MARIELA SAGEL
La Estrella de Panamá, 25 de marzo de 2012
La semana pasada se celebraron el Día Mundial de la Poesía, el del Síndrome de Down y el del Agua. Sobre la poesía, los vates se encargaron de organizar sendos recitales y homenajes a los cultivadores del verso, los que están involucrados en la integración de los afectados con el Síndrome de Down hicieron lo suyo y todos nos hicimos eco de la urgencia de hacer un uso racional del agua, sus fuentes y a lo que se enfrenta el planeta si seguimos con este desarrollo inmisericorde asumiendo que ese recurso es inagotable.
Justo ese día del agua cae cuando está en la palestra un uso apropiado de las fuentes hídricas para generar energía, se anuncia que se venderán los terrenos de la Zona Libre de Colón y las acciones que tiene el Estado en la empresa de telefonía Cable & Wireless, y se conoce la altísima morosidad que mantienen los usuarios del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN) en el pago de su consumo. La institución responsable de proveer acueducto y alcantarillado no puede prestar una buena atención si no tiene recursos, si no renueva su infraestructura, si no repara los daños, si los clientes no le pagan.
Panamá se enfrenta a una encrucijada alucinante si sigue en la frenética carrera desarrollista por un lado, y no atiende las necesidades básicas por el otro. Es cuestión de priorizar qué va primero.
La ciudad va a un ritmo trepidante y todas las obras de carreteras, transporte y desarrollo se hacen al mismo tiempo. El gobierno anuncia que se venderán los terrenos de la Zona Libre para hacerle frente a los problemas de agua y los líderes de la oposición señalan que el Estado está vendiendo ‘las joyas de la abuela’, porque se ha quedado sin liquidez. Las reacciones hacia ese señalamiento no se hacen esperar: es mentira que no haya liquidez, es irresponsable que se impida el desarrollo de Colón, etcétera.
Se debe ver el panorama desde la siguiente perspectiva: Primero, se debió, desde hace más de una década, invertir en la modernización del IDAAN, para evitar que llegue este colapso que se vive a diario, con cortes y fugas de agua por todos lados, contaminación y ahora ‘saborización’ a tierra de la mejor agua del mundo. Antes que optar por, o a la par de, iniciar todos los proyectos que indican que están cumpliendo sus promesas de campaña para machacarlos en cuñas insoportables, que insultan la inteligencia de los panameños, se debió hacer una lista de lo urgente versus lo importante.
No puede ser posible que en la ciudad de Panamá haya poblados que carecen de un suministro básico al lado de edificios que ostentan fuentes de agua electrónicas y los lava autos no se den abasto, usando agua potable a diestra y siniestra.
Segundo, Colón no se va a beneficiar en nada si se venden los terrenos de la Zona Libre. Ese dinero irá a las arcas comunes y, a menos que se haga una previsión como ocurrió con los beneficios del Canal, si antes la zona franca no brindó nunca oportunidades a los colonenses, menos lo hará ahora, por más que las promesas las certifiquen ante 13 notarios.
Y tercero, de esta serie de consideraciones, las autoridades locales y municipales deben tomar más beligerancia en la provisión de servicios a sus comunidades. La conducción de una comuna no es solo el ornato, es sobre todo asegurarse que todos sus habitantes gozan de salubridad y de servicios básicos, por lo que sus acciones deben ir dirigidas a exigir de esas arcas centrales que las tomen en cuenta.