El accionar público La ética y la política Opinión Panamá Publicado en La Estrella de Panamá

El poder regulador de la violencia

MARIELA SAGEL

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La Estrella de Panamá, 9 de junio de 2013 


Un formidable estudio que arroja los resultados de la aplicación de una encuesta en ocho ciudades de Latinoamérica sobre la relación entre seguridad y cultura ciudadana publicó el año pasado Corpovisionarios, con el auspicio del Banco Interamericano de Desarrollo. El mismo se titula ‘Antípodas de la violencia: Desafíos de cultura ciudadana para la crisis de (in) seguridad en América Latina’. 

Los coordinadores fueron Antanas Mockus, Henry Murraín y María Villa, y es el resultado de un trabajo conjunto en el que participaron profesionales de la Sociología, Psicología, Antropología, Filosofía, Política, Matemáticas y Estadística. Mockus es el mítico alcalde colombiano que le dio la vuelta a la capital de ese país, que tenía el índice de ser la ciudad más violenta del área, cambiándoles la actitud a sus habitantes, antes que reprimirlas.

Corpovisionarios es un centro de pensamiento y acción, concentrado en investigar y diseñar acciones que logren hacer cambios voluntarios en comportamientos colectivos, y brinda asesoría en implementar estas acciones. La publicación está enriquecida con tablas, cuadros y estadísticas comparativas, elementos esenciales para comprender hasta los más básicos comportamientos, especialmente los que componen una colectividad.

Las ciudades participantes fueron el Distrito Federal y Monterrey, en México; Belo Horizonte en Brasil; Medellín y Bogotá en Colombia; Quito en Ecuador; Caracas, Venezuela y La Paz, Bolivia. También se deduce de los créditos iniciales del libro que se han involucrado algunas fundaciones y organizaciones que exhortan a la cultura ciudadana, en Venezuela, Colombia y México. Señala en su introducción que es importante comprender e incentivar la convivencia entre cultura y seguridad, que puede ayudar a formular y desarrollar políticas públicas de seguridad ciudadana.

Somos muy dados a endilgar a un grupo elite el término cultura, y según la definición de Jon Elster, teórico social y político noruego, ‘entendemos por cultura el universo de normas sociales, comportamientos, actitudes, creencias y hábitos compartidos por los individuos de un conjunto social’. Este destacado profesor de Columbia University propone entender inicialmente por cultura ‘cualquier patrón de conducta, normas, valores, creencias y conceptos que sea más que individual pero menos que universal. La cultura es el reino de lo particular. (…) incluye todos los patrones constantes (o frecuentes) de la conducta humana dentro de un determinado grupo y que no se encuentran (o lo son de manera menos frecuente) en otros grupos. (…) La conducta guiada por normas sociales se sostiene por el deseo de evitar la desaprobación de los otros’.

Es así como lo que llamamos ‘el panameño’ es un producto cultural y como tal, acciona en una sociedad que vemos que cada día se torna más violenta. Flaco favor le han hecho las instituciones culturales regentes, que no afrontan los problemas que enfrentamos producto del desarrollo y el crecimiento acelerado que estamos viviendo.

El documento es muy valioso, ya que te lleva de la mano hacia las acciones que se deben emprender para invertir recursos y esfuerzos en mejorar la cultura ciudadana, que ha devaluado a los más bajos índices la vida humana, lo que vemos a diario en nuestro entorno. La inclusión de cuadros y estadísticas es esencial para comprender que así como los problemas pueden ser parecidos, las soluciones no siempre son las mismas. Es donde entra el factor cultural, que a veces se deja de lado para atacar un problema o enfrentar una situación que tiende a deteriorar la calidad de vida.

Es reconfortante ver que en países como Bolivia, Ecuador, Brasil, así como en México, Colombia y Venezuela se ha establecido esta organización y es obligatorio que en el nuestro se active, a ver si salvamos a nuestras futuras generaciones de caer en el abismo de una anarquía cultural como la que se anticipa. El INAC en vez de estar invirtiendo en estudios reciclados que señalan en forma distorsionada sobre el hábito de lectura en los panameños, debería buscar estas referencias.