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RECORDANDO A LOS MÁRTIRES DE ENERO

Por Mariela Sagel, 12 de enero de 2020, La Estrella de Panamá

     En medio de la semana en la que casi se desata la III Guerra Mundial, que vivimos en vilo al estar pendientes de cómo los Estados Unidos asesinaba a un militar iraní, y la retaliación de este país en las bases estadounidenses en Irak, el derribo de un avión ucraniano del que no sabemos si tiene que ver con este conflicto que tiene al mundo en suspenso, en Panamá conmemoramos el aniversario 56 de los sucesos que ocurrieron el 9 de enero de 1964.

     En esa fecha un grupo de estudiantes del Instituto Nacional, un colegio de educación secundaria que en Panamá se denomina “El nido de águilas” por ser una escuela de excelencia, que está ubicado en el límite de lo que antes separaba la ciudad capital con la Zona del Canal (área que se estableció en el tratado Hay-Bunau Varilla de 1903 que le concedió “a perpetuidad” a los Estados Unidos el control y usufructo del Canal de Panamá) se acercaron en una marcha pacífica a la escuela superior de Balboa para izar la bandera panameña, ya que según el acuerdo Chiari-Kennedy, firmado en 1962, la bandera estadounidense junto a la nuestra debía ser izada en los edificios públicos.  El gobernador de la Zona de ese entonces, Robert Flemming, anunció que a partir del 1 de enero de 1964 se daría cumplimiento a este acuerdo, pero no en escuelas exclusivas para estadounidenses.

     El grupo llegó a la escuela y fueron recibidos con hostilidad, no pudieron cumplir su cometido y la bandera que llevaban se rasgó y los muchachos regresaron a Panamá con las noticias.  Esa bandera tenía un significado especial, pues había sido usada en 1947 para las jornadas que se dieron en rechazo al tratado Filós-Hines.  Los estudiantes gringos* estuvieron respaldados por la policía zoneíta** y civiles que no los dejaron acercarse a la asta y empezaron a cantar el himno de los Estados Unidos.

      Fueron momentos muy tensos cuando los estudiantes tuvieron que volver al “Nido de Águilas” con la bandera deshecha y la noticia se fue regando entre la población.  Muchas personas, especialmente jóvenes, se adentraron de vuelta a la Zona y fueron repelidos con gases lacrimógenos por parte de la policía zoneíta y por civiles enardecidos.  El desenlace de este rifirrafe desató lo que hoy conocemos como la gesta patriótica del 9 de enero, que marcó un antes y un después en las relaciones de Panamá con los Estados Unidos.

     Después de varios días de una lucha desigual, entre el 9 y 12 de enero, un pueblo sin armas contra la mayor potencia del mundo, el resultado fue de 21 panameños muertos y las protestas se extendieron a varias ciudades del país.  El presidente panameño, Roberto F. Chiari, rompió relaciones con los Estados Unidos en un acto sin precedentes, por eso se le llama “El presidente de la dignidad”.  Todavía hoy viven algunos heridos de esos días aciagos y muchos familiares que lloran a sus muertos.  El primero en caer fue el joven estudiante de apenas 17 años de la Escuela Profesional, Ascanio Arosemena.  En su nombre se ha erigido el Centro de Capacitación de la Autoridad del Canal de Panamá que, estando en posesión total de nuestro territorio, se ha habilitado en la entonces escuela superior de Balboa.

     En el mismo sitio donde estaba el asta que los estudiantes quisieron usar para izar la bandera flamea hoy día una llama eterna, que simboliza el resguardo de las vidas truncadas, en medio de una plaza conmemorativa.  La base de esa asta, que fue restaurada para el propósito del monumento, está rodeada por 21 columnas que llevan el nombre de cada uno de los caídos en la desigual confrontación. La bandera, restaurada, se puede ver en el Museo del Canal Interoceánico, que recoge paso a paso lo ocurrido en esos primeros días de enero del año 1964.

     Este año tuvo un significado especial, pues el presidente de la república, Laurentino Cortizo, leyó una carta del padre de Ascanio Arosemena que dejó a muchos con lágrimas en los ojos. Destacó este párrafo: «La causa de Panamá la han ganado los que han muerto, pero hemos de consolidarla los que permanecemos vivos». Y reiteró que, así como esa gesta y la muerte de esos panameños determinó la posterior conquista de la soberanía total de nuestro territorio mediante la firma de los tratados Torrijos-Carter, en 1977, de la misma forma debemos seguir teniendo un propósito nacional que nos una, a fin de vencer la desigualdad que ostenta este aparente próspero país.

     Nuestros estudiantes, que muchos no saben qué se conmemora el 9 de enero, deben conocer esta historia, especialmente porque fueron jóvenes los que tuvieron la iniciativa de hacer valer el acuerdo y de ver ondear la bandera en esa escuela.  Nosotros, como padres, abuelos y ciudadanos responsables tenemos el deber de no dejar morir el recuerdo de los mártires.

*en Panamá denominamos gringos a los estadounidenses

**zoneíta se denomina todo lo que funcionaba en la Zona del Canal