Por Mariela Sagel, en El Siglo de Panamá, lunes 21 de marzo de 2022.
El viernes pasado tuve el privilegio de asistir a la inauguración del puente 1915-Canakkale, que une el continente asiático con el europeo en el estrecho de los Dardanelos, lo que antes se hacía a través de un servicio de ferry, como los que teníamos antes de que se construyera el Puente de las Américas.
El acto, muy simbólico, coincidió con el 18 de marzo, fecha emblemática para los turcos porque ese día se conmemoraban 107 años de la batalla de Çanakkale Savaşlari, que enfrentó a los turcos (entonces otomanos) contra los ingleses y franceses, que querían controlar el estratégico estrecho de la tan codiciada Constantinopla.
Fue una derrota para el casi invencible Winston Churchill durante la I Guerra Mundial. Como ahora, los estrechos eran y son controlados por los turcos y el primer ataque incluyó el Queen Elizabeth, que bombardeó las costas otomanas. Como todavía era invierno no pudieron usar más aviones extranjeros pero los turcos, más estrategas y más acostumbrados a las condiciones climáticas, se alzaron victoriosos. Ese triunfo representó el surgimiento de la figura de Mustafá Kemal, conocedor del área, a quien ayudaron soldados neozelandeses y australianos, junto a alemanes. Kemal es hoy conocido como Atatürk, el padre de la patria, y esa batalla representó su consolidación para llevar a cabo la guerra de la independencia.
Ahora, después de 107 años, se inauguró el puente 1915-Canakkale, en la parte más estrecha del estrecho, que mide 101 km de largo y es el puente suspendido más largo del mundo, a 2023 metros del mar, que es la altura sobre los Dardanelos y la altura de sus torres es de 318 metros y 334 hasta la cima. El puente fue un proyecto financiado por el gobierno de Corea del Sur y otras empresas de construcción y el acto de inauguración fue multitudinario, con la asistencia de miles de personas, que bajo un frío llegando a los cero grados y viento que pelaba, estaban exultantes por esta gran obra.