MARIELA SAGEL
La Estrella de Panamá, 11 de abril de 2012
Esta frase, en francés, señala que uno debe comportarse de acuerdo a la posición que tenga, y de acuerdo a su reputación. Viene a tono con la precipitada y anticipada muerte de nuestro querido amigo Frank Kardonski, que a sus 66 años se fue sin aspavientos, de pronto, para sorpresa de todos y dolor de los que tuvimos una relación de amistad con él.
Frank era un visionario. Se le atribuye la creación de la Bolsa de Valores de Panamá, junto a Ricardo Alberto Arias y Nicolás Ardito Barletta, entre otros, y fue su primer presidente a inicios de los años 90. Posteriormente estableció la primera empresa que se anticipó en brindar servicios de telecomunicaciones en un mercado que aún no se había abierto, proveyendo circuitos dedicados al Ejército de los Estados Unidos desde las antiguas bases militares que quedaban en lo que fue la Zona del Canal y después de la apertura, incursionando en otros servicios. Recientemente había regresado a vivir a Panamá donde había establecido un próspero negocio de administración de propiedades, siempre en asocio con reputadas transnacionales.
Frank, hijo único y gran amigo de sus amigos, tuvo una extensa descendencia, sus cuatro hijos mayores ya profesionales y casados, los dos menores entrando en la adolescencia, que seguramente tendrán las mismas oportunidades de sus hermanos y éstos velarán porque así sea. Siempre que conversaba con Frank me repetía que lo mejor y más valioso que uno podía dejarle a sus hijos era una buena educación.
El día que trajeron sus restos a Panamá y los depositaron en el Jardín de Paz, como era su deseo de reposar en su última morada al lado de su madre, nos congregamos una gran cantidad de sus parientes, amigos, empleados, personas que lo tratamos durante años y que sentíamos una auténtica sorpresa y dolor por su partida repentina. No olvidaremos su estilo, liderazgo y, sobre todo, ese don de hacerse querer por todos.
Hasta luego Frank.