Por Mariela Sagel, en El Siglo, 15 de marzo de 2021.
Según las noticias que me llegan, tanto de la cancillería como de las redes sociales y los periódicos nacionales, la vacunación en Panamá avanza a pasos decisivos y con gran organización, lo que complace a los que estamos afuera pues eso, aunque no es una garantía total de que no nos va a dar COVID, protege de y aligera los contagios de manera que a quien le dé, será de manera muy leve.
Tanto afectos al gobierno como opositores han reconocido que está muy bien organizado. No es el momento para politiquear y mucho menos para crear divisiones y publicar documentos alarmistas que no tienen ningún sustento científico. El país es uno y da la casualidad de que le tocó al presidente Nito Cortizo hacerle frente a esta pandemia. Los otros candidatos en vez de coadyuvar a buscar soluciones en conjunto y apoyar al gobierno en esta inesperada crisis sanitaria, se han dedicado a socavar todo lo que hace. No me quiero ni imaginar cómo hubiera sido el manejo de los otros partidos ante esta pandemia. El gobierno ha puesto por encima la vida humana antes de los intereses comerciales de las poderosas agrupaciones de empresas que presionaron a toda costa para que hubiera una apertura más temprana. Se comprobó que la indisciplina social del panameño no ayuda porque no se siguen las medidas de distanciamiento social ni de higiene, además del uso de las mascarillas. Los marisabidillos que han surgido de esta crisis dirán que son medidas que no aportan, pero acá en Turquía eso es lo que ha prevenido los contagios y, sobre todo, los muertos. Acá hay muchos casos porque se aplican millones de pruebas a diario, pero las muertes son relativamente pocas versus la población del país. El mismo embajador de Estados Unidos en Ankara me comentó esta semana que el manejo en Turquía había sido de una excelencia sin precedentes. Eso es lo que hace un país cuando tiene una fortaleza en el sistema de salud, de la cual nosotros carecemos.
