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Predicar con el ejemplo

MARIELA SAGEL 

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El Siglo, 10 de junio de 2013

Hay actitudes en los seres humanos que con el tiempo se convierten en malas prácticas y gestos reprochables.

En estas noches venía hacia mi casa y delante de mí iba un carro patrulla (los que en mis tiempos llamáramos ‘chota’) que llevaba en la parte de atrás, al garete, a no menos de ocho policías.

El reglamento de tránsito señala que no se pueden llevar pasajeros en un carro abierto tipo pick-up . Además de peligroso, es un atentado contra las vidas humanas.

Igual situación la vi en la carretera hacia el interior, en un carro de policía abierto iba una ruma de personas viajando con las mínimas normas de seguridad. Debí haberles tomado fotos para mandárselas a Álvaro Alvarado y denunciar la irregularidad en su noticiero. Esto es lo que se conoce ‘haz lo que digo, no lo que hago’.

Recientemente, el presidente señaló que el candidato del PRD era el alcalde más corrupto que había tenido la ciudad y agregó ‘se los digo yo’. Como en su incontinencia tuitera no pudo probar que tenía pruebas, reculó y dijo que los que le habían dicho eso que las llevaran a las autoridades pertinentes. Al decir que lo dice él, hace apología del delito de lo que está acusando temerariamente.

Una regla elemental de cortesía, sobre todo en estos tiempos, es con testar, al menos con un ‘respondo más tarde’ los mensajes que uno envía o deja de enviar.

Hay personas que aduciendo que se le enredan los cables entre el celular y la computadora no responden, lo hacen más tarde o no lo hacen nunca.

Intercambio correspondencia electrónica con personalidades políticas, locales y de afuera, de sumo prestigio, al igual que con intelectuales de renombre y en la mayoría de los casos sus respuestas son puntuales y corteses, sin que caigan en los desplantes de los tenderos locales que se dan unos aires que no se aguantan.

Es muy sencillo si ocurre que lees un mensaje y no puedes contestarlo enseguida: márcalo con una bandera de seguimiento y resuelto el problema. Es de muy mal gusto no responder, es como si le hablaras a alguien que se da media vuelta y te deja con la palabra en la boca.

Así que apéguense al reglamento de tránsito y denuncien cuando la Policía o cualquier funcionario o persona común viole esta regla de seguridad y respeto a la vida humana, cuestionen a quien denuncie algo sin sustento y recule después, y contesten sus correos y mensajes electrónicos a tiempo. Prediquen con el ejemplo.