HOMENAJE A ANDRÉS BELLO Y A LA LENGUA ESPAÑOLA
Por Mariela Sagel, Facetas, 3 de julio de 2016
El año pasado, al cumplirse 150 años de la muerte de Andrés Bello publiqué una entrega titulada, “El más chileno de los extranjeros” por la invaluable labor que desplegó en su vida profesional el filósofo, poeta, traductor, filólogo, ensayista, educador, político y diplomático que muchos llaman sabio, en su país adoptivo, Chile, donde vivió los últimos 36 años de su vida. Allí dejó un legado que perdura hasta hoy, el Código Civil, y desarrolló una incansable labor docente.
Pero fue en Caracas donde nació Bello, y le tocó darle clases al Libertador de América, Simón Bolívar, para después acompañarlo como traductor en un viaje a Londres en los albores de la independencia de Venezuela (1810). Sobre su trascendencia vino a hablarnos el también caraqueño Francisco Javier Pérez, presidente de la Asociación de Academias de la Lengua (ASALE), que agrupa 23 academias de la lengua en el mundo y tiene su sede en Madrid, España, en el mismo edificio donde despachan los “hombres buenos”* de la Real Academia Española (RAE). Esta visita conmemora los 90 años de fundada de la Academia Panameña de la Lengua. Al respecto me comentó:
«Vengo de Nicaragua, donde la Academia de ese país ha hecho la edición conmemorativa del centenario de Rubén Darío. Andrés Bello para mí ha sido una suerte de pasión y de estudio. El primer artículo que publiqué fue sobre su gramática, y el más reciente, el prólogo de la biografía que escribió el ex presidente Rafael Caldera, antecesor de Hugo Chávez. Ha sido una constante en mi vocación de estudio de la lingüística americana. Es la semblanza más integral sobre Bello. Está editada por la Biblioteca Rafael Caldera. Son seis tomos y cada uno tiene un prólogo de un “bellista”.
«Qué hermoso que un país como Nicaragua tenga como figura emblemática a un poeta, a un intelectual y no a un caudillo militar, como tantos otros países. Siempre está sobre la mesa la discusión si es más venezolano que chileno, pero Venezuela ha hecho muchos esfuerzos por rescatar su legado, donde lo haya producido, y se ha logrado la edición de las obras completas de Bello (desde los siglos XIX y el XX). Hay una pléyade de grandes estudiosos venezolanos que han dedicado muchos esfuerzos a la memoria de Andrés Bello, entre ellos Rafael Caldera.
«Para el gobierno chavista la figura de Bello no ha sido del todo potable, especialmente porque ellos han exaltado la figura de Bolívar a unas dimensiones que rayan con lo enfermizo y lo han ido relegando a una suerte de pasado oscuro mentiroso del siglo XIX, acusándolo de infidente y de ser favorable a la corona española, basándose en el hecho de que había sido funcionario colonial antes de la independencia. Lo han hecho ver como un traidor por haberse quedado en Europa cuando Bolívar culminó su misión. Eso es lo que se ha estado esgrimiendo en la Venezuela chavista. Sin embargo, en el venezolano común hay un gran respeto por Andrés Bello».
MS: SU DISCURSO DE INGRESO A LA ACADEMIA VENEZOLANA DE LA LENGUA, EN 2003, TUVO COMO TEMA “LA HISTORIA DE LA LINGÜÍSTICA EN VENEZUELA Y SU INVESTIGACIÓN HISTORIOGRÁFICA”. ESTE TEMA DEBERÍA SER PROFUNDIZADO TAMBIÉN EN PANAMÁ…
FJP: La historiografía de la lingüística en general es una disciplina que no solo en Hispanoamérica sino también en Europa está poco desarrollada. Se trata de una sub especialidad que evalúa qué ha sido la lingüística en un país o en una determinada tradición. Hay que reconstruir procesos que no siempre son fáciles, y entender cómo la lingüística, como disciplina científica de evaluación de la lengua, ha seguido escuelas, principios, doctrinas muy estables y muy coherentes que alimentan a otras doctrinas. Siempre tuve interés en esta especialidad porque Venezuela ha sido un país de grandes lingüistas, de grandes gramáticos, como Andrés Bello, cuya gramática al día de hoy sigue siendo reconocida como una gran obra de nuestra lengua. Entre ellos destaca Rafael María Baralt, historiador, periodista, escritor y poeta venezolano, autor del primer diccionario de galicismos del español y primer latinoamericano en ocupar un sillón en la Real Academia de la Lengua Española. Están también, a fines del siglo XIX, los fundadores de la Academia Venezolana de la Lengua, –como Julio Calcaño–, que hoy tiene 133 años de existencia, es una de las más longevas, en países donde las instituciones no duran mucho. En el siglo XX destaca Alan Rosenberg, que llega a Venezuela y revoluciona, transforma los estudios sobre el léxico venezolano del cual se derivan los dos proyectos más recientes, que son el “Diccionario de venezolanismos” que publica la Universidad Central de Venezuela, y un diccionario del cual soy co-autor, del habla actual en mi país, que publicó la Universidad Católica Andrés Bello.
MS: ¿CUÁNDO SE FUNDA LA ASALE?
FJP: Se funda en México en 1951 por iniciativa de la Academia Mexicana y del gobierno de ese país. Yo soy el secretario general y es un cargo de elección que eligen todos los presidentes de las academias una vez cada cuatro años. Tenía como intención unir esfuerzos de todas las academias en torno a lo que hacían y lo que siguen haciendo: describir la lengua en cada uno de sus países, cómo habla el panameño, cómo habla el venezolano, el colombiano, etc. de una manera científica y promover el mejor uso de la lengua española. Ha ido creciendo de manera coherente y sólida, sin protagonismos, todos sus miembros son iguales, aunque unas tengan más recursos o brillo mediático. La integran 23 academias, las más recientes la que se creó en Guinea Ecuatorial y también las de Filipinas y Estados Unidos. En su mayoría son hispanoamericanas, exceptuando la RAE que se fundó hace 300 años, y las tres antes mencionadas.
MS. ¿CUÁL ES LA OBRA INSIGNIA DE LA ASALE?
FJP: La Asociación de Academias ha promovido un profundo estudio e investigaciones sobre el español, gramáticas, diccionarios, ortografías, pero a mi juicio la más importante es el “Diccionario de Americanismos”, que fue dirigida por el anterior secretario, Humberto López Morales. Fue una obra colectiva porque todas las academias participaron con el aporte de voces en la revisión de ellas, en la definición, sobre una estructura que había diseñado el académico López. Se está pensando en una segunda edición de este diccionario.
MS: ¿Y LA ESCUELA DE LEXICOGRAFIA HISPÁNICA FUNCIONA DENTRO DE LA ASALE?
FJP: En efecto, esta escuela funciona dentro de la ASALE desde hace 10 años, que es una iniciativa estupenda que forma anualmente 20 becarios que por tres meses asisten a cursos intensivos que imparten grandes maestros de lexicografía tanto españoles como hispanoamericanos. Cuando terminan hacen una pasantía en la Universidad de León para redactar una tesina. De esa manera se multiplica el conocimiento y la técnica lexicográfica de parte de profesores que son filólogos, literatos y especialistas en letras, porque no hay que olvidar que la lengua y la literatura van de la mano. Las academias han sido espacios para reconocer la tarea de grandes escritores.
MS: ¿SE ESTÁ TRABAJANDO EN UN NUEVO DICCIONARIO DEL ESPAÑOL EN AMÉRICA Y EN OTROS PROYECTOS?
FJP: Ahora mismo ese no es un proyecto de la ASALE sino uno que lleva a cabo solamente la RAE, pero va a acabar siendo un proyecto de todos. Lo dirige José Antonio Pascual y se llama “Nuevo diccionario histórico de la lengua española” y quiere explorar un renglón importantísimo de descripción del español que es de dónde vienen las palabras, hacia dónde se dirigen, cómo se relacionan, cómo una palabra tiene una suerte de biografía.
Se han publicado varios diccionarios escolares, hay uno que se llama “Diccionario del Estudiante” que ha sido muy bien aceptado, pero está elaborándose un Diccionario Escolar Panhispánico, y es que en cada país, sobre la base de un planteamiento editorial, se completa con el aporte escolar. Por ejemplo, si aquí dicen “chuleta” se vería qué corresponde en cada país a la expresión. Contempla lo que dicen los niños entre 5 y 12 años. Va a ser una buena herramienta tanto para docentes como para estudiantes. Cada academia que es miembro de la ASALE tiene un delegado trabajando en ese proyecto.
Justo acaba de iniciar un proyecto de “Clásicos de la ASALE de la lengua y la literatura” que va a publicar trabajos de corte ensayístico, que han sido emblemáticos y fundacionales para la lingüística o la producción literaria hispanoamericana. Será una colección de monografías que no van a exceder las 100 páginas y que saldrá a fines del presente año.
También está en proyecto inicial un diccionario fraseológico panhispánico. Va a reunir todas las locuciones que decimos, todas aquellas frases que nos identifican en cada país, van a buscarse las equivalencias y van a estar descritas las variantes. También debe hacerse un estudio del español coloquial, es una materia capital para el estudio de la lengua. En unos países más que en otros también hay intentos por hacer diccionarios del español y las lenguas indígenas. Eso será determinante donde la presencia indígena haya sido y es importante. Más bien, estudiar aquellas palabras que tuvieron un origen indígena pero que se usan hoy en día. En Venezuela, por ejemplo, es la arepa.
“EL INSULTO EN VENEZUELA”
Es un libro del Dr. Francisco Javier Pérez, un estudio sobre el insulto que, lingüísticamente hablando, es muy poderoso, no hay otra frase o palabra que tenga tanta carga reactiva como el insulto. Es una especie de boomerang, donde uno lanza uno, se devuelve. En él explora desde el siglo XIX en el tema político, que en Venezuela fue tan agitado, los insultos, las descalificaciones, denigraciones, y en el siglo XX y hasta hoy se ha hecho del insulto una herramienta de ataque especialmente político. Está hecho con pulcritud para evaluar el poder del insulto como una forma lingüística y de allí describir cuáles son los que se usan en Venezuela. Los insultos siempre tienen una enorme carga dañina en aspectos raciales, sociales, políticos y le llegan muy profundamente a quien van dirigidos. Hay repertorios de insultos en lengua española, pero éste tiene análisis. “Se debe seguir estudiando en cada uno de nuestros países el insulto”.