Por Mariela Sagel, El Siglo, 24 de octubre de 2016

Durante la visita de estado que realizó el presidente Varela a Alemania, una periodista del prestigioso medio Deutsche Welle, con acento chileno, lo sometió a una rigurosa entrevista en la cual su expresión fue variando desde la sonrisa tonta que casi siempre tiene hasta la crispación desconcertada por no saber qué responder.  Sus allegados y defensores armaron un alboroto en las redes, señalando a la periodista de todo lo imaginable y los contrarios al gobernante lo llevaron a los infiernos del ridículo y la parodia.  Fue lamentable la forma desafortunada en que fue manejada la entrevista, pero peor fue la reacción de quien se vio afectado directamente por ella, el mayor responsable de que Panamá esté en boca de todo el mundo, el Lic. Fonseca Mora.

El irrespeto y la burla, por no decir el cinismo y atrevimiento llevaron al límite a este señor, que acusó de cuanto epíteto encontró en su supuesto amplio y literario vocabulario, cegado por la rabia, a la periodista, en forma directa, burlona, ofensiva e irrespetuosa.  Si alguien se tomó el tiempo de estimar cuántas horas dedicó a verter su veneno en Twitter puede que haya sobrepasado la jornada laboral.  Se corrió el clamor de que le quitaran el acceso a esa red social porque se dedicó a pelear a diestra y siniestra con quien lo cuestionaba –que eran casi todos los que están activos en esa red y refutaron sus locuras–.

Sería recomendable tanto para que lo adopte el equipo de comunicaciones del estado, que es tan férreo para la información desde las instituciones que deben divulgar sus avances, como para orientar mejor al presidente en sus intervenciones, que estudien la proyección del lenguaje corporal, que es tan importante.  Era patético el rostro del presidente frente a la entrevistadora, y cómo iba variando su expresión.  Necesita un entrenamiento urgente, a la misma velocidad que el gobierno debe actuar sobre los #PapelesMossackFonseca, mal llamados #PanamaPapers.