MARIELA SAGEL [email protected] Esa fue la expresión que me escribió un amigo cuando le «chateé» que al ex presidente Pérez Balladares le habían otorgado el permiso para salir del país y así viajar a la capital peruana. En lo que se insiste de manea viciosa es que el ex presidente está involucrado en un caso de blanqueo de capitales. Sus voceros hemos explicado en estos más de 80 días que han pasado desde su reclusión que blanqueo solamente se puede dar cuando la proveniencia del dinero es ilegal. Y tal como se le ha querido señalar, se le acusa de recibir dinero de sociedades que se dedican a los juegos de azar que, hasta donde tiene la población entendida, no es ilegal. Las cosas han cambiado desde el aciago 14 de enero en que un sorprendido Pérez Balladares se vio ilegalmente restringido de su libertad, al acudir voluntariamente a la Fiscalía Especializada del Crimen Organizado. Un fiscal, arrogándose el derecho que no le correspondía, lo manda para su casa. Luego le niegan por varias semanas el derecho que tiene todo ciudadano a tener un «debido proceso» al no asignársele un juez, en dos ocasiones le niegan la fianza y posteriormente, le ponen una suma ridícula y astronómica que él, con buen juicio y el consejo de su familia y abogados, se negó a consignar. Y es que la procuradora -hoy separada- abrió el caso «de oficio» por las simples y venenosas publicaciones de un medio, y «de oficio» el procurador encargado no ha querido abrirle causa al director de la Policía por las supuestas acusaciones que durante la invasión persiguió a ciudadanos estadounidenses. Ese medio siempre quiere ser juez y parte de los temas en los que se empecinan y cuando las cosas no le salen como esperaban, inventan y arman cualquier ataque. Acostumbrados a actuar sin rendir cuentas a nadie, seguramente ahora el fiscal les parecerá un vendido y quién sabe qué más cosas. Al tiempo que han arrastrado por el lodo a un ex presidente, inmisericordemente, sin importarles la certeza de sus aseveraciones, defienden a quienes no tienen ni honra de la qué vanagloriarse. Tienen guardado en el clóset al artífice de toda esta telaraña y lo soltarán, literalmente, cuando no quieran dar la cara y una vez utilizado, lo sacarán del país, como en ocasiones anteriores. Pero en todo, aunque pasen 30 años, rendirán cuentas oportunamente y en esto, como hemos insistido desde el principio, los cimientos los hicieron utilizando una débil arcilla que se ha ido desmoronando rapidito. |