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ENCUENTROS LA DISTANCIA MÍNIMA


Por Mariela Sagel, Vida y cultura, La Estrella de Panamá, 3 de febrero de 2019

     En el Hotel Casa Palacio de Carmona, Andalucía, asistí el fin de semana pasado a un encuentro poético inolvidable.  Gracias a las gestiones del periodista Fernando Orgambides, para quien la perfección solamente se alcanza con la puntualidad y la meticulosa organización (de la cual él es un experto) y la cariñosa y estimulante compañía de la arquitecta Carmen Samalea, llegué a este precioso pueblo ancestral, a una media hora de Sevilla, para invertir dos días sumergida en la poesía y en lo que tienen que decir los poetas.

     Carmona es un pueblo de Andalucía que tiene unos 5,000 años. Ha sido testigo y sobreviviente de la gloria y caída de imperios que se han ido sucediendo en el tiempo: fenicios, romanos, visigodos, árabes y castellanos, que han dejado un legado de monumentos históricos de indudable riqueza.  Tiene muchas entradas en su fortificada muralla, palacios, monasterios, conventos e iglesias en un entramado urbano sinuoso que se adapta a su topografía, con calles empedradas y paredes encaladas que permiten el desplazamiento de los visitantes sin mucho apremio.  La iglesia prioral, dedicada a Santa María de Gracia deslumbra por la combinación de estilos que resumen sus muchos años en pie: estilo andaluz tardío del siglo XIV, el acceso por el patio de los Naranjos permite apreciar que fue un templo cristiano visigodo, después una mezquita que fue demolida en 1424 y de allí su forma actual con su consecuente amalgama estilística.

     De sus muchas puertas destaca la de Córdoba, construida en el siglo I DC por el emperador romano Augusto, orientada a la vecina Córdoba, que combina también el estilo morisco que fueron añadiendo los árabes y el neoclásico que conserva su actual fachada.  La Vía Augusta, de Sevilla a Córdoba, cruza Carmona por el este, entre esta puerta y la Puerta de Sevilla.

EL ESCENARIO DEL ENCUENTRO POÉTICO

     La Casa Palacio de Carmona es un palacio adaptado para hotel conservando las particularidades de su construcción, que data de la primera mitad del siglo XVI.  Un capitán de la conquista del Perú, Lázaro de Briones recibió de Felipe II de España un terreno y sobre él construyó este palacio, entre cuyas paredes vivieron por cuatro siglos sus descendientes, entre cultivos agrícolas y establos, y desde donde manejaban sus otras fincas.  Uno de ellos, el Marqués de Marchena la vendió a sus actuales dueños en 1987 quienes la restauraron y la regentan como hotel desde 1991.

     La Casa Palacio tiene hermosos salones donde la poesía y el silencio se dieron la mano, a la par que la música, durante el fin de semana.  El Salón Azul era el escenario perfecto para la lectura de poemas, en medio de muebles de la época, impresionantes lienzos y un cielo raso pintado de estrellas fulgurantes.  La Loggia era el escape perfecto para las comidas, donde entraba una abundante luz a la hora del almuerzo.  La biblioteca, el bar, la terraza y las magníficas habitaciones creaban un ambiente de remembranza de la aristocracia española.

LA DISTANCIA MÍNIMA

     El gestor de estas jornadas reflexivas en torno a la fotografía, la poesía, la música y a futuro otras manifestaciones culturales es Enrique Parrilla, un joven andaluz cuyo sustento material no depende de estas actividades, pero su recreación y gratificación personal lo llenan de gozo con cada evento exitoso y motivador. 

     Estos encuentros se realizan una vez al mes desde hace 6 años.  Los primeros fueron en un espacio de fotografía en Sevilla que un amigo de Enrique le ofreció para que llevara a cabo actividades literarias.  Empezó con un poemario combinado de música de cámara y le gustó la experiencia.  Desde entonces, ha continuado compartiendo ese asombro por la poesía y ligarlo al silencio combina muy bien con la evolución de sí mismo.  Los poetas que pasan por ese espacio son amigos, se complementan.  Lo que a mi me pareció increíble fue que pasáramos horas, unas 25 personas, escuchando los versos de José Mateos, Vicente Gallego y Antonio Moreno, y en torno a lo que ellos querían decir y nos explicaban por qué habían escogido decirlo de esa manera.

     Se construyó un espacio para el silencio, para interiorizar los versos y se creó un círculo de amigos y, de alguna manera, hasta patrocinadores se han sumado a fin de continuar con estas actividades, que apuestan a la cultura como la única que nos hará crecer.  Se contó, en esta ocasión, con un breve concierto del cuarteto de música sefardí Kramim.  Como ya era de noche, acudieron muchas personas que estaban de fin de semana en Carmona, lo que creó una atmósfera mágica para celebrar la culminación del Sabbat.

     Enrique Parrilla también ha realizado sus encuentros en Tánger donde ha llevado a poetas españoles a presentar y recitar sus poemas en la Librería Des Colones (Las Columnas), un espacio mítico desde los tiempos de que esa ciudad era el destino de artistas y escritores.  Desplegó una ingente labor allí, cuidando siempre la voz y apegado a una poesía rigurosa. 

     Como se le ha dado muy bien la organización de esos encuentros, tanto en Sevilla como en Tánger se los llevó a Carmona, en el formato de un retiro espiritual, en una casa fuera del tiempo.  Una casa con historia, con cargas emocionales, con música que en algunos años sonó (hay varios pianos en el palacio).

     Entre los ambiciosos planes que tiene Enrique Parrilla para continuar su ingente labor cultural, tiene pensado encuentros de historia y arqueología, y justo en éste, al que tuve la dicha de asistir, estuvo presente Fernando respetado arqueólogo de una erudición impresionante, a la vez que una sencillez que solamente las personas de mentes muy dotadas son capaces de conservar en la transmisión de sus conocimientos. Al saber que yo era de Panamá me comentó que colabora con dos arqueólogos colombianos que apoyan la labor que lleva a cabo el Patronato de Panamá Viejo, especialmente este año en que se conmemoran los 500 años de la fundación de nuestra ciudad en ese sitio histórico que guardan celosamente sus ruinas.

     No creo que haya habido una mejor forma de visitar este poco conocido destino andaluz que en el marco de esta jornada de Vidas Calladas, recogidas primorosamente en una publicación de la editorial 9 millas donde los tres poetas invitados exponen sus preguntas existenciales y nos regalan unos versos.  A ver cuándo La distancia mínima nos vuelve a juntar.