Cultura Educación Literatura Opinión Publicado en La Estrella de Panamá

Por amor a los perros

Domingo 22 de marzo de 2015 

«Pérez-Reverte ama los caninos y detesta los que los maltratan. Así ha quedado plasmado en los artículos que conforman su nuevo libro.»

Mariela Sagel
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Uno de mis autores españoles preferidos, y por el que siento verdadera devoción, es Arturo Pérez-Reverte. El escritor español es conocido por su popular serie acerca del Capitán Alatriste , que ya por su séptimo capítulo, y por los menos famosos libros que narran la historia de La Reina del Sur, que fue llevada a la televisión, con la actriz mexicana Kate Del Castillo interpretando a Sandra Àvila, la famosa narcotraficante recientemente liberado. El Asedio , El Pintor de Batallas y La Piel del Tambor , son alguno de sus títulos.

El año pasado Don Arturo, miembro de la Real Academia de la Lengua, fue uno de los grandes autores que participó en la Feria del Libro de Guadalajara, donde presentó la versión encomendada a él por la RAE de la obra cumbre de la literatura en castellano: Don Quijote de la Mancha , adaptada a jóvenes, y sus dos últimos libros, El Francotirador Paciente y El Tango de la Guardia Vieja , una magnífica novela que le tomó 22 años escribirla, pero que se disfruta página a página, casi que como bailar un tango.

Durante 21 años, Pérez-Reverte fue corresponsal de guerra. En la Feria del Libro de Guadalajara, en diciembre, le pregunté acerca de su última visita a Panamá. Me contestó que no pasaba por aquí desde los conflictos en El Salvador.

Más recientemente, en febrero, me reuní con su asistente en una frecuentada cafetería de Madrid para planificar algunos proyectos. Le pregunté que cuál era la novela que más le gustaba entre todas las que había escrito. Me contestó que lo que más le gustaba eran sus artículos.

Escribe semanalmente en XL Semanal , y sus seguidores se cuentan por cientos de miles. Hasta hace poco se sentaba los domingos a tuitear, formándose verdaderos debates en esas sesiones que entiendo ya no hace.

Como buen español es muy franco. Aunque en sus artículos utiliza las palabras más frecuentes en el lenguaje común, posee una destreza proverbial para hablar, cautivando al auditorio mientras relata cómo fue que armó su novela.

La Reina del Sur , uno de sus libros más vendidos (entre los 15 millones que lleva de todas sus obras), la escenificó en México. Contaba que se iba de farra con los mediadores de los narcos a las cantinas del Deefe (al referirse a la capital, Distrito Federal). Ahí tomaba tequila y cantaba rancheras. Cuando le tocaba pagar la cuenta, se percataba que esos señores tomaban lo que él ganaba en un mes como reportero.

También tiene mucho ángel para los chicos, y la presentación de la versión juvenil del ‘Quijote’ fue muy concurrida y aclamada. Cada vez que asiste a una feria, pasa tres horas firmando libros, por lo menos, y siempre es el atractivo principal.

AMORES PERROS

Entre 1993 y el 2014 Pérez-Reverte publicó una serie de artículos sobre perros que son recogidos en una bella edición titulada Perros e hijos de perra , que salió a la venta en octubre del año pasado. Está ilustrado por el pintor Augusto Ferrer-Dalmau, a quien incluye en uno de esos relatos, El perro de Rocroi y lo distingue como el más fiel de los amigos: el mejor de los pintores de batalla españoles vivos. Cuenta Don Arturo que en una ocasión fue a visitar una de sus exposiciones y le manifestó que su pintura renueva una tradición clásica que en España ha contado con escasa fortuna, porque narra escenas de batallas de siglos anteriores como lo han hecho artistas franceses e ingleses.

Le sugirió al artista que metiese un perro en uno de esos cuadros. Pero uno bastardo, pulgoso, flaco, de los que seguían a los soldados y que lo pintara desafiante y cansado. Y el pintor así lo hizo y el resultado, como da cuenta él, es soberbio. Retrata a una España pobre y dura, la que tuvo el soldado ciego con una espada en la mano, el arcabucero que sopla la mecha para el último disparo, tan diferente a las victoriosas lanzas que pintó Velásquez.

En los 22 artículos de Perros e hijos de perra queda bien claro que Pérez-Reverte ama los perros, detesta los que los maltratan, los que los abandonan por irse de vacaciones –que es como dejar a los familiares ancianos en lugares no aptos para su atención– y resalta que ha tenido 5 perros hasta ahora en su vida, que nada puede igualar el amor de ellos por su amo, su lealtad incondicional y resalta, a lo largo del libro que ‘ningún ser humano vale lo que un buen perro. Cuando desaparece un perro noble y valiente, el mundo se torna más oscuro. Más triste y más sucio’.

A veces va más allá y dice que ‘cuando uno de nosotros desparece del mapa, el mundo no pierde gran cosa; a veces incluso, se libera de un malvado en potencia o de un imbécil en vigencia’.

El lenguaje es sencillamente delicioso por lo descarnado y fiel a su forma de llamar a las cosas por su nombre, el perro es el ‘chucho’ –así le dicen en muchos países – sin que nunca lo ponga en femenino. Critica con dureza las peleas de perros, esos que entrenan para que se hieran y desangren por unos dueños que apuestan por ellos, con la complacencia de las autoridades.

Relata, además, un hecho de una galga perdida durante cuatro días por los túneles del Metro de Madrid, sin que la empresa municipal interviniera para orientarla y conducirla a puerto seguro, y al final murió destrozada. Ese hecho causó su indignación y le dedicó el artículo ‘Era sólo una perra’. También critica los maltratadores, los que por complacer a una familia adoptan mascotas y los sufrimientos a que esos pequeños (o grandes) ángeles son sometidos. A mí me consta porque mi perrito fue un perro maltratado y no hay en este mundo un animal más agradecido, cariñoso y fiel que él. Ellos recuerdan quiénes los tratan bien y si alguien los deja abandonados en un estación de gasolina, porque se van de vacaciones (como la perra que se llamaba Canela, pero por estar esperando casi un año a la familia que allí la abandonó, le pusieron ‘Penélope’, por la canción de Serrat) espera por ellos a diario.

RELATOS NO EXENTOS DE POLÉMICA

Hace unos días, cuando estaba terminando de leer el libro, me enteré que una escritora mexicana señaló que el relato Un chucho mejicano era un plagio de La historia de Sami que ella publicó en 1997, narrando una experiencia con su mascota.

En 1998, apenas unos meses después, Pérez-Reverte recogió en su columna de ‘El Semanal’ la historia en mención, pero siempre refiriéndose a que la historia se la narró Sealtiel Alatriste, que fue su editor centroamericano y le prestó su apellido para el espadachín emblema de sus series de libros de batallas.

La escritora -que se llamaba Verónica Murguía- no se percató en esa ocasión de que su historia la había recogido el académico de la lengua en su columna, pero lo ha hecho ahora que se publicó el libro. Ella no está amenazando con una batalla legal sino con disculpas públicas de parte del laureado escritor, las que obtuvo de forma inmediata, con el señalamiento que en todo momento se citó la fuente de la anécdota, el escritor mexicano Alatriste.

Con buen juicio, la señora Murguía quiere también que Don Arturo done parte de sus regalías a un refugio de perros en México. Parece que la cosa no pasará a mayores, pero estoy segura de que si algo le hace bien a un libro es la controversia que se genere alrededor de él. Y éste, sin necesidad de ella, es un libro que merece ser leído, especialmente por los amantes de los perros.

Volviendo a la reunión con la asistente de Pérez-Reverte en Madrid, a mí me encantan sus novelas y disfruto sus artículos, son más descarnados. Estoy contando los días para tener en mis manos Hombres Buenos , su más reciente novela que acaba de salir. Y por coincidencia, después de tomar el chocolate espeso con su asistente, mientras me dirigía hacia Plaza del Sol, me encontré de frente, y caminando por Madrid, al mismo Don Arturo, al que saludé con contenida efusividad.