26 de julio de 2010
Cuando se acerca el fin de semana y uno ya se siente abrumado de todos los sobresaltos que a diario nos ofrecen los problemas que agobian al país, se encuentra un solaz en dos programas de radio los viernes que, dentro del relajo, hacen señalamientos puntuales a muchas situaciones que en otras circunstancias nos pondrían en estado depresivo.
Se trata de «Sobre Ruedas», conducido por Fernando Correa, que hasta hace poco era estrella del fenecido Debate Abierto, y un grupo de locuaces animadores que hacen ameno el balance final de la semana, y «Proyecto Criollo», un nuevo espacio que conduce Ricardo Lombana, que en su última versión hizo un relato divertido de todas las locuras del primer año de locura, valga la redundancia.
Entre broma y en serio, las críticas son agudas y las evaluaciones todavía más puntuales. Son casi como las glosas de los diarios, que bien recoge en una sola entrega el servicio de noticias diario que nos entrega el Vamaga, pero que para entenderlas, debido a que cada diario usa un término diferente para cada uno de los personajes que conforman la fauna política, habría que hacer un glosario y saber que Manacho y el Enzapatillado son el mismo en uno y otro medio de comunicación. O que el Paki y Stalin se refieren a un solo ministro.
Veo con preocupación la forma en que se está manejando el tema de las denuncias que hizo el ex funcionario Barahona al ministro más popular del Gabinete. En vez de explicar a la ciudadanía que en realidad no se trató de un asalto a las arcas del Estado, el animador de la tele se armó con un fornido abogado y fue a demandar al que lo acusó. La verdad es que a estas alturas de la locura, todavía no entiendo por qué ese ministro es el más popular: no ha hecho nada más que salir en cuñas de televisión, es una figurita que si habla no me acuerdo, pero tal parece que en el gabinete hay una olla de grillos y de envidias contra él.
Igual veo que el problema del municipio capitalino no tiene visos de mejorarse, sino todo lo contrario. Se está enredando cada vez más y lo que vislumbro es que ni siquiera seremos testigos de ver al Alcalde presentar sus credenciales ante Micky Mouse.