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Heidelberg durante la guerra

Domingo 23 de noviembre de 2014

«Los Estados Unidos, por su parte, quería utilizar la ciudad como un centro de guarnición de armas.»

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La ciudad de Heidelberg no sufrió bombardeos durante la II Guerra Mundial, como sí lo hicieron muchas de las principales ciudades alemanas, muy probablemente porque su electorado era una de las plazas fuertes del Partido Nazi. Hitler aprovechó está circunstancia y mandó a construir un gran anfiteatro para el uso de las victorias y despliegues de las SS (escuadras de seguridad nazi).

Los Estados Unidos, por su parte, quería utilizar la ciudad como un centro de guarnición de armas. Al término de la guerra, valientes ciudadanos entregaron la ciudad intacta a las tropas americanas. Allí se construyó el cuartel general estadounidense en Europa y se reiniciaron las clases en la universidad por iniciativa del médico Karl H. Bauer y el filósofo Karl Jäsper. El General George Patton murió en Heidelberg en un accidente de tráfico una vez acabada la contienda bélica.

Razones por las que vale la pena recorrer Heidelberg: la peatonal más larga de Alemania, la visita a la iglesia del Espíritu Santo (mitad protestante y mitad católica, y que tomó en consideración a los buhoneros, construyendo aleros desde su fachada para que tuvieran su actividad comercial); su impresionante castillo, su antigua universidad, el puente viejo que atraviesa el río Neckar y la efigie de la Virgen del Mercado de los Cereales. Recorriendo el Camino de los Filósofos el visitante puede entender el porqué Goethe sucumbió al amor en 1814 por Marianne von Willemer, a quien le dedicó un poema que está tallado en una de las paredes del deslumbrante Castillo.