Recientemente se dio el primer asalto de uno de los candidatos presidenciales en el programa «Lo Mejor del Boxeo», luego que el conductor del mismo mantuviera contra las cuerdas a la candidata del partido oficialista (yo no sé nada de boxeo, pero a uno se le pegan lo términos). El mismo día que el programa se grabó se dio el anuncio de la nómina presidencial de la señora Herrera, por lo que no se pudieron incluir los comentarios a esa noticia. Como se dice popularmente, «Politics makes strange bed partners».
Ricardo Martinelli inició el foro al que había convocado Juan Carlos Tapia. De manera sucinta explicó su trayectoria como empresario. Sin embargo, algo no me cuadra: Si se graduó en el Colegio La Salle, ¿cuándo fue que estuvo de peón en las fincas de su familia en Soná? Me adelanto a imaginarme que tuvo esas experiencias durante las vacaciones de verano. También habló de su educación superior, en Estados Unidos y en el INCAE, además de su paso por el Citibank (donde coincidió con el Toro y otros banqueros de prestigio) y la oportunidad que se le presentó, estando allí, de adquirir las tiendas de Francisco Wong Chang y convertirlas en el emporio Súper 99 de hoy (esto no lo dijo tan explícitamente).
El centro del debate fue la muy circulada presentación que ha recorrido el ciberespacio señalándolo como un hombre con problemas mentales y dependiente de fármacos. Curiosamente, nunca recibí la citada presentación, a pesar de que a mí me llega toda clase de basura por Internet. El señor Martinelli acusa a la campaña de Juan Carlos Varela de ser autora de esa calumnia. Curiosa como soy de lo que hay detrás, y conocedora de algunas personas bipolares, me puse a estudiar sus características. Generalmente este desorden está relacionado con individuos que son extremadamente inteligentes y creativos, pero como son maniaco depresivos, tienen cambios de personalidad muy drásticos, y éstos se pueden dosificar por medio de la ingestión de lithium. Una referencia elocuente de ese trastorno se pudo apreciar en la película «Una Mente Brillante», que se refería a la vida de John Forbes Nash, matemático y economista que ganó el Premio Nobel de Economía en 1994. Me faltarían dedos de las manos para señalar a aquellas personas bipolares en Panamá sin que sean tildados de locos, pero de que los hay, los hay.
No sé y no me consta si el Sr. Martinelli padece de ese desorden, pero si lo hace, no debería avergonzarse; por el contrario, uno está menos loco cuando acepta sus limitaciones y busca ayuda profesional. El declarar que nunca ha consultado a un psiquiatra no es un certificado de sanidad. Por el contrario, aquellos que sí lo hacen son más responsables, porque para eso están esos profesionales, para orientar o ayudar cuando se presenten problemas (que no nos faltan).
Otro detalle que me llamó la atención de las declaraciones del candidato de las converse en LMB fue los señalamientos que hizo de personalidades a las que le gustaría invitar a formar parte de su gobierno: no mencionó a ninguna mujer, ni dentro ni fuera de su partido. Y para rematar, dijo que tenía tres hermanas y que dos eran divorciadas, cuando entiendo que son viudas. ¿Misoginia? Ese sería otro desorden que tratar.