MARIELA SAGEL*
Opinión, La Estrella de Panamá
21 de febrero de 2010
Mucho antes de lo que se esperaba, la luna de miel con el gobierno del cambio ha dado paso a la de hiel. Una encuesta realizada por Dichter & Neira, que me envió y me ha permitido citar mi apreciado amigo Guillermo Adames, refleja el sentir de una muestra de panameños, la mayoría mujeres –como es de esperarse— de entre 18 y 30 años y con 51 años o más, en su mayoría, trabajo fijo, secundaria completa y un nivel socioeconómico bajo, señalando la caída vertiginosa que está teniendo no solamente la gestión presidencial sino la poca transparencia que practica.
En términos de país y comunidad, entre diez problemas que nos afectan, la inseguridad se lleva más del 40%, diluyéndose el resto en porcentajes que apenas ascienden a un 10 ó 12%, incluyendo el desempleo, el transporte público y el costo de la canasta básica.
En esta entrega se han incluido dos preguntas relacionadas al Fondo de Inversión Social (FIS) que tal pareciera que el agua y la campana ahogaron en los carnavales, porque de las investigaciones y denuncias al respecto ya nadie habla. Un 66.3% señaló que las irregularidades son reales. Los noticieros de “ pacotilla ” no escapan a la percepción popular, porque el 66.9% de los encuestados sí considera que lo son y más del 50% percibe que la libertad de expresión está en peligro. Sería bueno que incluyeran aquí a los autoproclamados ensotanados de ella, que la aplican a unos, pero la defienden a ultranza cuando le cae a ellos.
En el tema de seguridad la cosa es peor: Ante la palpable amenaza en la frontera con Colombia, casi el 70% percibe que el Servicio Nacional de Fronteras no está preparado para defenderla y que la seguridad en esa área se debe reforzar (86.2%). Esta encuesta fue conducida justo después de los enfrentamientos de nuestra policía con las FARC en Darién.
La muestra, por la que el primer mandatario ha expresado desprecio, opina sobre la separación de la procuradora Ana Matilde Gómez. Los porcentajes de enero y febrero se han mantenido casi idénticos en contra de esa acción unilateral y abierta injerencia del Ejecutivo en el Ministerio Público y el 56% señala que la Corte Suprema actuó siguiendo órdenes del presidente.
La educación, algo de nunca acabar, insiste en andar de recreo: la mayoría considera que se retrasará el inicio de clases y aplaude —por supuesto— la entrega de un bono de 20 dólares a los estudiantes de escuelas oficiales (aquí me remito a lo que señaló el presidente electo del Uruguay, Pepe Mujica, en un encuentro con intelectuales: no le des un dato a un niño, enséñale a pensar). El bono no compra esa facultad de pensar.
La encuesta finaliza con la opinión generalizada que los semáforos inteligentes no han agilizado en nada el infernal tráfico que se libra en las calles de la ciudad capital y una amplia mayoría clama que se programen adecuadamente. En lo personal yo sí creo que en algunos puntos álgidos los semáforos disminuyen los riesgos de sufrir un accidente, pero tenemos que estar pendientes de ellos si no, no nos damos cuenta que existen hasta que ya es muy tarde.
Esta muestra viene con un sesudo análisis de quien me permitió comentarla en esta columna y que sugiere que, en democracia, no es aconsejable que un gobierno demuestre ser hipersensible a la crítica, que en este caso se aplica. Las encuestas eran buenas cuando favorecían, ahora no lo son. De la misma manera, cita algunos arrebatos verbales que se producen cada vez con más frecuencia y va señalando uno a uno lo prometido en campaña y lo que están haciendo en gobierno, o sea, todo lo contrario.
No es de extrañar que una de las preguntas haya sido elaborada en torno al vestuario informal del presidente Martinelli en su visita a Honduras: un 55.9% consideró que sus pantalones raídos y camisa por fuera “ desfavorece su imagen ”. Los panameños no lo queremos chabacano, como se expresa, lo queremos para presidente y como tal, debe lucir ante el mundo.