhatsApp y el Instagram. Hay los más que, por circunstancias ajenas, como fue el azote de la pandemia y afectaciones personales, han perdido la costumbre y se han volcado en Netflix, lo que no critico para nada puesto que en las plataformas hay muchas series que son muy educativas.

La lectura es un hábito que se adquiere, la mayoría de las veces, desde la infancia, especialmente cuando se crece en un ambiente donde los libros juegan un lugar importante. No necesariamente deben tenerse los medios para contar con una biblioteca, pero sí el acceso a bibliotecas públicas. Si los padres leen, es muy probable que los hijos los imiten. También está el estímulo de los maestros y profesores, algunos son tan buenos que seguramente te hacen enamorarte de la historia o la literatura, otros pueden ser tan malos que matan el interés.

En agosto se celebrará la Feria Internacional del Libro de Panamá, del 15 al 20 de agosto, que estará dedicada a la “identidad y el origen” de nuestros pueblos originarios (naso, guna, bribri, buglé, wounaan, ngabe, emberá). Es una magnífica oportunidad para conocer más sobre temas identitarios de nuestro país, así como para gozar de las presentaciones de libros de autores extranjeros y nacionales, que siempre atrae mucho público.