Panamá

Exploración por el bosque literario lluvioso

Mariela Sagel y Juan Abelardo Carles
PA-DIGITAL

Inauguración de la Feria del Libro de Panamá
Inauguración de la Feria del Libro de Panamá

Atlapa duerme. Sus enormes y viejos salones permanecen oscuros y vacíos. De pronto, los grandes portones traseros se abren, espantando a las sombras. Un ejército de hombres y mujeres entran y comienzan inmediatamente a parcelar el suelo con tiras de cinta adhesiva. Es martes 18 de agosto, víspera de la Quinta Feria Internacional del Libro de Panamá: en poco menos de un día, las editoriales, distribuidoras y tiendas de libros más importantes de Panamá sembraron bandera aquí, en el encuentro literario más concurrido del país.

Hace 10 años, cuando se celebró la primera feria, pocos hubiesen anticipado la expectativa que llegarían a generar las versiones siguientes. Las ferias del libro han roto mitos y generado espacios de esparcimiento cultural para el pueblo panameño, que tanto los necesita y desea. A pesar de que el encuentro fue inaugurado a las 6 y media de la tarde, el recinto reventaba de estudiantes, profesores y público en general desde temprano el miércoles 19.

Los autores panameños picaron por delante y acapararon mucha atención el primer día. Carlos Wynter presentó “El Escapista y otras Reapariciones”, su antología de cuentos más reciente; mientras que Rose Marie Tapia ofrecía “Receta para el desastre”, novela para la que no paró de autografiar ejemplares. Mientras se sucedían las primeras actividades culturales, los pasillos se iban llenando del variopinto mosaico que compone el pueblo panameño y de los particulares especímenes que componen su intelectualidad. Entre los escritores se pasaba de quien iba con vestido sastre y peinado bomba, hasta el desgreñado de jeans y camisetas raídas.

Alrededor de las seis de la tarde, unos y otros fueron gravitando hacia el Teatro La Huaca, donde se inauguraría oficialmente la feria. La Primera Dama, la Ministra de Trabajo y el Alcalde Capitalino lucían el acto, junto a los directivos de la Cámara, los escritores invitados de varios países, el Embajador del Perú, país invitado de este año y otros colegas suyos.

El comité organizador y el comité consultivo trabajó con mucha incertidumbre hasta el final, por el amago de sacarnos la tabla que hubo a principios del mes, por parte de la Alcaldía de Panamá, lo que hubiera afectado a más de 30,000 niños que gozarían de las actividades que se realizaron en el Pabellón Infantil. Pero como el asunto no pasó a mayores, lo que fue un inconveniente pasajero se convirtió en una estrategia de mercadeo muy poderosa. Al final, nuestro burgomaestre terminó sentado en el pabellón infantil, rodeado de niños, como cuentacuentos de excepción.

De hecho, el pabellón infantil demostró, una vez más, el papel clave que juega en la misión de iniciar a nuestros más pequeños en el hábito de la lectura. Las actividades diseñadas por la Casa Cultural Huellas, fueron en extremo estimulantes, como bien lo indicó Analisa Williams, su directora. “Para Casa Cultural Huellas es muy importante la visita de los niños a quienes les ofrecimos talleres de creatividad literaria en el Pabellón Infantil con el propósito de brindarles una nueva experiencia creativa con un contenido de calidad, y así crear una generación desde sus raíces que, a partir de sus bases, mantengan una actitud diferente en torno a la literatura y a las artes en general. Ojalá esta fiesta cultural pueda realizarse anualmente cada vez con mejor oferta y así ir educando de forma democrática a todo el país”.

Otros, como el escritor José Luis Rodríguez Pittí, presidente de la Asociación de Escritores de Panamá, sugirieron cambios para el pabellón infantil y otras áreas de la feria. “…como organizar la sección infantil (que pensamos que en la feria anterior era el punto más flojo, manejado por los regueseros, y en todas las ferias, la más importante por tratarse de los futuros lectores), nombrar los pasillos con calles de los autores panameños fallecidos, colocar pancartas o colgantes con nombres de obras, transmitir mensajes con textos poéticos pregrabados por los mismos autores, coordinar los eventos literarios para que los recitales, presentaciones de libros y otras actividades relacionadas fueran de interés de la mayor parte del público que conocemos muy bien de tantas actividades culturales en las que los hemos tenido”.

De escritores, políticos y otras hierbas.
Atrás quedaron las grandilocuentes ceremonias como la que se dio cuando el Presidente de Chile, Ricardo Lagos, prestigió con su asistencia este evento. Alonso Cueto, el escritor peruano de mayor relevancia que nos visitó esbozó unas cálidas y muy bien estructuradas palabras, enfatizando el ancestral vínculo que une a los dos países: Perú y Panamá, especialmente porque desde la isla de Taboga salió la expedición que conquistó al Perú y porque la madre del santo más venerado en el país andino, San Martín de Porres, era panameña.

El mariposeo político dejó mucho que desear. Ministros, diputados y dirigentes partidistas brillaron por su ausencia. Los pocos que se pasearon por los pabellones se sorprendieron al tener que ceder protagonismo, al menos por esta vez, a escritores, intelectuales y académicos. Un ejemplo muy comentado de esto fue el de la ex candidata presidencial Balbina Herrera que se acercó a saludar a Rosa María Britton mientras ésta firmaba autógrafos en el pabellón de Santillana. En la feria del 2003 el proselitismo político se tomó los salones de Atlapa, cuando el que nunca se ha leído ni un pasquín se apareció por allí.

En las conferencias sucedió de todo, desde lo polémico hasta lo jocoso. Un escritor decretó por enésima vez el fin de los libros de papel durante la charla dedicada a los blogs y otros medios de expresión literaria en internet. En la mesa dedicada a conmemorar los 150 años de publicación de “El Origen de las Especies”, de Charles Darwin, un científico terminó defendiendo a la Iglesia, mientras un sacerdote la cuestionaba.

De nuestro patio se presentó la edición conmemorativa de los 25 años del libro “El señor de las lluvias y el viento” de la escritora Rosa María Britton, con una bella portada de una obra del pintor panameño Brooke Alfaro y bajo el sello Punto de Lectura del Grupo Santillana. Igual impacto e interés suscitó la mesa de literatura erótica, que tuvo a Gloria Young declamando efusivamente y a José Ardila tratando de enseriar el asunto. Neco Endara, como siempre, se salió por la tangente y al contestar un llamado a su teléfono en medio de la charla y por encontrarse en ese momento tocando el tema, afirmó categóricamente, “me estoy masturbando.”

La novela histórica de Juan David Morgan, El Silencio de Gaudí, fue presentada con 2 años de atraso y el escritor hizo una breve reseña de la motivación que tuvo para investigar un tema tan importante como complicado, que es la construcción de la iglesia de la Sagrada Familia por el arquitecto catalán Antoni Gaudí, en una Barcelona que cede al desarrollo con ciertas amenazas a su valor histórico. Lo acompañaron Daniel Pichel y Berna de Burrel, quienes le cayeron en pandilla preguntándole por qué no se atreve más en la parte romántica de sus historias –aunque con esta obra da un gran paso.

Otra de los del patio que tuvo su presencia importante fue Gloria Guardia de Alfaro, con otra reedición de El Último Juego, obra que recibiera el Premio Centroamericano de Novela en 1977, cuando Ángel Rama estaba vivo y fue jurado. Una reedición bajo el sello Alfaguara con la ilustración de portada de una obra del maestro panameño Julio Zachrisson. Un poco larga la presentación, con muchos presentadores que se creyeron tenían que echar todo el cuento en ese momento.

Sobre la puesta en escena de Ojitos de Ángel, del escritor panameño Ramón Fonseca, nos dice el Presidente de la Cámara:

La obra de teatro me pareció refrescante, divertida ya que tuvo su toque de humor, pero sobre todo aleccionadora, porque nos enseña que las personas pueden cambiar y solidarizarse con otros que padecen desgracias. Julio, un hombre de mediana edad, exitoso en sus negocios, alejado de su familia debido a sus múltiples obligaciones. Luego de un accidente, es llevado a un hospital público donde comparte su habitación con Mechi, una niña que padece un cáncer terminal. Su duro corazón se va suavizando al conocer más a fondo la desgracia de esta niña y darse cuenta que puede ayudarla.

Reconoce su alejamiento de su familia al sentirse sólo y no ser visitado por nadie. La obra aborda los sentimientos de caridad, de humildad, de amor por la vida, y también una gran entereza de Mechi, quien a pesar de conocer que su enfermedad no tiene remedio, mantiene la esperanza de la vida y su deseo de ayudar a Julio a cambiar y reconciliarse con su familia.

Renée Avila, Presidente, Cámara Panameña del Libro.

Lo vuestro.
En este aspecto hay que destacar la presentación de lujo que trajo Perú; el homenaje al Inca Garcilaso de la Vega, y sus comentarios reales, que fue prestigiada por Luis Enrique Tord y Carlos García Bedoya, catedráticos e historiadores de gran importancia. Fue una degustación de conocimientos que no tuvo parangón en la feria.

La estrella de la feria fue el ex senador y ex rehén de las FARC, Luis Eladio Pérez, que presentó el libro que, como él mismo dice, no escribió sino que compartió sus vivencias con el periodista Darío Arismendi. El día de su presentación habló con tanta paz y transparencia, de cosas horribles, como que estuvo sin zapatos por un año y atado a un árbol por dos que se le notaba la placidez de la que gozan aquellos que solamente pueden llegar a este Nirvana porque han visto lo peor y ya no les asusta.

Fernando Correa presentó la obra de su amigo Ignacio del Valle, otro de Alfaguara, no sin estar exenta de polémica la conferencia, pues al autor le cuestionaron por haber escrito una obra ambientada en Leningrado, sin haber visitado antes la ciudad. El gran escritor Alonso Cueto, autor del Susurro de la Mujer Ballena, tuvo a bien conversar sobre su ensayo “Sueños Reales”, el compromiso de un escritor, donde desgrana la vida y obras de algunos de los escritores que amamos.

Otro que se robó el show fue Sergio Ramírez Mercado, el nicaragüense ex sandinista, cuyos libros sufren ahora la censura del régimen de Daniel Ortega. A esta presentación se refiere la Dra. Rosa María Britton:

La conferencia «La palabra bajo riesgo» dictada por el gran escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado, fue uno de los momentos más destacados de la FIL 09. El escritor señaló con claridad que Gobiernos electos democráticamente, pretenden convertirse en dictaduras arropadas con el manto del socialismo. Los que se atrevan a disentir, son silenciados con la censura y no pocas veces con la violencia, ante la indiferencia de las masas.

Quien presentó el libro, el Lic. Roberto Brenes, lo hizo con gran acierto y maestría.

Lo de los demás. La mesa de blogs tuvo mucha participación y polémica, llenando su cometido. Fue aquí donde se decretó, por enésima vez, el fin de los libros. Con semejantes decretos, no es de extrañar que entre los asistentes se despertara una viva discusión sobre el valor de aquello que se narra en el efímero soporte del mundo virtual. Lo mismo pasó en la conferencia titulada 150 años de la publicación del Origen de las Especies, de Charles Darwin. Sobre esta mesa me permito hacer una infidencia: Inicialmente se había invitado al Prof. Juan Antonio Tack, ex canciller y negociador de los tratados Torrijos Carter. De hecho, él fue quien la propuso. Pero con el devenir de la organización, el Profesor Tack manifestó que no pensaba estar bajo el mismo techo que los cabalísticos, masajistas y mucho menos, libros de auto ayuda. Pero los conductores, el uno defensor de la teoría de Darwin y el otro sacerdote, terminaron, ante la gran concurrencia, el primero defendiendo a la iglesia y el segundo criticándola, como se dijo en la introducción.

La “polémica” mesa sobre El Universo de Corín Tellado fue muy fluida aunque por la hora no estuvo tan concurrida como se esperaba. Durante la misma participaron profesores de español que defendieron el valor que tuvo “la inocente pornógrafa”, como la catalogó en su momento Guillermo Cabrera Infante.

También fue bien criticada la mesa “Lecturas irrelevantes para escritores irreverentes”. Su moderador, Paco Gómez Nadal nos dice al respecto: “la mesa logró su cometido: un rato de diversión seria, un poco de irreverencia entre reverencias. El público, que llenó la sala, planteó el tema clave: ¿será que en estos tiempos no hay escritores irreverentes sino una sociedad asustadiza? ¿será que disentir se interpreta como un acto de irreverencia? Al final lo importante fue la conexión de los autores, Guido Bilbao y Rafael Candanedo, con los lectores. Conocerse, jugar entre palabras a construir discursos comunes. Para mí, el éxito es que todos nos influimos, como cuando se escribe o como cuando se lee. Nadie queda indemne. Ese debería ser el objetivo de la programación de una feria y en el caso de esta mesa creo que lo conseguimos.»

Gran expectativa tuvo la presentación del libro “Los hombres que no amaban a las mujeres”, el primero de la trilogía de Stieg Larsson, por parte del Grupo Planeta y su director editorial, Gabriel Sandoval, de México. Esa novela es actualmente la más vendida en todo el mundo y, como la señaló Alonso Cueto, es literatura popular muy buena. Se puso a la venta el segundo tomo “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” y para octubre se espera el lanzamiento del tercero. Durante el desarrollo de la presentación se explicó tanto la narrativa del autor sueco, ya fallecido, como las interioridades de una sociedad que aparenta ser perfecta, pero que tiene mucha carcoma por debajo. Continuará…