LA CUNA DEL DESCUBRIMIENTO
Por Mariela Sagel, Vida y cultura, 28 de julio de 2019, La Estrella de Panamá
En el municipio de Palos de la Frontera, provincia andaluza de Huelva, muy cerca de la frontera con Portugal, sobre el océano Atlántico, se encuentra el Monasterio de Santa María de la Rábida, lugar donde se gestó el descubrimiento de América por el navegante genovés Cristóbal Colón. A este claustro franciscano llegó el descubridor, desalentado por la negativa del rey de Portugal de respaldar financieramente su travesía en busca del Gran Kan (título de rango imperial en las lenguas túrquica y mongola equivalente al estatus de emperador) *, el Cipango (Japón) o la India, a los que él creía que iba a encontrar.
Cuando se va uno aproximando a este lugar se encuentra con el Monumento a la Fe Descubridora, o Monumento a Colón, que simboliza a un fraile, de 37 metros de alto, cuya fe guio al almirante en su empresa. La estatua fue regalada a España en 1929 por los Estados Unidos.
El Monasterio data del siglo XIV y es de estilo gótico-mudéjar y hay muchas salas dedicadas al Descubrimiento de América, así como a la imagen de la Virgen de los Milagros ante la cual se dice que Colón rezó antes de embarcarse a atravesar el mar. Su estructura se afectó con el terremoto de Lisboa de 1755 y durante estos más de quinientos años ha sufrido algunas modificaciones, conservando su estilo original y ostentando en sus paredes hermosos lienzos del pintor Daniel Vásquez Díaz, artista del siglo XX que recrea con singular maestría los acontecimientos de la conquista y colonización de nuestro continente. Hoy en día lo sigue gestionando la orden franciscana.
La imagen de la virgen es de alabastro y el papa Juan Pablo II la nombró en 1994 “Madre de España y América” y su festividad se celebra el 15 de agosto, coincidiendo con la fecha de la fundación de Panamá Viejo.
El Monasterio tiene mucha historia, ya que Colón se hospedó allí antes de partir, al igual que en algún momento pasaron por sus estancias Hernán Cortés, Gonzalo de Sandoval y Francisco Pizarro. Fue declarado Monumento Histórico y Artístico de la Nación en 1856, colocándose como el tercer monumento de España, y en 1949 fue declarado el Primer Monumento Histórico de los Pueblos Hispánicos.
Gracias a la estancia del almirante genovés en el Monasterio, y a que allí vivían fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena, ellos fueron determinantes en que los reyes de España acogieran y financiaran el proyecto que le quitaba el sueño a Colón. Ambos eran muy cercanos a la corona, especialmente a la Reina Isabel, a la vez que convocaron a todo aquel que tuviera conocimientos o avituallamientos de marinería. Ellos fueron también los que consiguieron que Martín Alonso Pinzón, a quien se refieren los cronistas de la época como el codescubridor de América, que además era un adinerado armador y bien relacionado en esa zona, consiguiera la ayuda económica y los marineros que se embarcaron en esa travesía.
Una de las salas más interesantes que tiene el Monasterio-museo es la que corresponde a las banderas de los países que visitó Cristóbal Colón en sus cuatro viajes a este continente. Frente a cada bandera hay una caja con tierra del lugar y la primera que se ve es la panameña, con una placa en la que destaca que esa tierra fue colocada allí por el presidente Ernesto de la Guardia y su canciller, Aquilino Boyd. Se ven en los amplios pasillos réplicas a escala de las tres calaberas y otros objetos de navegación.
MUELLE DE LAS CARABELAS
La visita al Monasterio de la Rábida no podía estar completa sin visitar el Muelle de las Carabelas, donde se reproducen la Nao Santa María, la Pinta y la Niña, que fueron las naves que usó la expedición de Colón en su primer viaje en busca de las Indias o de confirmar que la tierra era redonda. En un bien acondicionado centro de interpretación, con una película ilustrativa por demás interesante, se aprecian objetos de cada sitio de la sociedad del siglo XV y todo lo que de ella se puede relacionar con el descubrimiento: réplicas de mapas, armas, tratados como el de Tordesillas o Alcaçovas-Toledo, incluso una réplica del mapamundi que confeccionó Juan de la Cosa, al que me referí en mi artículo anterior.
Las tres calaberas están en un muelle al que lo rodea una dársena que recrea los ambientes tanto medievales de la época, como los que visitaron los conquistadores en sus viajes, con representaciones de tamaño natural de cómo vivían los pueblos americanos, y se puede entrar a cada una de ellas. En el barrio medieval hay una taberna de la época que es muy acogedora. Dentro de las naves se representan los lugares de descanso, de trabajo y toda clase de ambientes para que uno se haga a la idea de la forma en que viajaron esos intrépidos navegantes.
Este muelle y su consecuente recreación fue construido en 1994 después de las festividades y exposiciones que se llevaron a cabo en Sevilla con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América dos años antes. La Junta de Andalucía adquirió las naves y construyó el sitio que cada día es más visitado por locales y turistas.
MOGUER
Una visita a Palos de la Frontera, de donde salió la primera expedición de Cristóbal Colón al llamado Nuevo Mundo demanda hacer un alto en la vecina Moguer, cuyos pobladores participaron activamente en los preparativos del viaje a través del Atlántico. Allí encontró el almirante el apoyo de la abadesa del Monasterio de Santa Clara, de algunos clérigos y hacendados que fueron un apoyo determinante, y de los Hermanos Niño, puntualmente, que aportaron su carabela “La Niña”, y casi un tercio de la población de oriundos de ese lugar conformaron la tripulación.
Moguer forma parte de lo que se conoce como Bien de Interés Cultural de los Lugares Colombinos, por su importante participación en la preparación y realización del primer viaje de Colón. También es importante porque es la cuna del escritor Juan Ramón Jiménez, premio Nobel de Literatura de 1956. En todo su entorno se pueden encontrar esculturas del escritor, así como de su obra más destacada, Platero y yo.
En el área se han destinado casi 4 mil hectáreas al parque nacional y natural Doñana, que es Patrimonio de la Humanidad.
Cristóbal Colón realizó cuatro viajes al continente americano, el primero zarpó desde Palos de la Frontera, el segundo de Cádiz, el tercero desde Sanlúcar de Barrameda, que este año celebra la partida de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián El Cano a darle la vuelta al mundo, y el cuarto, que es cuando visita Panamá, vuelve a partir desde el puerto de Cádiz. En noviembre de 1502 fundó Portobelo en la costa caribeña de lo que hoy es la provincia de Colón.
*”En busca del Gran Kan, la novela del descubrimiento de América” es una obra de Vicente Blasco Ibáñez, escritor y político valenciano, que escribió este libro sobre Cristóbal Colón, donde revela facetas poco conocidas del Almirante genovés.