Siguiendo con la manipulación mediática
MARIELA SAGEL*
La Estrella de Panamá, 10 de Octubre de 2010
El domingo pasado publiqué cinco de diez teorías de manipulación mediática que estableció Noam Chomsky, el filósofo y lingüista que solo al ser nombrado crea polémica. Ahora concluyo con las restantes, no sin antes comentarles que en Facebook se armó todo un foro al respecto, que resultó muy productivo, porque así como Chomsky es admirado por muchos, otros lo tildan de charlatán, pro Chávez, en fin, que lo bueno es el intercambio de ideas. Espero que esta entrega levante tantos comentarios con el nivel de respeto que se manejó, de parte de detractores y de pro Chomsky y todos salgamos fortalecidos:
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones o inducir comportamientos. Un ejemplo es la insistencia en repetir el único programa que han logrado iniciar con éxito, los 100 para los 70, y la sopeteada cuña de ‘Vamos bien’.
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. ‘La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’)’. Ahora mismo estamos ante una cortina de humo frente al tema de inseguridad, así como de las contrataciones millonarias directas, que se están auto adjudicando, y todo eso aderezado por el pan y el circo que nos distrae.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto. Nunca ha sido más acertada esta máxima, cuando el lenguaje que se usa es soez, la vestimenta es chabacana y la forma de comportarse, aún en lugares de diversión, rayan con el escándalo.
9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solo él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución. Esto se aplica muy bien frente al reciente fallo contra dos periodistas. El presidente despotricó contra los medios y después dijo que indultaría a los dos comunicadores. Indultar es aceptar que cometieron una falta, así que ese indulto no lo deben aceptar bajo ninguna circunstancia.
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el ‘sistema’ ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
Esta última teoría ‘chomskiana’ es de doble filo, porque aún es inexplicable cómo personas que fueron peones de la finca del presidente en Soná, sus empleados en los supermercados y sus proveedores de negocios, hayan votado por él. La respuesta obviamente es que no había una buena oferta electoral, pero sobre eso tengo que hacer otro artículo donde señalaré, seguramente, a los verdaderos responsables de que estemos en manos de la banda de los locos.