Artículos publicados en 2017 Cultura Opinión Panamá Publicado en La Estrella de Panamá

LA CENICIENTA DEL PRESUPUESTO  

Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 6 de octubre de 2017

      No se habían tranquilizado los ánimos contra intento de tasajear el presupuesto de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) por parte de los diputados de la Asamblea cuando recibimos la nefasta noticia de que al Instituto Nacional de Cultura (INAC) les habían asignado el ridículo presupuesto de 39 millones para el año 2018.  No sé qué mente calenturienta puede albergar la idea de que la entidad gestora de la cultura nacional siga siendo la cenicienta del gobierno.

Desde su fundación en 1974, su misión se estableció como el ente rector para fomentar, orientar y dirigir el proceso cultural en el territorio nacional.  Han pasado 43 años y a pesar de que tradicionalmente ha contado con pocos recursos, ha continuado con la organización de los Premios Ricardo Miró (que este año cumplieron 75 años) e incrementado los montos de dichos galardones; ha seguido con los otros certámenes que tiene bajo su responsabilidad, a trancas y barrancas, como son el de literatura infantil, el de cuentos medio pollito, el de poesía Gustavo Batista Cedeño, el de literatura infantil y juvenil Carlos Francisco Changmarin, el de artes visuales Roberto Lewis además de tener bajo su responsabilidad todos los centros regionales, administrar el Teatro Anita Villalaz, el Teatro Nacional y el Teatro Balboa, coordinar la Orquesta Sinfónica y el Ballet Nacional, además mantiene 18 museos entre los que se destacan el Museo de Arte Religioso, el Museo Antropológico Reina Torres de Araúz y el Museo Afroantillano.

La invisible directora del INAC presentó a la Asamblea Nacional un presupuesto de 103 millones de dólares, de los cuales 68 millones estarían dedicados a inversiones y el restante, unos 35 millones se requerían para funcionamiento.  Con la asignación de los genios del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) a duras penas sobreviviría y sin dignidad, porque no podría estar presente en importantes eventos que se planean para el año siguiente y mucho menos, podría apoyar a la Alcaldía en la organización de la designación de la ciudad como capital iberoamericana de la cultura, ni mucho menos participar en la celebración de los 500 años de la fundación de Panamá La Vieja, que lleva a cabo con garbo y metas bien trazadas el patronato que rige ese sitio histórico.

Las necesidades del INAC son urgentes e impostergables: le toca levantar de sus cenizas el Museo Antropológico Reina Torres de Araúz, que ocupa la antigua estación del Ferrocarril en la Plaza 5 de Mayo; restaurar el Teatro Nacional, que está cerrado desde el 2015 y que fue construido en 1908 en el Casco Antiguo de la ciudad; rescatar la gobernación de Colon y en teoría, continuar con la Ciudad de las Artes, complejo que se empezó mal porque  produjo un impacto negativo en el Parque Metropolitano pero que la actual administración insiste en seguirlo.

La indignación de los “culturosos” (así nos dicen a los que nos preocupa la cultura) ha sido grande, pero no ha pasado de los post en Facebook y Twitter y como han ocurrido hechos más graves en el país, no ha trascendido a los medios.  Careciendo de defensores aguerridos como los que tiene el Canal en el Administrador Quijano y el Ministro Roy, o la Corte, cuyo presidente defendió el presupuesto solicitado para ese órgano como un gorila, la directora se limitó a decir que “un pueblo sin cultura e identidad no es nada”.

Ahora que estamos de plácemes con los chinos y que por primera vez el Presidente Varela fue a otra Recepción que no fuera la de los gringos, el discurso debería ser, para todos los países, intercambios comerciales e intercambios culturales.  Así lo han venido haciendo muchos países hermanos, con sólidas estructuras culturales, como México, Colombia, Chile, España, Francia y muchos  otros sin cuyos apoyos el INAC no hubiera podido hacer más de cuatro cosas.  Pero tiene que empezar por poner sus prioridades en orden y darse a respetar.  Ya está bueno de ser siempre los que reciben las sobras pero para las iglesias y los proyectos asistencialistas que nos convierten en un estado proteccionista, que no resuelve los problemas de fondo, si hay dinero.  La cultura se basa en la educación y ésta es la única que no solo nos mantendrá creciendo económicamente sino que mejorará la calidad de vida de todos los panameños.