LA COBARDÍA DEL SILENCIO
Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 11 de diciembre de 2016
El pasado lunes 5 de diciembre empezó la cuenta regresiva de un mes para que deje de sonar la rotativa del diario más antiguo de Panamá, La Estrella, y del tabloide más popular, El Siglo, ambos pertenecientes al grupo GESE. Hace siete meses, en mayo, la embajada de Estados Unidos dio a conocer que el propietario mayoritario de este grupo editorial estaba en la Lista Clinton, una especie de lista negra que pone a su antojo, por meras sospechas o “razones para creer” (como dijo el cándido embajador gringo en nuestro país) a aquellas empresas y personas vinculadas a dineros provenientes del narcotráfico. Quien cae en esta lista se ve impedido de realizar transacciones con empresas estadounidenses. Es emitida por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (Office of Foreign Assets Control (OFAC)), adscrita al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y fue parte de una serie de medidas de guerra contra los carteles colombianos de la droga que se iniciaron en 1995.
Si bien el supuesto delito no es vinculante, afecta en la relación que se tenga con proveedores, bancos y demás. Ha habido casos de personas a las que se les incluyó por error, o por haber trabajado en empresas que eran fachada del narcotráfico, y el perjuicio que les ha causado ha sido enorme.
El gobierno panameño ha demostrado una falta de compromiso y de voluntad en materia de relaciones internacionales que no es congruente con el hecho de que el actual presidente fue Canciller del gobierno anterior, y la vicepresidenta, que ocupa hoy esa cartera, tiene una supuesta experiencia en negociaciones y conciliaciones. No ha sido eso lo demostrado por estos dos funcionarios, ni en este caso ni en otros, como el caso de Barro Blanco, por mencionar apenas uno.
Desde que se conoció del proceso administrativo que enfrenta el accionista principal de los diarios, los ministros de Comercio, Economía y Trabajo constituyeron una comisión para resolver el asunto de manera que no afectara a los empleados de algunas de las empresas que conformaba el grupo señalado. La fórmula que se encontró para la tienda Félix B. Maduro, el centro comercial SoHo y ahora el Balboa Bank ha sido la de vender. Pero ¿a qué precio? A precio irrisorio, casi de remate, con la consecuente pérdida para los involucrados. Se convirtió en una mordaza el subsistir creando fideicomisos. Una manera de retomar mercado a punta de amenazas de cañón. El Presidente y la Cancillería han guardado un silencio cobarde y cómplice.
Desde que supimos de este atentado al cierre de estos diarios los columnistas independientes, –más de 100–, nos solidarizamos con el grupo GESE. Aquí hemos encontrado una ventana respetuosa para opinar, sin cortapisas de ninguna clase, sobre lo que pensamos, sea del tema y del color que sea, lo que no ocurre en otros diarios, donde el titiritero que maneja la redacción pone en lista negra a columnistas y hasta impide que salgan sus fotos en las páginas sociales.
Obligar a un diario a vender a quién sabe qué oscuros intereses, manipulados por la embajada americana es el colmo del atrevimiento diplomático. Unos días antes de empezar la cuenta regresiva del lunes 5 de diciembre, ya el Presidente Varela había dicho que había logrado con éxito la venta de Félix B. Maduro y que le tocaba al dueño de los diarios vender. Ese mismo guión lo repitió el embajador estadounidense en un precipitado comunicado que sacó el mismo día en que nos reunimos en la concurrida conferencia de prensa del lunes pasado. Pareciera escrito por la misma persona y no quisiera pensar que a nuestro presidente le estén dando las directrices a seguir desde la embajada gringa.
Nuestro país peleó con la potencia más grande del mundo por obtener su soberanía territorial por décadas y ahora parece que no hay patriotas que defiendan nuestra dignidad. El día de mañana se le ocurrirá al nuevo presidente de Estados Unidos, que ya ha mencionado nuestro Canal como un bien que tiene que recuperar, que lo cierran o que hay que venderlo (o devolverlo) porque entraron en la Lista Clinton los países cuyos barcos sean sospechosos de estar relacionados con el narcotráfico o el lavado de dinero. Si nos dejamos, hasta allá podemos llegar. Presidente, no queremos que se le extienda la licencia al grupo GESE, exigimos que se les saque de la oprobiosa Lista Clinton.