HERENCIA IMBORRABLE
Por Mariela Sagel, El Siglo, 24 de junio de 2019
A solo una semana para que acabe este gobierno, que continuó las prácticas deshonestas y corruptas del anterior, porque el presidente saliente fue el mejor alumno de a quien fungiera como su vicepresidente, hay que recordar algunas cosas que nos ha dejado en herencia este gobierno Panameñista, que por sus características y el mal ejemplo que han dado, espero que no lo vuelvan a elegir.
La renovación prometida para Colón nunca llegó. En cambio, queda una ciudad que pareciera que le hubiera caído una bomba atómica. Sus vetustos edificios siguen en pie con la sombra del esplendor que alguna vez tuvieron. Ni hablar de la prometida renovación de la casa Wilcox, escenario del mensaje del presidente el primer día de su mandato. Habría que exigir un áudito del proyecto habitacional que manejó el estado y lo que se gastó en publicitar algo que nunca se hizo realidad.
Las relaciones internacionales han sido manejadas al capricho de la canciller y de acuerdo a sus intereses. Su peor resbalón fue el no anteponer la defensa del país y sus ciudadanos ante los ataques a los cuales hemos sido y seguimos siendo objeto.
Del resto del gabinete mejor que pasen al olvido, para no amargarnos la vida, que suficiente tenemos con transitar por las destrozadas calles de la ciudad. De la Asamblea, con muchos diputados nuevos, espero que los que se reeligieron no les enseñen sus malas mañas. Y de la Alcaldía capital quedan el Parque Urraca, la calle Uruguay y la Vía Argentina cómo mudos testigos de lo que es hacer obras que traumaticen a todos.
Tengo grandes esperanzas en el nuevo director del Instituto de Cultura y el trabajo titánico que tiene por delante para elevarlo a Ministerio. Ojalá hayamos llegado ya al punto de que la cultura y la educación sean las estrellas que guíen las decisiones gubernamentales. Los políticos le tienen miedo a la cultura porque saben que un pueblo culto no es manipulable. Espero que lleguemos pronto a hacer realidad esos sueños.