La ética y la política Opinión Panamá Publicado en La Estrella de Panamá

“Show time”

MARIELA SAGEL*

24 de Enero de 2010

Cuadro de El Greco, titulado La Nave de los Locos
Cuadro de El Greco, titulado La Nave de los Locos

Todo parece indicar que lo que acontece y acontecerá en los próximos años va a ser sujeto de actos histriónicos dignos del record Guinness que el señor alcalde aspira alcanzar.

Primero fue el aparatoso montaje de búsqueda que se dio el Día de los Inocentes, digno de la persecución de un sujeto de alto riesgo, por tierra, mar y aire, en detrimento del ansiado combate a la delincuencia que llena de luto y sangre los hogares panameños, en ocasión que se dictó una orden de conducción al ex presidente Ernesto Pérez Balladares por el supuesto delito de blanqueo de capitales.

Como ya en otras ocasiones me he referido al tema, voy a obviar lo escrito para ir al grano y develar algunos detalles que, en días recientes, he podido recabar y que me autorizan para emitir los fundamentos de este caso, sin entrar en los detalles legales del mismo, que a veces confunden a las personas.

Primero hay que dejar muy claro que a nadie se le imputa el cargo de blanqueo de capitales si el origen del dinero es lícito. Entiéndase como negocios ilícitos el contrabando de licor, drogas, etc. y para que una persona sea acusada de tal, se le deben entregar sumas de dinero que él, a posteriori, las devuelve a su procedente, habiéndolo lavado, como se dice vulgarmente. El negocio de casinos no es un negocio ilícito.

En segunda instancia, y tal como recientemente lo destacó el zar Anti Corrupción, “ los familiares del presidente tienen los mismos derechos que todos los ciudadanos ” al defender la contratación de unos bordados. Un yerno del ex presidente figura como directivo de una de las concesiones de casinos, lo que caería dentro de la misma categoría que lo señalado por el funcionario.

Siguiendo con el caso, la Unidad de Análisis Financiero (UAF) entregó información a un diario impreso violando todas las reglas establecidas en el sistema bancario, poniendo en grave peligro la confidencialidad que debe existir. El 80% del expediente que se le sigue al ex presidente está compuesto por las publicaciones mencionadas. De la misma forma que la vocera de la Presidencia exige ahora que ese mismo diario entregue copia de los cheques que señalan manejos oscuros en el Fondo de Inversión Social (FIS), debería exigirse que ese medio indique cómo y con qué mecanismo o a través de qué maniobra obtuvo copia de los movimientos bancarios de las cuentas donde supuestamente se vincula a Ernesto Pérez Balladares.

Peor aún es el caso legal per se: el ex presidente está en un estado de total indefensión, no existe un juez que vea su caso, de tal forma que no puede presentar una fianza y encima de todo, se le está acusando de una causa juzgada y prescrita, lo que los seglares dirían que es doble juzgamiento.

Los caricaturistas y glosistas han hecho fiesta por el hecho que el ex presidente esté en su acomodada residencia, donde todos conocen que no vive humildemente. Lo que no debe ser para nadie un secreto es que el padre de don Ernesto fue un conocido médico que, siendo oriundo de Nicaragua, construyó un respetable patrimonio en nuestro país, donde contrajo matrimonio con una distinguida dama chiricana y envió a sus dos hijos a las mejores universidades estadounidenses a educarse, y no precisamente con becas, y a su hijo mayor, ya casado y con una hija, le pagó dos maestrías —a una universidad a la que algunos de sus enemigos quisieran haber entrado o salido con la frente en alto— y encima, le regaló su primera casa en Obarrio. Mejor dicho, en buen panameño, “ no llegó limpio ”. Y con todo y eso, corren ríos de tinta indagando cómo un funcionario público hizo tanto dinero.

Para finalizar, aunque esto es apenas el principio, debe destacarse que el Ministerio Público no administra justicia, por lo que en el caso del ex presidente ha actuado con dolo. Como bien señalara el Ing. José Blandón, se ha judicializado la política. El resto lo dejo a la imaginación de mis lectores.