Los dos Escobar
MARIELA SAGEL
Facetas, 23 de Septiembre de 2012
No obstante, si bien fue el responsable de miles de asesinatos, otros lo recuerdan por su solidaridad con los estratos más humildes de la sociedad colombiana.
Actualmente en Panamá se está transmitiendo El Patrón del mal, serie inspirada en el libro La Parábola de Pablo, escrito por un ex alcalde de la ciudad de Medellín.
EL VILLANO QUE SE CONVIRTIÓ EN ÍDOLO
El parcero Pablo y el narcotraficante Escobar
Como narco dejó un legado de plomo y sangre. Como colombiano ayudó económicamente a sus más humildes compatriotas. Su historia ha sido contada en libros, películas y series televisivas
Desde hace unas semanas se está transmitiendo en Panamá la serie ‘El Patrón del Mal’, que tiene como fuente principal el libro del ex alcalde de Medellín (de 2008 a 2011), Alonso Salazar, titulado La Parábola de Pablo, publicado por editorial Planeta en 2001, en torno a la vida de Pablo Escobar Gaviria.
La productora general es Juana Uribe, sobrina del político asesinado Luis Carlos Galán, y en la misma participa Carlos Cano, hijo del ex director del diario El Espectador, Guillermo Cano. Consta de 80 episodios y se estrenó en Colombia en mayo de este año.
En Panamá se está viendo desde el mes de agosto, después de una atronadora campaña con extractos de los episodios más atrayentes, al punto que se gestó una ola de protestas, similar a la que ha habido en Colombia de parte de los sectores que señalan, acertadamente, que no se relatan hechos relevantes que rodearon al bandido más bandido que ha tenido ese país, como el financiamiento de campañas presidenciales, los vínculos con los gobiernos de Panamá, Cuba y Nicaragua, sus relaciones con la CIA y la DEA, etc.
Asimismo, ha surgido un clamor general para que deje de comercializarse en Medellín, donde todos quieren ahora vivir la alegría de la cultura, la seguridad y el ordenamiento municipal que ha experimentado esa ciudad y olvidar un pasado que enlutó a esa región y al país, y estigmatizó para siempre a sus habitantes.
EL ROBIN HOOD COLOMBIANO
A la par que sale esta serie, el periodista y autor de más de 20 libros, Germán Castro Caycedo, publicó en junio de este mismo año un libro cuyo material tenía más de dos décadas de estar en una gaveta: Operación Pablo Escobar.
Es una sobrecogedora combinación de entrevistas que Castro Caycedo le hizo al llamado ‘Robin Hood de Colombia’ y las descarnadas narraciones de Hugo Aguilar, segundo al mando del grupo élite llamado ‘Bloque de Búsqueda’, que tuvo a su cargo la operación que puso fin a la vida del hombre más rico de Colombia y a la vez el más peligroso del mundo.
No faltan las descripciones de los asesinatos, torturas, violaciones que se dieron durante esos aciagos años, incluyendo hasta el detalle pormenorizado de las municiones que se utilizaban y los efectos que éstas producían. Año y medio antes que lo capturaran y asesinaran, a la gente de Escobar les incautaron 2 mil 700 fusiles AK 47.
El testimonio de Aguilar es trepidante. Relata el escenario de hace casi treinta años, la tecnología a la que tenía acceso la mafia colombiana y los millones que puso la inteligencia gringa para librar una guerra sin cuartel a fin de capturar no solo al bandido más peligroso de todas las bandas de narcotraficantes, si no también a los políticos corruptos, empresarios complacientes y mujeres que se prestaron para continuar la cadena de muertes.
Evidencia también la urgencia que tenían las altas autoridades responsables de la seguridad por salir en los titulares antes que ponerle coto a la masacre que se vivía a diario. Más de seiscientos policías muertos en un año, las instituciones estaban infiltradas, habían carros bombas por todos lados, secuestros a más no poder y la excusa de que el gobierno había tenido que darle todas las prebendas que Escobar Gaviria exigió, como fue su supuesta reclusión en la cárcel La Catedral, donde gozaba no solamente de comodidades sino de lujos y excesos, hasta de cámaras de tortura, y de donde salió por la puerta de atrás, en una supuesta huida.
En la segunda parte del libro, están las entrevistas a Escobar -realizadas dentro de los predios que éste último establecía- con abundante descripción del entorno. Pablo Emilio era noctámbulo y durante las varias noches y madrugadas que el periodista Castro Caycedo lo entrevistó le tocó amanecer escuchándole sus descriptivas narraciones.
MEJOR UNA TUMBA. . .
Ésta era la justificación que hacían los mafiosos para oponerse a la extradición, y por la cual algunos se entregaron a la justicia blanda colombiana.
Así lo hizo Pablo Escobar cuando pernoctó en La Catedral. Y así lo han hecho otros. Germán Castro Caycedo relata sus conversaciones con García Márquez cuando en 1983 se estaba debatiendo el tratado de extradición (‘Gabo’ publicó un artículo el 28 de septiembre de ese año titulado Un tratado para tratarnos mal), los intentos de detener la violencia de la que fue presa el país vecino por cuenta de los herederos del cartel del Marlboro y cómo los gringos se apropiaron de algunas historias, acreditándolas como propias o perpetradas por ellos, incluyendo la de la muerte de Escobar.
En el libro se plasma el mismo lenguaje y las palabras soeces con las que se expresaban los criminales del país sudamericano. En la segunda parte está la descripción, con fechas, nombres y sitios en Panamá donde se reunían, se transaban y se resolvían los problemas de los capos.
Nuestro país no solo se convirtió en el refugio de los miembros más conspicuos de los carteles, sino en la plataforma donde se negociaban sus cabezas, por parte de colombianos, estadounidenses y con la complicidad de nuestras autoridades en ese tiempo.
Son reveladores los señalamientos que se hacen sobre Manuel Antonio Noriega, no siempre muy favorables. Allí se relata de forma descarnada todo lo relacionado al montaje del laboratorio de procesamiento de coca que funcionaría en Darién y los dieciséis mil barriles de éter que se le entregaron a los ‘yanquis’. De igual forma se pone de manifiesto la relación de Escobar con personajes como Carlos Lehder, Jaime Bateman y otros.
La publicación del libro, largamente postergada por el autor (y por la editorial) pareciera coincidir con el estreno de la serie. Germán Castro dijo en una entrevista publicada en El País de Colombia, que posiblemente la editorial le pidió el material por esa razón y ya que lo tenía guardado, decidió hacerlo en dos partes, ‘pero yo le quité la sangre, porque para hacer un buen relato narrativo no hay que recrear la sangre, ni el sexo, ni nada de esas maricadas. Aunque es muy violento el libro, no lo es tanto como lo fue originalmente’.
Es un buen ejercicio el recordar la historia para no volver a cometer los errores que causaron tanto dolor en ella, pero hay que hacerlo con discreción y cuidando de que no se revivan los hechos de manera que se quieran emular porque, según Castro, en el mundo de la coca, como en pocos, la emulación está a la orden del día.
LITERATURA NARCO
Crimen no paga pero inspira
Son muchos los autores que se han inspirado en el fenómeno del narcotráfico, como es el caso de Virgina Vallejo, una periodista, modelo y locutora que en el 2007 revolucionó Colombia con la publicación de ‘Amando a Pablo, Odiando a Escobar’. En sus páginas la ex presentadora de televisión relata una desaforada vida de lujos y exceso. El libro fue un ‘best seller’ en las librerías de Estados Unidos.
‘Prohibido decir toda la verdad’ ofrece un relato íntimo de lo que vivió el periodista Raúl Benoit, corresponsal de Univisión, mientras trabajaba en Colombia. Lo que comenzó como una carta destinada a sus hijos en el 2001 fue extendiéndose hasta convertirse en novela.
El pecado de Raúl Benoit, quien reside actualmente en la ciudad de Miami, fue decir lo que en verdad estaba pasando en Colombia. Por esto fue tildado de antipatriota por sus coterráneos.
La obra ‘Jaque Mate’, escrita por el general retirado Rosso José Serrano, ofrece el punto de vista de los que estaban al otro lado de la batalla contra las drogas: la policía colombiana. En el libro se relata la forma como las fuerzas del orden le ganaron finalmente la partida al cartel de Cali y otras organizaciones similares. El nombre alude al apodo del que gozaba Gilberto Rodríguez Orejuela, el capo del carte de Cali.
Otro autor que se ha adentrado en el turbio universo del tráfico de estupefacientes fue el periodista francés Jean-François Boyer, uno de los invitados a la pasada Feria del Libro.
Durante su paso por el Istmo el autor de ‘La guerra perdida contra las drogas’ dictó varias conferencias en las que se refirió no solo al tema del narcotráfico, sino también al exigente oficio del periodista investigativo. –