Convivencia El accionar público Opinión Panamá Publicado en La Estrella de Panamá

¿Hacia dónde vamos?

Domingo 19 de julio de 2015 

«Los intercambios en intersecciones importantes han resultado, en la mayoría de los casos, en un tranque elevado.»

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Las noticias de ejecuciones, secuestros, atentados y acciones relacionadas no nos dan tregua, y muchas veces las redes sociales y los noticieros dan cuenta de un acto, pero no se sabe en qué paró, lo que nos lleva a pensar que o no se hizo nada o se tapó, porque mediaron intereses poderosos. Hace unos días le dispararon a un supuesto testigo protegido, que había mandado a blindar su carro y lo que se dijo fue que salió inmediatamente del país y que había pedido protección a las autoridades y que estas se la habían retirado.

Se suma a este desasosiego colectivo la percepción generalizada de que la economía no se está moviendo al ritmo trepidante que llevaba en los años anteriores y que vamos de mal en peor. Yo no estoy tan segura que estemos estancados y prefiero ir lento, porque llevo prisa, pero sí hay interrogantes que ojalá sean compartidas por muchos y que el Gobierno aclare hacia dónde nos lleva.

La ausencia de proyectos, —aparte del rescate urgente de la ciudad de Colón y la eliminación de letrinas, no conozco ninguno otro— contribuye a que sintamos que no hay norte. La segunda línea del Metro es consecuencia lógica de la primera (que no fue idea de Ricardo Martinelli, sino que viene desde 1998), pero el resto de los proyectos hechos por él son unos soberanos monumentos al atraco y la corrupción que solo un equipo de bandoleros organizados fue capaz de perpetrar. Cambiarle el nombre a la ciudad hospitalaria no corrige la pésima ubicación en que está, porque los accesos a la misma puede que sean más costosos que la infraestructura nosocomial que es necesaria. Los alrededores del Hospital Santo Tomás, tomando el terreno donde estaba la antigua Embajada de Estados Unidos, bien pueden remediar las necesidades de salud. Siempre hay un afán de descartar lo que está en pie por hacer estructuras que lleven su plaquita (igual que la fajita que matan los escritores porque lleven sus libros, firmado por un autor famoso).

Los intercambios en intersecciones importantes han resultado, en la mayoría de los casos, en un tranque elevado. ¿Por qué el Ministerio de Obras Públicas no diseña un paso elevado en la rotonda de vía Israel y ave. Cincuentenario, donde el tranque se hace cada día más insoportable? De repente hacen un ramal que lo pongan los vehículos en la entrada de Multiplaza.

Se percibe que el Gobierno emplea más tiempo en perseguir que en gobernar, pero no se ve que se agilicen los procesos contra los ya sindicados y, encima, cada día aparecen más chanchullos por parte de los que malversaron los dineros del Estado. La noticia de que se gastaron arriba de 10 millones de dólares en instrumentos musicales para dotar a las escuelas públicas da para pensar que tendríamos una orquesta como la de cualquier país europeo, donde se cultiva la música clásica. Se requiere la rendición de cuentas, pero sigamos el ejemplo de Perú, que se cree una Fiscalía especial o se delegue el tema a la Fiscalía de Cuentas y que no se le ocurra al presidente Varela seguir con la cantaleta de ‘corrección fraterna’, porque el que la hizo la tiene que pagar. Ya sea que la haya cometido durante los 26 meses que estuvo su partido aliado al de Martinelli o en los 34 después.

Un tema que tiene a todo ser pensante de este país escandalizado es el regalo que hizo el Gobierno recientemente a la Curia de los terrenos que ocupan iglesias que son parte del patrimonio de la humanidad. Como si fuera poco haber perdido la categoría en la Unesco por el adefesio de la Cinta Costera 3 ahora esta generosidad remata la poca importancia que los Gobiernos (este y los anteriores) le dan a la cultura y a la historia. Allí es que cabe la corrección.