Por Mariela Sagel, El Siglo de Panamá, 6 de enero de 2025
Todo el alboroto que ha armado el presidente electo de Estados Unidos sobre “recuperar” el Canal de Panamá, que conmemoró el pasado 31 de diciembre 25 años de manejo inmejorable, después de 23 años de haberse firmado los Tratados Torrijos Carter (7 de septiembre de 1977) y haber cumplido un ejemplar plan de reversión, por parte del país del istmo, radica en el hecho de que algunos de los puertos en las entradas del paso transístmico están en manos de corporaciones chinas.
Su frenético alegato lo adorna con aseveraciones de que soldados chinos trabajan en el canal, lo que es totalmente falso. Es patética su pataleta (berrinche lo catalogaron en El País) porque si bien empresas de capital chino se ganaron, en buena lid, la operación de algunos de los puertos, eso no significa que tengan incidencia sobre el manejo del canal, que corresponde exclusivamente a la Autoridad del Canal de Panamá, que se rige por una ley orgánica que ya cumplió 30 años de haberse adoptado, ley inédita y digna de emular.
La neutralidad del canal está amparada por el otro componente del tratado que nos devolvió el control de nuestro más preciado activo, el de neutralidad, que lo han suscrito países como Vietnam, Bolivia, países centroamericanos, Taiwán, Chile, Egipto, España, Filipinas, Túnez , Venezuela, Dinamarca, Noruega, Reino Unido, Israel, Argentina, República Dominicana, Suecia, Jamaica, Belice, Países Bajos, Liberia, Ecuador, Finlandia, Uruguay, Guinea Ecuatorial, Arabia Saudita, Barbados, Alemania, Rusia, Paraguay, Marruecos, Italia, Francia. A ese tratado se refirió el general Torrijos como el precio que había que pagar para que nos devolvieran el canal, lo que nos pondría “bajo el paraguas del Pentágono”. Bien haría China en suscribir este tratado para callarle la boca al presidente electo estadounidense.
Uno de los que jugó un papel importantísimo en la votación del Senado estadounidense fue el actor John Wayne, republicano hasta la médula, pero creyente en Torrijos y en la justicia que se le estaba haciendo a Panamá, que cabildeó entre los senadores para que los tratados fueran aprobados. Como señaló el periodista Peter Baker en un reciente artículo en el New York Times, “si Trump viola los tratados podría generar una ola de violencia, incluso una guerra, lo que causaría un eventual cierre de una arteria crítica del comercio mundial”.