NICARAGUA Y ESTADOS UNIDOS
Por Mariela Sagel, El Siglo, 7 de noviembre de 2016
Ayer domingo se llevaron a cabo las elecciones presidenciales para perpetuar a Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo, en la presidencia de Nicaragua y mañana se celebran las elecciones que determinan el destino del país más poderoso del mundo, Estados Unidos. En ambos casos, proporciones guardadas, los candidatos son tan poco representativos de los tiempos que corren que nos preguntamos si no son un reflejo de cada uno de los países que representan.
En Nicaragua Ortega corrió sin aparente oposición y con las ventajas de una clase económica poderosa que ha recibido todas las garantías de continuar con sus ganancias exorbitantes, en detrimento del pueblo. Los guachimanes del mundo se volvieron daltónicos ante los desmadres del exguerrillero revolucionario, que abandonó todos sus ideales para perseguir la perpetuación de su poder absoluto.
En Estados Unidos hay dos candidatos fuertes, de los dos partidos tradicionales, uno es el extremo del americano reaccionario y xenófobo, señalado como ex miembro del Ku Kux Klan. La señora Clinton no es la mejor opción, a pesar de ser una política experimentada. Ha demostrado tener una coraza a prueba de balas e infidelidades de su marido y eso, hasta cierto punto, la hace una persona sin escrúpulos. Los debates entre ellos dos, los más vistos en la historia de ese país, no ofrecieron propuestas ni soluciones, sino que se centraron en ataques personales de uno y otro bando, llegando incluso el señor Trump a amenazar de cárcel a la señora Clinton.
Cualquiera de los dos que gane será un hito: si es Trump, llegará a la Presidencia el más ignorante y retrógrado del partido republicano. Si gana Hillary Clinton, será la primera mujer presidenta de ese país.
Panamá no puede estar indiferente a las elecciones de estos dos países. En Nicaragua se adelanta la construcción de un canal que se ha quedado en estudios, pero está allí. Estados Unidos siempre ha sido un referente para nosotros y cualquiera de los dos que gane marcará una impronta en la relación entre los dos países.